"La manera en que vemos las cosas"
–Si no quieres... –comencé a entablar.
–No, ya pasó. Solo necesitaba entrar en mi papel –resopló–. Tú también deberías hacerlo, tienes ojitos de morrocoy. –Mencionó apacible, haciéndome reír–.
–¡Claro que no!–negué.
–En serio.
–A ver...–me moví y subí el pequeño espejo del auto, para poder ver mi rostro. Y sin dudas Strong tenía razón, mi cara se encontraba roja y un poco hinchada. Mis ojos estaban con restos de lágrimas secas, haciéndolos ver más brillantes y que se aumentara el tamaño de las pupilas–. Que linda...merezco una fotografía. –Comenté despectivamente.
–Eso pensé...voltea–la luz del flash me cegó–. Nuevo fondo de pantalla.
–Ja, ja...graciosito –le dije sarcásticamente–. Vámonos, ya no hay arreglo para mí. –Estiré mis manos y jalé mi cartera de cuero rápidamente, abrí la puerta y salí sin esperarlo– Oye, dejé mi vaso dentro–. Observé por el vidrio de la puerta ya cerrada.
–Siempre usando mi auto de basurero...corroboro, es cierto que no tienes arreglo –su figura estaba del otro lado del auto, colocándose su mochila en el hombro, cerrando su puerta.
–Pero se llenará de hormigas...
–Y tú lo limpiaras luego.
–¡Rayos! –dije colocándome a su lado mientras comenzábamos a salir del estacionamiento para entrar al campus.
–¿Yo te mandé a tirar el café?–tocó con sus dedos su pecho.
–Serás...–me controlé para no insultarlo–. Pero gritaste escandalosamente y tocaste un claxon a mi lado en una calle solitaria.
–Cierto...–rió.
–Cierto –lo remedé.
–Que mal novio tienes –mencionó luego de un rato.
–Si, uno que no me quiere ir a buscar a mi casa todas las mañanas.
Indirecta muy directa.
–Oye, lo hice el viernes pasado.
–Por eso dije que no lo haces todas las mañanas –le expliqué–Listen, Strong–. Señalé mi oreja.
–Siempre lo hago–me dió un beso en mi mejilla.
Caminamos por unos cinco minutos, cruzando hasta la facultad de negocios, de negros azulejos y enormes vidriales brillantes oscuros. Ubicándonos en el salón veinticinco, mientras saludábamos a varios chicos que iban y venían desde todas las direcciones posibles. Veíamos desde ese punto como las secciones de la facultad se extendían circularmente, tomando como eje una gran estatua de oro con la figura de tamaño real de una mujer de ropas gregorianas, con un cabello de rizos recogidos y los ojos tapados con una venda gruesa de fuerte nudo.
–¿Por qué eres tan linda?–me pregunta de repente sacándome de mi embelesamiento con esa mítica figura ciega.
"Tonto" Susurré.
–Deja tu cursilería, Strong–rodé los ojos y solté su mano, para adentrarme en el gran salón de clases. Entré con él siguiéndome, me senté en una de las mesas compartidas de extenso espacio y de granito tan blanco, que podias ver tu reflejo –exceptuando las pantallas táctiles que cambiaba el color a un color negro– así fué como vi que Strong se sentó a mi lado luego de pronunciar su puntual buenos días, llamando la atención de las pocas personas que se encontraban dispersa en diferentes partes del recinto.
ESTÁS LEYENDO
Strong
Misterio / SuspensoPriceville es una pequeña ciudad con 22 160 habitantes, todos ellos muy adinerados y excéntricos, quienes la definen por su clima fresco y tranquilo durante el día, mientras que por la noche desata su pequeño infierno bajo tierra; lo cual la hace po...