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Jungkook

Hoy es el día. Hoy es el día. Hoy es el día.

6 años, 4 meses y 17 días de espera.

Por fin me casaré con el amor de mi vida, la razón de mis suspiros y de mis latidos desenfrenados, esa persona que hace que me sienta como un completo adolescente, donde el amor y las famosas mariposas se sientan todos los días a su lado. Una promesa con él, que hace que todo sea absolutamente maravilloso.

Todo está listo. Son las 8 en punto de la mañana y quiero que pase el tiempo demasiado rápido. Mi traje está frente mío, es un hermoso traje con saco blanco, dentro del mismo una camisa negra y pantalón negro, incluyendo unos zapatos del mismo color. Muero por probármelo.

Los nervios recorren mi cuerpo de la punta de mis pies hasta más allá de lo que puedo sentir. Tengo un escalofrío que recorre mi piel cada que recuerdo qué tan rápido ha pasado el tiempo, sobre todo él como he llegado hasta el día de hoy, donde mis sueños se hicieron realidad, algo que simplemente siento que es como una preciosa fantasía sin fin.

Tal como ese día en el que lo vi llegar, nuestra primera cita, nuestro primer beso, el día en el que nos hicimos novios, nuestra primer pelea, la primera vez que hicimos el amor, la propuesta de matrimonio, cuando nos mudamos juntos, el momento en el que adoptamos a Yeontan y comenzamos a ser una pequeña familia... hasta el día de nuestra boda.

Parece todo sacado de un perfecto cuento de hadas, donde el final está muy próximo a llegar y se lea la famosa frase "Y vivieron felices por siempre".

Mágicamente irreal, ¿no?

Relajé mis pensamientos y me paré de la cama, ya es momento de comenzar con los preparativos, inclusive podría decirse que hasta mi madre está más nerviosa y ansiosa que yo. No la culpo, su sentido de protección están alertas desde que le presenté a Tae. Aún recuerdo ese día. Nos la pasamos llorando como media hora, tanto que hasta me habló de casamiento, yo sólo le decía que eran tonterías y que no debíamos apresurarnos a crear ideas que no, pero henos aquí, con las ganas aumentando cada pasan los minutos.

 Nos la pasamos llorando como media hora, tanto que hasta me habló de casamiento, yo sólo le decía que eran tonterías y que no debíamos apresurarnos a crear ideas que no, pero henos aquí, con las ganas aumentando cada pasan los minutos

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Listo, con mi traje puesto, mi cabello peinado y un poco de maquillaje en mi cara, espero a mi mamá en nuestra sala.

Aquí en Corea están mal vistas las personas homosexuales y tienen una política muy rígida respecto a ello, además de que la iglesia no nos acepta como tales, por esas razones y más, la ceremonia será pequeña y poco llamativa, sólo irán las personas más cercanas a nosotros y sobre todo, cada uno de nuestros amigos y compañeros que nos acompañaron sin hacernos de lado. Puede que nuestra unión no sea "oficial" o "correcta", pero claramente será significativa, eso es lo más importante.

La ceremonia donde diremos nuestros votos será a las 2:00 p.m., la recepción de la boda (incluyendo la celebración de la misma) será a las 5:00 p.m. No falta casi nada, solo un par de horas y estaré caminando hacia mi prometido, mientras observo su hermoso esmoquin blanco con moño negro y unos hermosos botines blancos por igual, con su membrete negro. No puedo evitar imaginarlo, se verá precioso.

Escuché unos tacones resonar por la casa, de seguro era mi madre bajando por las escaleras.

–¿Mamá?

–Aquí estoy cariño, ya es hora de irnos.

Colocó su rebozo sobre sus hombros y agarró las llaves de la casa, seguido de las del auto, para así salir.
Justo antes de que lo hiciera, tomé su muñeca y la atraje hacia mi, dándole un abrazo lleno de cariño y amor, ella me dió unas suaves palmadas en la espalda, recibiendo gustosa el abrazo.

–Cariño, estoy muy feliz.

–Gracias por todo.

–H-hijo...

–Por apoyarme, por tomar ambos papeles en una familia, por aceptarme y por jamás dejarme sólo. Mu-muchas gracias, mamá. Te amo.– dije con mi voz rota, mientras lágrimas rondaban sobre mis mejillas y sonreía cálidamente.

–No tienes nada que agradecer– respondió mientras me veía a los ojos y limpiaba mis lágrimas –Vamos, futuro Kim Jungkook, es hora de entregarte al altar.– asentí riendo, me separé de ella y salimos de la casa.

Voy por ti, Kim Taehyung

siempre serás tú | TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora