Cuando ella bajó las escaleras destartaladas de la pensión lo vio esperándola con su inexpresivo rostro. En silencio la condujo al carruaje.
— Debo pagar. — murmuró señalando el lugar.
— Ya está hecho.
— ¿Que paso cuando desaparecí? — Preguntó acomodándose.
El corrió sus piernas suavemente para que ella se acomode.
— Tu hermano vino a buscarte en mi casa. — Dijo mientras el carruaje arrancaba.
— ¿Te sorprendiste?
— Si.
Ella apretó los labios para no sonreír.
— ¿Has cuidado del jardín?
— Si.
— Estoy asustada.
— Deberías. — El miro la ventana para ocultar la sonrisa al verla asustada.
— Gracias por tu consuelo.
— De nada.
— ¿Svetlana?
— En casa.
Ella suspiro frustrada por sus cortas respuestas.
— Dime algo que no sepa. Y que contenga más de dos palabras. Prohibidos los monosílabos.— Pidió sentándose más cómodamente.
— El 9 de marzo Federico III de Hohenzollern fue elegido emperador de Alemania y Rey de Prusia después de la muerte de su padre Guillermo I de Alemania.
Ella lo miró sorprendida.
— Bueno gracias por esa información tan relevante. — Ella se mordió el labio y se río sin poder contenerse.
Él sonrió sin poder evitarlo.
— Así que los tienes completos.
El la miro extrañado.
— A tus dientes. — Le explicó divertida.
— ¿Como te hicieron esas cicatrices que tienes así? — Ella se marcó el brazo.
— Me las hice yo.
— ¡Oh! — Ella lo miró indiferente. — ¿Te parecieron pocas las demás?
— Por supuesto.
— ¿Me lo contarás algún día con que te las hiciste? — Susurro mirándolo intensamente.
— Quizá.
Victoria le sonrió mostrando todos los dientes.
— Eso me hace sentir muy esperanzada. ¿Crees que sobreviviré?
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Entre Orquídeas y Secretos ✓
RomanceLa vida para Mikhail Gurevich había perdido el encanto hacía muchos años, cuando había sido desprovisto de alma, familia, tierra y nacionalidad. Pero conocerla a ella le había impactado, con sus suaves ademanes, sus ojos azules y sus flores. El...