Capítulo 2 •Visión inicial•

30 4 0
                                    

Faltaban dos semanas para la celebración de Janet Red por la cual Lucy entraba en locura intensa y estrés, ya que ella debía encargarse de todos los preparativos. Ashley por su parte, no se preocupaba y se dedicaba a sus asuntos, porque al observar a sus padres se daba cuenta de que eran personas desquiciadas por una leyenda familiar absurda sin pruebas existentes.
Esa misma noche luego de terminar una de sus pinturas, Ashley decidió dormir y concilió el sueño no mucho tiempo después de su intento por conseguirlo. En ese momento, acontecimientos extraños empezaron a suceder en su estado somnífero.
Se encontraba en un pueblo concurrido, lleno de personas alegres con vestimentas acogedoras y extravagantes, en el lugar que parecía ser el centro de este mismo, debido a que allí se encontraban diversos comercios como panaderías y floristerías. Cada persona a la que ella miraba le sonreía con calidez en conjunto de un alegre saludo, a lo cual ella respondía de la misma manera haciendo un gesto particular de saludo con su mano cubierta por un guante de color rosa pastel que cubría también la mayoría de su brazo.
Al caminar en frente de una de las vitrinas de una tienda de cosméticos, pudo observar su reflejo. Se veía un poco mayor, pero aún mantenía su encanto de juventud, llevaba un vestido que para ella era antiguo, en conjunto de un sombrero de el mismo tono que el vestido y guantes. En cuanto a su físico, su cabello era del mismo tono, pero de un largo más extenso que el que ella recordaba y su cara estaba maquillada con delicadeza al igual que sus labios que se veían tono cereza. Aparentemente, en su sueño era una mujer hermosa, querida por la mayoría de personas en su ciudad sin problema alguno, de los preferidos en la jaula para pájaros.
Durante su camino hacia un destino aún desconocido para Ash de manera inconsciente elevó su mirada, la cual instantáneamente se colocó en un joven que parecía estar haciendo negocios de intercambio con un comerciante al lado de un carruaje negro. Era pálido, poseía mirada rasgada, de una altura mayor a la suya, cabello lleno de oscuridad resplandeciente y sonrisa perfecta a su parecer. Al verlo quedó sin palabras, pero salió de su sueño interno por lo que balbuceó para ella misma. Llegaría tarde a algún lugar.
Tras correr durante varios minutos, llegó a un lugar que era al parecer una pastelería. En las vitrinas del lugar se podían observar postres coloridos sobre bandejas doradas, decorados con delicadeza y perfección, lo que parecía ser el motivo de sus innumerables clientes diarios. Su armonía era capaz de proveer el encanto del canto de las aves.
Sin consentimiento, su cuerpo seguía moviéndose hasta llegar al mostrador de la tienda, dónde atrás se hallaba una anciana con ropas extravagantes y aura amable.

¡Perdón por llegar tarde! - Dijo ella en tono de preocupación a la anciana.

Lo entiendo, de todas formas, tienes cosas importantes que hacer, como ayudar al Padre Edward con la decoración de flores en su iglesia para la celebración de la boda de la próxima semana. Yo agradezco que estés aquí como mi "aprendiz de repostería", aprendes rápido y eres de ayuda. Y bien, ¿Dónde se encuentra Abigail?


Ya sabes, como su hermana se va a casar, ella también debe ayudar a su familia. Prometo que trabajaré duro para ocupar su puesto sin fallos ni interrupciones.


Me gusta tu motivación. Hablando de este tema, debo decirte algo muy importante. - Respondió la anciana en un tono agridulce.


¿Sucedió algo malo?


Janet, no me queda mucho tiempo de vida, mi edad se va aumentando y cada vez mis enfermedades empeoran más.


No señora Green, no diga eso, yo... - Y fue interrumpida.


Quiero que cuando el día de mi muerte llegue, tu seas quien herede esta pastelería por la que ambas hemos trabajado mucho tiempo. Hazme esa última promesa para ir a mi otra vida con tranquilidad.


Lo prometo. Heredaré y atesoraré esta pastelería importante para ambas para cumplir su voluntad.


Bien, confío en tus capacidades, ahora ¡A trabajar!


Luego de que los rayos de sol atravesaran las ventanas de aquel renovado edificio y resonaran los maullidos constantes de Cheryl, Ashley despertó con pensamientos confusos.
En el sueño que había tenido, su apariencia era similar, pero era como si estuviese viviendo la vida de otra persona. Pese a esto, luego de ocuparse de sus deberes en su hogar, se olvidó de dicho sueño y volvió a su encierro actual de marionetas.
Se aproximaba la hora de clases para los niños y adolescentes en Ceres, pero Ashley lo único que podía hacer era mirar a través de su ventana a los otros niños con uniformes y bolsos dirigiéndose a sus respectivos centros de educación mientras sus ojos se hacían cristal una vez más.
Las ideas de sus padres eran tan confusas que Ash solamente era capaz de vivir en la burbuja cristalina aparte del mundo que ellos habían creado. Sus padres no le permitían asistir a un centro educativo externo a su casa porque decían que "No querían que su hija aprendiera malos valores y enseñanzas incorrectas de otras personas" por lo cual recurrían a un profesor particular de unos 50 años que proveía clases en casa y aunque no odiaba a aquel (para ella) anciano, anhelaba su libertad como las demás personas, quería obtener charlas interesantes al conseguir amigos, aprender con diferentes profesores, caminar con su uniforme limpio cada día hacia su centro educativo asignado mientras comía algo como las personas "normales", pero sabía que, debido a las extrañas ideologías de sus padres, no podría hacer su sueño realidad, y no solo este, habían mil sueños más que anhelaba cumplir con todo su ser, pero sus alas habían sido cortadas hace mucho tiempo.
Al menos para su suerte, tenía a Cheryl y a varios libros de su interés que había encontrado en un escondite ubicado en la pared de su habitación, pero debía mantenerlos ocultos porque sus padres solo le permitían leer relatos bíblicos. Su profesor le había regalado en secreto para su anterior cumpleaños un reproductor musical, el que ella atesoraba y utilizaba la mayoría del tiempo para relajarse durante la mayoría del tiempo, ya que sus padres solo llegaban a cenar, dormir y cuando ella despertaba al día siguiente ya ellos no estaban. Era costumbre desde que cumplió cinco años y dejó de necesitar un cuidado excesivo para sus necesidades básicas.
Horas después, su profesor Clawd Miracle llegó a impartir sus lecciones, esta vez sobre matemática avanzada. Él sabía la situación de Ashley y al igual que ella, opinaba que sus padres vivían en locura extrema, así que de vez en cuando le ofrecía regalos como libros con relatos de terror o fantásticos y cuando tenía tiempo le regalaba postres de una pastelería algo famosa del pueblo por su antigüedad. Clawd se sentía culpable de su situación, ya que él tenía una nieta que poseía todas las oportunidades de libertad, pero no soportaba el trato de Roger y Lucy hacia Ashley. Sin embargo, no había algo que el pudiese hacer en contra de dos figuras importantes en aquel pequeño pueblo, más que enseñarle a Ashley lo básico de educación y de vez en cuando ideas de libertad.
Al terminar las lecciones, Clawd le dio un nuevo libro a Ashley con un título llamativo y luego se fue de aquella amplia residencia de los Red. Ella atraída hacia el libro subió a su habitación y sobre su cama comenzó a leer aquel interesante libro nuevo sobre dragones hasta quedarse dormida con este mismo sobre su pecho y con Cheryl ofreciéndole un terapéutico ronroneo a su lado.

Pasado en PresenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora