Hola, ¿me recuerdan? jajaja
Perdón por la tardanza, sé que solía actualizar casi diario, pero con esto de la cuarentena me da como depres y me bloqueo muy feo. PEEERO ya les traigo el capitulo 13 parte 1. YAAAY.
Decidí dividirlo, ya que me agarré a escribir y salió algo largo. Espero lo disfruten. CHAOOOO
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Cuando quedaba 1 día para que Frédéric se fuera la realidad me dejó congelada, 3 días antes no se sentía tan tangible el hecho de que se fuera a la guerra. Me sentía como si el estar con Frédéric fuera casi imposible,cada que nos acercábamos a estar juntos siempre había algo que nos mantenía lejos.
A medida que los días pasaban me sentía con menos energías, con menos ánimo, no sólo por que el que él se vaya lejos, no es lo único que está cambiando, todo el mundo cambió de la noche a la mañana. El mercado está desierto, las familias están tristes, los niños dejaron las escuelas, el dinero falta y todos están aterrados de que la sirena de ataque aéreo suene.
La guerra parecía haber llegado de la nada, primero era solo algo que parecía que ponían en los periódicos para crear polémica, después las noticias en la radio, los ataques a diferentes ciudades y países... pero todo parecía ser tan lejano, parecía como si yo estuviera viendo todo a lo lejos, como si nunca pudiera hacerme daño.
Todo era lejano, hasta que empezó a afectar a conocidos, hasta que dañó la economía, hasta que ví que se llevaban a mis amigos y vecinos, hasta que vi a los hijos llorando por la partida de su padre a la guerra y su madre a las fábricas, hasta que, sin darme cuenta, llegó y me dañó.
Terminé de arreglarme, mi vestido celeste estaba perfectamente planchado, me miré en el espejo y traté de sonreír, a pesar de los bajos ánimos tenía que disfrutar del tiempo que quedaba antes de que Frédéric se fuera.
Salí de mi habitación y miré la casa, siempre me ha gustado la tranquilidad, pero el ver la casa sola todos los días me hacía sentir como si siempre estuviera así. Mi padre ha estado ocupado con el gobierno y en fiestas, por lo que despierto, desayuno, leo, pienso, como, limpio y ceno estando sola, lo que es abrumador. Suelo poner la radio para evitar el sonido del silencio, pero muchas veces aprovecho que el señor Lobo está ocupado con los eventos de mi padre para escapar de casa e ir a la Frédéric.
He hablado con la familia de Frédéric (su madre y padre, hermana mayor -Evelyne- y sus dos hermanas más pequeñas -las gemelas Lilianne y Hortense-) sobre el incidente con Víctor, me disculpé y me ofrecí a ayudarles en todo lo que pudiera en estos tiempo difíciles, su familia escuchó mi historia y Frédéric les dijo que eramos novios, tuvieron algunas preguntas y aún después de contestarlas se veían dudosos, por lo que dijeron:
"-Odette, niña, vienes de una familia de lujos, una cantidad de lujos que tal vez Frédéric no te podrá alcanzar a ofrecer, mira a tu alrededor, vivimos fuera de la ciudad, junto a los animales y con techos que gotean. Tú padre no te dejaba tener a Frédéric de amigo, ¿tú crees que aceptará esto?- preguntó el Señor Berigner.
-La opinión de mi padre ya no influye en esto.- contesté segura.
-Odette, esto es serio, considera lo que vas a cambiar por estar con nuestro hijo, puedes irte ahora si no estás segura de poder con ello o puedes quedarte.- miré a Frédéric y sonreí.
-Me quedo-"
La familia festejó con una cena especial que consistía en soupe à l'oignon (sopa de cebolla), pan y vino. La única que estaba en desacuerdo era una de las hermanas más pequeñas de Frédéric, Lilianne, porque ella insistía que él dejaría de prestarle atención por estar conmigo, Frédéric habló con ella, pero la niña aún tiene sus ojos sobre mí, lo que me parece algo tierno.
Desde entonces pasé las tardes ahí. La casa de Frédéric era cómoda, me hacía sentir en un hogar, algo que no he tenido desde que mi madre falleció. Las personas en la casa siempre estaban activas. La madre de Frédéric y su hermana mayor suelen tararear y menear la cadera mientras cocinan, lo que le da un ambiente relajado, a pesar de lo que está pasando en el mundo. Sus hermanas pequeñas solían jugar con una muñeca de trapo con aspecto desgastado. Frédéric y su padre trataban de vender lo que se recolectaba en la semana, aunque cada día regresaban con menos dinero. Yo no tenía ningún puesto oficial en la casa, por lo que a veces ayudaba a limpiar, degustaba la comida que me ofrecían, jugaba con las niñas, a veces traía hogazas de pan y mantequilla y cuando llegaba Frédéric salíamos a caminar hasta que oscureciera y me llevaba a mi casa.
Un día, después de cenar, un camión llegó a la casa. Un hombre uniformado y alto se bajó del camión, preguntó por el padre de Frédéric, quien se levantó de la mesa, fue a su habitación y regresó con un pequeño saco donde probablemente llevaba su ropa. Las niñas pequeñas lloraban mientras su hermana mayor, quien las abrazaba. Frédéric y su padre se miraron y asintieron, en señal de despedida. Después el padre de Fréderic tomó las manos de su esposa y le dijo:
"-Cuídense, si no vuelvo, no dejes que mis hijas se queden en este pueblo, son inteligentes y bellas, el mundo es suyo. Las amo.- le dio un corto beso a su mujer y después miró a Frédéric.- Enséñales algo de lo que sabes antes de irte. Espero verte allá, hijo.- Frédéric asintió y su padre sonrió, despidiéndose de todos, para después salir por la puerta.
-¡Papá!- Lilianne y Hortense se soltaron del abrazo de su hermana y corrieron hacia la puerta, la abrieron y continuaron corriendo por la calle.-¡Papá, no te vayas!- todos salimos para tratar de seguirlas, ambas corrían lo más rápido que podían para alcanzar el camión donde iba su padre junto a otros señores del pueblo, pero el camión era más rápido que las gemelas, por lo que a los pocos metros se detuvieron, exhaustas.
Cuando llegamos con las gemelas pude ver sus ojos y narices rojas por llorar, abrazaron a su madre y repetían que no querían que algo malo le pasara a su padre.
Aunque una parte de mí se sentía triste viendo esta escena, otra parte de mí estaba furiosa. Estas personas tenían que irse, tenían que dejar a su familia, ir a un campo de batalla a matarse entre ellos por problemas que ellos no causaron, a ser usados como peones, mientras sus líderes estaban viéndolos desde un lugar seguro. Personas inocentes eran enviadas a morir, mientras personas como mi padre estaban de fiesta celebrando sus avances en la guerra. Nos quedamos unos minutos viendo el rojo atardecer, todos sumergidos en sus propios pensamientos, en sus propias emociones. Regresamos a la casa en silencio.
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15/07/2020
-Eve
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Cartas en Francia
De TodoUna historia corta que se desarrolla durante los inicios de la Primera Guerra Mundial. Odette, la protagonista, regresa a Francia, con un matrimonio arreglado por su padre, un importante político. Al regresar a Francia, Odette se reencuentra con su...