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Especial Baekhyun parte 1

-¡Vuela alto Baekhyun! ¡así...más arriba! ¡no tengas miedo!

Su mente trae de sus memorias aquella voz una y otra vez, ecos de ese tono profundo y cálido a la vez, repitiendo su nombre sin descanso, queriendo dar un poco de fuerza a su muy maltratado cuerpo, a su muy destruida mente que apenas se mantiene con recuerdos.

-Chanyeol-pronunció despacio en un hilo de voz.

El frío de la celda se filtra por cada poro de su cuerpo, haciéndolo temblar de pies a cabeza y al mismo tiempo trata de respirar aquel aire frío que congela su cuerpo, sin embargo parece no querer entrar, cada respiración es un punzante dolor en su pecho. Esta vez se habían excedido con los golpes y como no hacerlo cuando la anterior noche estuvo a punto de escapar, solo tenía que correr un poco más sobre la nieve hasta llegar a un claro, pero no pudo más, cayó a pocos pasos y así el claro del bosque a unos cuantos metros se alejó cuando lo arrastraron de vuelta a su prisión.

Con una sonrisa en sus labios impulsó su cuerpo con sus manos para así poder girarlo, quedando boca arriba para observar el techo por unos instantes, dejándose envolver por la oscuridad de la celda donde ningún fragmento de luz parecía querer colarse en ese momento. Dos pequeñas lágrimas cayeron de sus ojos las cuales pasaron por unas pequeñas heridas en sus mejillas, el ardor parecía no doler, ni quemar, solo estaba ahí, como él, solo existía.

Vivía de recuerdos en esos instantes, donde la esperanza parecía desvanecerse a su alrededor en pequeños fragmentos para no ser alcanzada por sus manos. Sus memorias que pese a todo se aferraban a él con la mayor fuerza que podían tener para no dejarlo sucumbir. Ya el tiempo se había desvanecido, dejándolo en un momento de quietud donde la soledad amenazaba con llevarse lo que quedaba de su cordura.

-Debí...debí escucharte.

Recordaba el día en el que desapareció como si fuera el día anterior. Chanyeol se había enojado muchísimo con él, no quería que fuera a escalar con sus amigos. Lo que debió ser un campamento en las montañas terminó con él siendo perseguidos por serpientes.

-Debí...debí haberle dicho a papá lo que estaba investigando.

Habían demasiadas cosas de las que se arrepentía pero de la que más se arrepentía era de no haber entregado las pocas pruebas que logró recolectar y entregarlas a su padre, si lo hubiera hecho se habría deshecho de esa ave de carroña.

Desde el año anterior a su secuestro varios cambiantes sin manada se agrupaban en las calles de Seúl, su amigo Sehun fue en su ayuda, sabiendo de su corazón bondadoso hizo que fuera el principal donador para un refugio. Aún recordaba haber mentido a su padre con la construcción de una cabaña para que le diera el dinero suficiente. Sus hermanos hasta donde sabían Baekhyun era el hijo menor, el que pedía y pedía dinero para sus caprichos, el buen estudiante universitario que pese a ser demasiado caprichoso no se metía en problemas.

Al pasar de los meses los cambiantes empezaron a abrirse y así uno a uno fue hablando con él y Sehun, un cambiante zorro con especialidad en psicología. Los relatos les rompieron el corazón. Cambiantes vueltos esclavos de un día para otro, usados como objetos, violentados de distintas formas y cuando se cansaban de ellos eran desechados en las calles de Seúl, los que pertenecían a Corea, los que tenían suerte y de los demás...seguramente yacían en alguna fosa.

Tras algunas sesiones con varios cambiantes lograron obtener vagas descripciones de los que los raptaban. Pero la más valiosa cambiante que le dio la información más importante era una leopardo de las nieves, pertenecía a una especie tan rara que incluso Baekhyun que había visto a muchos cambiantes de especies extrañas a lo largo de su vida se extrañó al encontrar a la cambiante como una drogadicta casi al borde de la muerte.

ETERNAMENTE TUYO #3 MercancíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora