Capítulo 4

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Adam

- Adam - escucho a mis espaldas - espero que no estés pensando en anotarte a ese festival - dice el jefe con el folleto en su mano.

- Sí, estoy pensando en anotarme, me parece una buena oportunidad para que la gente conozca mi música - respondo con un tono de voz algo inseguro.

Siempre trato de comportarme lo más respetuoso con el jefe y siempre sigo sus órdenes, no me gusta hacer esto, pero él es mi jefe y sé que me aprecia.

- Esas estupideces no te van a llevar a nada, la música es una puta mierda inservible, concéntrate en tu trabajo, en ganar dinero, así sí conseguirás algo - se levanta y se apoya en mi hombro por lo que yo avanzo haciendo que su brazo caiga.

- Bueno, prefiero "desperdiciar mi vida" - hago comillas en el aire - haciendo música que ganando dinero sucio.

Él ríe sarcástico.

- Nunca vas a salir de aquí, ya entraste, no hay vuelta atrás - luego de decir esto le da una calada a su cigarro.

- Te equivocas - niego con la cabeza - ustedes me obligaron.

Flashback

- Por favor ya sueltenme - grito poniendo resistencia - no quiero estar aquí, déjenme ir.

- No seas llorón, ya llegamos así que callate.

- Por favor, no me hagan esto, no tengo nada, si quieren dinero yo no lo tengo, por favor - continúo suplicando.

- ¡Cállate! - grita uno de los hombres dándome una cachetada.

¿Por qué todo en mi vida tenía que ser de esta forma?, todo es malo, espero que me maten y sólo por eso dejo de luchar y dejo que me lleven con su jefe.

- Jefe, conseguimos a alguien - dice uno de los hombres lanzandome al suelo.

- Veo que es un niño - recalca cuando me ve.

Tengo que decir que el hombre es muy intimidante, tiene una frondosa barba, tiene los ojos rojos al igual que sus hombres y sigo sin poder descifrar por qué, es gordo pero no fornido, sus facciones son duras.

- Es un llorón, no nos va a servir de nada - exclama el hombre que me dio la cachetada.

- Nos va servir - dice levantándose de su silla.

Me toma de el brazo levantándome bruscamente.

- Mateme si quiere ya no me importa - me resigno.

El hombre frente a mi ríe.

- ¿Matarte?, no te voy a matar, te voy a ayudar, tendrás dinero fácil.

Al escuchar eso lo miro confundido pero feliz, por fin y tendré algo bueno.

Fin del flasback

- Tú decidiste quedarte, además, el dinero aquí es bueno - justifica.

Bueno, tal vez tenga razón, es cierto que el dinero es bueno.

- Yo hago todo lo que usted pida, pero por favor no me prohíba tocar música - pido - está bien, no hay manera de poder salirme de esto, pero dejame tocar en el festival.

Él rueda los ojos y asiente finalmente.

- Está bien, puedes tocar en ese puto festival - suspira cansado - ahora vete, hay una bolsa en tu cuarto, tienes que llevar ese encargo a esta dirección - me da un papel con una dirección escrita - es para un señor que quiere un cargamento, su nombre es Jacob Marcus.

- ¿Jacob Marcus? - pregunto.

- Sí, ganaré mucho dinero - sonríe.

- Querrás decir ganaremos - aclaro enarcando una ceja.

- No, esta vez no, yo ganaré, digamos que es algo más personal - sonríe.

No me parece justo tener que hacer un trabajo por el que no voy a ganar nada, pero no queriendo discutir, acepto y me voy a hacer mi trabajo.

Antes de salir, decidí buscarlo en Internet ya que me entró curiosidad. Encuentro que es un empresario exitoso, pff, ricos, son nuestros principales clientes, lo que no entiendo es por qué sólo el jefe ganará y los demás no, ¿cuál será esa "cosa personal" de la que hablaba?

Continúo leyendo y veo que su esposa murió por razones desconocidas, tal vez... No, imposible, no matan a los ricos, ellos nunca están en deuda, siempre tienen cómo pagar, por algo son "ricos", según Internet, no tiene hijos y no se le ha visto una pareja desde la muerte de su esposa, su nombre era Mandi Marcus.

Salgo a hacer mi trabajo, pero como siempre, tengo que ser muy cuidadoso, no pueden verme, me siento un asqueroso hijo de puta haciendo esto, pero como dice el jefe, el dinero es dinero, no importa cómo lo ganes. La dirección que me dan es de un casino que está cerrado hace un par de años, afuera de este, hay un señor parado en la puerta, debe ser alguien que trabaja para el tal Marcus.

- ¿Qué tienes en la bolsa? - pregunta cuando me acerco.

- Un encargo para el señor Jacob Marcus - respondo en un tono bajo.

Me mira indesciso y luego me abre la puerta.

- Que sea rápido - exige por lo que asiento y entro.

- ¿Jacob Marcus? - pregunto entrando.

- Finalmente llegó - aparece de una esquina - ¿traes lo que pedí?

- Sí señor - afirmo golpeando la bolsa.

- Bien...

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