siempre serás tú | TAEKOOK

2.4

Jungkook

Llevo sólo un día fuera de Seúl y ya extraño a Taetae. Desde que somos novios, tenemos acostumbrado pasar los fines de semana juntos, al menos con hacerlo un día es suficiente, y ahora que era más que necesario, porque puede que esos fines de semana en pareja se cancelen o se pospongan ya que entre a la universidad. Y como si fuera parte de mi desgracia, surgieron éstas pequeñas vacaciones para ir a visitar a mi tía. No le guardo rencor ni me muestro como un mal sobrino con ella, la familia siempre es primero, pero en éstos momentos me gustaría poner en primer plano a mi novio, aunque suene un poquito egoísta.

Es que él es mi futuro esposo... es cosa del destino

No he salido de la habitación que me asignaron desde que llegué. Mis ganas de estar aquí se redujeron a un 20 por ciento. Intento dar lo mejor, pero en serio estoy aburrido, he dado alrededor de treinta bufidos en 5 horas. Es agotador no hacer nada.

—¡Jungkook!— me llamó mi madre desde la sala.

—¡Mande!

—¡Tenemos visitas!

—¡Ya voy!

¿Tenemos visitas? Ni que fuera mi casa

Para evitar algún reproche, bajé las escaleras después de estirarme perezosamente y cambiarme de ropa, estaba algo desarreglado, recién había tomado una siesta y había manchado mi ropa con un poco de baba. No era mala idea ponerme algo un poco casual, además, me evito regaños por parte de mi mamá y mi tía.

¿Pero qué...?

Es ese... Yug-

—¡Kook!— el chico corrió en mi dirección y me alzó en el aire.

—Yugy... Eres tú, dios mío, cuánto tiempo.— dije un poco agitado después de que me dejara en el suelo.

Kim Yugyeom, mi mejor amigo. A él lo conocí cuando tenía 8 años, en el parque que visité con Tae hace unos meses. Fuimos amigos muy unidos, inclusive llegué a pensar que gustaba de él, pero desvíe esas ideas porque nuestra amistad era una de las más valiosas que existía. Hacíamos todo juntos. Jugábamos juntos casi todos los días, hacíamos incontables pijamadas y eso sin contar las veces que salíamos acompañados de nuestros padres para ir al cine o alguna plaza cercana. Simplemente algo incomparable.

—¡Sí! Estoy viviendo cerca de la casa de tu tía, a una cuadra. Como quería saber de ti todo el tiempo, venía a preguntarle a ella el cómo estabas o que tal te iba en la escuela. Tu mamá nos contaba todos los detalles.— me lo dijo con los ojos iluminados y esa bella sonrisa que posee.

—Oh, ya veo. Y, ¿porqué no te intentaste contactar?

—Temía que ya no quisieras ser mi amigo... me acobardé.

Entiendo su punto por completo. Él se fue después de que cumpliera 15 años, al terminar la secundaria. No supe nada de él hasta ahora, yo estaba muy triste por su partida ya que después de que él se fuera, se me hizo muy difícil hacer amistades o simplemente hablarle a mis compañeros, no conocía a nadie más. Hasta que llegaron mis hyungs a salvarme de ese pozo, aunque jamás fue lo mismo, ellos ya eran pareja y a veces se sentía incómodo, no tenía con quien compartir mis tardes como antes o inclusive me llegaba a sentir como la tercer rueda de nuestro trío.

—Pero Yugy, tú sabes que no podría enojarme contigo nunca. Tendría que pasar algo muy malo o deberías de traicionar mi confianza para que eso suceda.— aclaré con seguridad en mis palabras.

—Entonces, ¿n-no estás molesto?

—Para nada.— le sonreí y demostré empatía.

—Eso me alegra. Pero bueno, vamos a disfrutar este bello fin de semana que tenemos por delante. Hazme el favor de ser mi invitado.— mencionó en un tono formal bastante exagerado, yo sólo reí fuertemente. Me enseñó su brazo y lo tomé. Una de esas poses en las que escoltan a las personas, como una pareja.

—Claro que sí, joven.— respondí igual que él, tomé su brazo y salimos de la casa con una sonrisa que no se podría borrar en mucho tiempo.

Sin duda, éstas pequeñas vacaciones serán mejores de lo que pensé