Capítulo 6: Confesión

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Aunque mi prueba de horarios también había terminado, seguía llegando más temprano de lo habitual. Nakamura ya tenía una buena imagen de mi, y no quería perderla.

Una vez dentro de los vestidores, abrí mi locker y salió volando un sobre blanco. Al tomarlo, volteé el sobre para ver el remitente, pero estaba sin ningún dato.

—¿Que es esto? —me pregunté.

Abrí el sobre que contenía una hoja con textura y en ella escrita lo siguiente:

" Querido Kimura.

Lamento no poder hacerlo en persona, pero cuando estoy contigo no tengo el valor para decírlo.

Eres una persona increíble, divertida y atenta. Siempre te esfuerzas y eso lo admiro mucho. No me sorprende que en poco tiempo sintiera algo por ti.

Estaré afuera del café cuando se cierre, me encantaría pedirte una cita en persona...te esperare. "

Quien sea la persona que escribió esto, debió llegar mucho antes que yo, o ser del primer turno para poder dejarla sin ser descubierta.

Deje la carta en el locker y me apresuré a portar el uniforme.

Cuando salí de ahí me topé con Nakamura en el pasillo.

—Buenas tardes Kimura.

—B-buenas tardes señor Nakamura —di una reverencia.

—Te noto un poco ansioso, además de estar... sonrojado.

cubrí parte de mi rostro con mi mano.
Estaba avergonzado de que Nakamura me viera así. Tenía que tranquilizarme.

—Lo siento —dije

—¿Puedo saber que tienes?

Pensé un poco antes de contestar. Hace unos días él y yo salimos como un par de amigos. Si Nakamura me llama por mi nombre y me dio la autorización de hacerlo también.... entonces puedo contarle, ¿no?

Tome un gran respiro y dije por fin.

—Alguien me dejó una carta.... de amor.

Nakamura se desconcertó un poco.

—No se de quien sea, no tiene remitente.

—¿Y estás contento?

—¡No!... bueno yo...

El hecho de que alguien se interesara por mi si me conmovía un poco, pero no me interesaba en lo absoluto.

—Cual sea la decisión que tomes, solo asegúrate de que sea la correcta —me miró con seriedad —Tú turno ya casi empieza, será mejor que te centres en eso.

Ese tono al final me dio un escalofrío. Pero tenía razón, debía ser directo y darle mi opinión así sea dolorosa.

Durante el trabajo ideaba en mi mente las palabras adecuadas para no ser tan cruel, pero a la vez no dejar una gota de esperanza.

Cada vez que miraba el reloj y saber que en poco tiempo tendría que verme con la persona que me escribió, me ponía muy nervioso.


Me encontraba fuera del café, en la puerta trasera esperando. Mi corazón latía a mil por hora.

—Kimura. —una voz suave y familiar se escuchó detrás mío.

—¡¿Miura?!

—Yo.. quería agradecerte por esperarme.

¿Le gustaba a Miura? El solo pensar que la rechazaría me daba pena...

—Se que fue repentino...

—Escucha yo...

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