Capítulo 7

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Abby

Al día siguiente, al ver a mi padre, la curiosidad de cómo murió madre me carcome la cabeza, no puedo pensar en otra cosa y cada vez siento más ganas de preguntarle a mi padre la causa de su muerte. Bajo las escaleras y lo encuentro en la mesa comiendo.

- Padre - lo llamo.

- ¿Qué necesitas? - pregunta cortante cómo siempre.

- ¿Por qué nunca hablamos de mamá? - pregunto.

Noto que mi padre se tensiona en su asiento y se acomoda la corbata.

- Yo... - su voz sale seca, por lo que carraspea aclarandosela - bueno... Es un tema algo fuerte para ti y no quiero que te afecte.

Está mintiendo, lo sé, lo conozco más de lo que cree.

- Padre, con todo respeto - digo tratando de calmarme debido a comencé a alterarme - ya soy lo suficientemente grande para hablar sobre el tema, dudo mucho que me afecte de una manera tan grave que...

- ¡No! ¡Abby, basta, no hablaremos de tu madre! - grita, por lo que yo me sobresalto y me siento sin formular palabra.

Algo está escondiendo, eso lo sé, pero con su temperamento, no va a ser fácil sacarle información, sin embargo, no pienso rendirme, merezco saber qué pasó con mi madre, cueste, lo que cueste.

- Si me disculpas, necesito ir a los servicios - me excuso, mi padre asiente y yo me voy.

Voy a mi cuarto ya sin apetito, si le decía a mi padre eso, no me dejaría irme nunca, por lo que me ví obligada a inventar una excusa para poder irme, sé que no se dará cuenta del hecho que no voy a regresar, él no se fija en ese tipo de cosas, no suele preocuparse por la gente, sólo por él.

***

Lunes, el peor día, odio los lunes, ¿quién no lo hace?, otra vez con las aburridas clases, ¿de qué me sirve?, sí, sí, cultura y eso... Pero, no me va a servir de nada, lo que más me sirve, son las matemáticas, pero lo demás, a menos que quiera desarrollarme en esa carrera, no me va a servir.

Alguien toca la puerta, por lo que termino de ponerme mis zapatos y voy a abrirla.

— Abby, ¿estás lista para tus clases? — pregunta Jaden cuándo abro la puerta.

— Por supuesto — afirmo y cierro la puerta detrás de mí.

— Permiteme escoltarte hacia tu sala de estudio — ofrece extendiendo su brazo para que lo tome.

— ¿A qué se debe tu repentina amabilidad? — pregunto tomándolo.

— ¿De qué hablas? Siempre soy amable  y cortez — pregunta sonriendo — para eso trabajo, para servirte a tí y a tu padre.

— Sí, pero no sueles llevarme a mis clases — me detengo mirándolo.

— Pasa que, me siento terrible por no poder hablar sobre el tema inmencionable, así que, para rencompensarte, haré mucho más de lo que hacía antes — explica.

— No es necesario, no estoy molesta contigo — mentira — sólo con mi padre, entiendo que no puedas tocar ciertos temas con mi persona, podría afectarme duramente — me toco el pecho fingiendo dolor.

— Lo siento, en serio me gustaría poder compensarte de alguna forma, esto es lo más que puedo hacer — pide disculpas.

— De hecho... Hay algo que puedes hacer por mí — digo sonriendo.

— ¿En qué locura quieres que sea tu cómplice? — pregunta.

— En una locura que llevo unos 6 años y seis meses tratando de llevar a cabo — le respondo, por lo que él me mira serio.

— Estuve a punto de quedarme desempleado por ayudarte con eso, no puedo arriesgar mi puesto aquí — explica.

— Por favor Jaden, no es como si nunca fueras a encontrar un empleo tan importante y adecuado para ti — trato de convencerlo.

— ¿Estás diciendo que no me quieres más cerca de ti? — pregunta fingiendo indignación.

— Tú sabes de lo que hablo — digo golpeandolo con el brazo.

— Lo sé, es sólo que... Me costó mucho conseguir este puesto, además, el tiempo que he pasado aquí, es maravilloso, no se trata sobre si logre conseguir un nuevo trabajo, se trata de si conseguiré un lugar en donde me traten casi tan majestuosamente como aquí — aclara.

— ¿Mi padre te trata majestuosamente? — pregunto incrédula haciendo comillas en la última palabra.

— Sé que es difícil comprenderlo, pero lo hace, la razón de su comportamiento hacia tu persona, es sólo porque trata de protegerte — explica.

— ¿De qué trata de protegerme? — pregunto soltando su brazo.

— Otra vez, hablé de más, por favor, ve a tu sala de estudio, tu pedagogo debe estar aguardando por ti — pide cambiando el tema.

— Esa cosa de la que me "protege", tiene algo que ver con mi mamá ¿cierto? — pregunto.

— Abby, esta conversación está finalizada — dice tratando de irse, a lo que yo lo detengo.

— Jaden...

— ¡No puedo decir nada! — grita haciendo que me sobresalte — soy tu amigo y siempre te voy a apoyar, pero hay ciertas cosas que no te puedo decir — dice molesto dejando de lado su elegante lenguaje, luego de decir esto, se va.

Me quedo quieta en mi lugar, completamente aturdida y confundida, de pronto se molestó. Siento unas fuertes ganas de llorar, es mi culpa, yo lo hice enojar, no lo culpo, también yo estaría enojada, pese a esto, me aguanto las lágrimas y continúo caminando hacia mi sala de estudio.

— Buenos días señorita López — saludo.

— Señorita Marcus, escuché que discutía con alguien, ¿todo bien con su padre? — pregunta.

— Todo está de maravilla — miento sonriendo.

— Está bien, si ya estás lista, podemos comenzar — dice, por lo que me siento.

La clase dura dos horas hasta que por fin acaba. Esta clase es la que más me gusta, es la de Español, me encanta aprender otros idiomas, además, siento que el aprender otro idioma que no sea inglés, me podría ayudar si algún día voy a un país en donde hablen este idioma, aunque, con mi padre aquí, dudo que eso llegue a pasar algún día. La clase que sigue, es trigonometría, la clase más aburrida después de historia.

— Abby — entra Jaden — tu profesora tuvo un percance y no podrá presentarse el día de hoy — informa — así que puedes ir avanzando con tu tarea de Español.

Él parece querer irse, pero lo detengo.

— Espera, lo siento, no debí insistir, es tu trabajo, no puedes decirme nada y lo entiendo — me disculpo.

— No lo sientas, tú mereces saber la verdad, el problema es que yo no puedo dártela — explica y yo asiento demostrándole que comprendo — yo también te debo una disculpa, no debí gritarte de esa manera, fue una reacción inaceptable, lo lamento mucho.

— No, no tienes que disculparte, yo estaba insistiendo mucho, obviamente que ibas a reaccionar de esa forma — digo.

— ¡Jaden! — escucho gritar a mi padre.

— Parece que me necesitan — sonríe y baja.

Me siento muy culpable por lo que hice, tengo que hacer algo por él.

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