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Después de la conmoción del momento, la recién formada pareja, bajó del escenario agarrados de la mano y con una sonrisa de ojera a oreja en el rostro

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Después de la conmoción del momento, la recién formada pareja, bajó del escenario agarrados de la mano y con una sonrisa de ojera a oreja en el rostro.

Los primeros quienes los esperaban para algún tipo de explicación eran Ace y Sabo, quienes a pesar de no tener una mala expresión, ponían de los nervios a Trafalgar.

— ¿Y bien? — Inquirió Sabo con los brazos cruzados.

— ¿Qué de qué? —Contestó el menor embobado.

El ojeroso río por lo bajo al ver como Luffy estaba en las nubes.

— ¿De qué te ríes panda? Ahora comprendo por qué preguntabas todo el tiempo por Luffy. —Comentó Ace, estaba decepcionado de sí mismo al no haberlo sospechado antes. Sin embargo durante sus visitas al hospital, el pecoso estaba demasiado inmerso en Marco, como para notar los sentimientos de Law.

— ¿Torao preguntaba por mí? —Se asombró Luffy y miró a Trafalgar con ternura. — ¡Eso nunca me lo dijiste, Ace! —Se quejó el menor.

—Se me olvidaba— Se excusó el pecoso.

El chico de cabello dorado soltó un sonoro suspiro.

—Como sea, Law, por favor cuida de nuestro hermano menor, es muy inocente— Ace asintió levemente enojado.

Pronto se sumaron a la conversación lo demás, que a pesar de no tenerle confianza al ojeroso debían aceptar la decisión de Luffy. Marco se acercó a Trafalgar y le dio unas alentadoras palmadas en la espalda.

—Sabía que podrías—Comentó el rubio con una sonrisa en el rostro— Felicidades.

— ¿¡Tu sabias!? —Inquirió el pecoso al sentirse traicionado.

Nami se acercó a Trafalgar y apretó con fuerza su hombro, su rostro no parecía en lo absoluto feliz. Daba miedo.

—Si Luffy así lo quiere, te daremos una segunda oportunidad, así que cuídalo bien, Torao-Kun.

— ¿Segunda oportunidad? — Repitieron Ace y Sabo al unísono.

Para evitar el tema de la segunda oportunidad, Trafalgar recordó como había llegado hasta esa situación, y cayó en cuenta del premio que acababa de ganar, era algo peligroso si caía en las manos equivocadas, pues podría dejar a todos los puestos sin comida, y por desgracia, el premio estaba en las ambiciosas manos de un chico llamado Monkey D. Luffy.

Todos arrasaron con la mayoría de los puestos de comida, repentinamente todos querían al ojeroso por haber ganado el premio, en realidad a Law no le importaba si los demás lo querían o no, lo único que le importaba en esos momentos era Luffy, quien comía y reía desbordando alegría, y todo gracias a él.

Después de quedar satisfechos, decidieron deambular un rato más hasta que encendieran los fuegos artificiales. Todos se situaron en un pastal que daba de frente con el rio, para observar la pirotecnia.

Una razón para amarte. [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora