ETERNAMENTE TUYO #3 Mercancía

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Cada segundo fluía tan rápido que no parecía tener piedad alguna con su cuerpo, mucho menos con su mente que de a momentos se volvía más letárgico, volviendo a ella recuerdos, los cuales habían sido desterrados hace tanto tiempo y otros simplemente se desvanecían. 

-Volvere a tener poder, vida eterna. 

-¿A costa de lo que sea?

-Sí.

-Que así sea pues, tus deseos y ambición han superado tu corazón. Cuando llegue el momento parecerás. 

-¿Enviaras a alguien a matarme, como la última vez?

-Tu atraerás la muerte a ti. 

-Esta vez... nadie podrá matarme. 

-Eso es lo que tu crees...

Y así aquella voz delicada que venía en un susurro de la noche, igual que una suave brisa, que una luz tenue de una luciérnaga se fue apagando lentamente hasta que en su lugar el sonido de la noche y las criaturas en ella resonaron fuertemente en sus oídos. 

-¿Crees que vas a poder quitarme mi destino?-Espetó Seung Gi en un murmullo con su voz cargada de resentimiento, uno tan grande que había perdurado en el tiempo, durante tantas vidas. Sin embargo de a momentos su mente disolvía aquel rencor y el ser que lo provocó pero el dolor hacía que recordara. Su alma humana y animal agonizaban con cada respiración, con cada latido de su corazón. 

En la deriva del tiempo su cuerpo, corazón y alma lloraban en la soledad de la oscuridad, la cual se llevó sus recuerdos, la felicidad que una vez tuvo y olvidó, quedando así la ambición de una venganza por el ser que una vez lo abandonó y si eso no fuera poco, el mismo ser divino quien le dio toda esa felicidad mando a alguien para matarlo, aquel recuerdo en raras ocasiones venían a su mente evitando que perdiera el rumbo de sus acciones. 

Por otro lado pese a querer recordar la imagen de su verdugo, su rostro se desvanecía. 

Esta vez sería diferente se prometió, esta vez tendría el poder para enfrentar a su verdugo y a cualquier otro ser divino que viviera a liquidar los restos de su alma sangrante.