Capítulo 3: Golden Week

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Antes de mudarme a Tokio, mi familia tenía la costumbre de salir en estas fechas a otras ciudades a ver las atracciones que ponían en esas ciudades. Sin embargo ahora que estoy solo, tengo más responsabilidades. No puedo darme el lujo de irme de vacaciones a otra ciudad.

—Daría lo que fuera por ir a Osaka ahora mismo, escuche que habrá nuevos lanzamientos en Namco* —suspiré.

El reloj marcaba las 5:30 de la tarde, el cielo ya estaba apenas obscureciendo.

Aquí en Tokio también es famoso por tener muchas tiendas y atracciones en la semana Dorada*. Me pregunto, ¿por qué Nakamura cierra el café en estas fechas? Tendría buenas ganancias y nosotros buena paga.

—Enigmas de la vida —me dije.

Tome mi teléfono y busque tiendas para visitar. No quería quedarme encerrado estudiando todo el tiempo.

Al salir de la ducha, me puse unos pantalones negros, un Jercey gris claro y tenis blancos.

Tome mi mochila, las llaves y salí en Dirección a Akihabara.

Había demasiada gente en las calles, me preocupaba que ya no encontrara los descuentos en Mandarake.

Después de un par de horas, salí de la tienda triunfante con una bolsa repleta de mangas*.

—Aún me sobra algo de dinero —mire mi billetera y emperece a buscar alrededor del lugar —ahora, ¿donde hay un puesto de ramen?

—¿Kimura? —pregunto algo sorprendido. Usaba una camisa azul marino y un pantalón blanco.

—S-señor Nakamura, no esperaba verlo aquí —dije con un tono nervioso. Su mirada se dirigió a la bolsa de Mandarake.

—¿te gusta el manga? —su tono serio hizo que mis nervios aumentaran.

—Eh...si, son buenas —solté una risa forzada.

Sonrió —¿Y alguno de ellos es Hentai*?

Mi cara se enrojeció tanto, haciendo que el riera.

—¡¿Está loco?! Yo no...— fui interrumpido

—bromeo, no tienes que estar tan nervioso —reía sin parar.

—A todo esto, ¿que hace aquí?, no creo que le guste el manga o anime.

—No, tienes razón. Pero a Ichiro le gusta los restaurantes temáticos qué hay por aquí.

—¿Ichiro?, ¿donde está él? —pregunté

—Se fue con su madre a esta tienda. Volteó al local de artículos de Doraemon.

Me daba curiosidad saber cómo era la esposa de Nakamura, pero a la vez no quería verla.

—¿Ya cenaste? —preguntó

—No, estaba por ir a un local de ramen —Sonreí tímidamente.

Me observo por un leve momento —Espera aquí —Caminó al local, perdiéndose entre tanta gente.

Al poco tiempo salió del lugar.

—Listo, podemos irnos.

—¡¿Eh?! ¿A-a donde? —lo mire confundido.

—A un restaurante —me tomo del brazo jalando de él  para que caminara.

—¿Y su familia?

—Ya les explique, andando —insistió

Llegamos a un restaurante de ramen que se encontraba subiendo al segundo piso de un edificio. Dentro era grande, las paredes estaban tapizadas de diferentes ukiyo-e*. El lugar me parecía algo caro.

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