Capitulo 22

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Victoria salio de la casa y se sentó al lado de su cuñada que estaba mirando las rejas cerradas con candado en la lejanía

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Victoria salio de la casa y se sentó al lado de su cuñada que estaba mirando las rejas cerradas con candado en la lejanía. La casa le parecía tenebrosa y lúgubre. El brillo y la felicidad habían sido aplastadas por un hombre que solo tomaba vodka y rompía los amados iconos de su marido. 

  Tomo a Svetlana de las manos y le acaricio el cabello con cariño. La obligó a mirarla y limpio las lágrimas que caían suavemente de sus ojos asustados, el ojo izquierdo estaba morado e hinchado casi cerrado. 

— Debes aguantar un poco mas cariño. — Le dijo en un susurro. 

— No se como haces para no querer matarlo. Es un tirano. 

— No es el primer tirano con el que trato. Hable con algunos lacayos. — Victoria miro alrededor y se levanto. — Caminemos para poder hablar, hay oídos cerca. 

 Svetlana miro la casa y noto que los hombres que siempre acompañaban a Vladimir las observaban. 

Hacía una semana que estaban aguantando ese infierno y su cuñada se había llevado varias cachetadas e incluso un puñetazo, ella lo había golpeado para defenderla y Victoria podría jurar que había perdido la mitad de su cabello de la forma en que el le tiraba el pelo. 

— Pude hablar con algunos de nuestros empleados. 

— ¿Como lo lograste? — Pregunto Svetlana. 

— No importa. Lo que importa es que logre una esperanza. 

— ¿De que hablas? 

— Detrás de la casa, pasando los arboles frutales hay un pequeño cenador. 

— Si. — Murmuro la joven. 

— Emilia ¡bendita sea! esta dejando algo para ti en el. — Musito ella mirando la casa mientras se dirigían hacía adelante pasando el camino de árboles. 

— ¿Que? 

— Un pantalón y botas, una capa, ropa que necesitas. 

— ¿Un pantalón? — Pregunto extrañada. 

— Deja de interrumpirme. — Le dijo impaciente. — Cierra la boca y escucha atentamente. A las tres de la mañana de esta noche saldrás de la casa y te dirigirás hacía el cenador, te pondrás esa ropa y rodearas la casa, caminaras bien pegada a las paredes. 

— Es imposible salir sin llave. El tiene el portón cerrado. 

— Dejame terminar. Un caballo estará esperándote en el sur de la propiedad, del lado de afuera. Tendrás que trepar el portón. 

 Svetlana miro las puertas de hierro de dos metros y medio de alto. 

— No estas hablando en serio. — Susurro con temor. 

— Lo estoy, estoy hablando muy en serio. Es la única oportunidad que tenemos. La treparas y te iras en ese caballo.

— Nos iremos juntas. 

Entre Orquídeas y Secretos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora