Día 15: Sea Waves

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Día 15: Declarándose

"Verkwan"

(La playa de Jeju está basada en una en Port de la selva, un pueblo costero catalán cerca de Francia, fuí de vacaciones y me inspiré, no sé)


Seungkwan decidió que ese verano sería increible poder celebrar el cumpleaños de Seungcheol en la playa de Jeju.

Pidió permiso a sus padres para ir una semana a su casa en la isla y ellos lo vieron como una oportunidad para su hijo y amigos para relajarse.

El cielo brillaba de un azul cian de ensueño y las blanquecinas nubes se acumulaban en las colinas a lo lejos. La brisa marina removía los rubios cabellos del joven nativo de la isla, el aire olía a la sal del mar y se oía la felicidad de la gente disfrutando de un perfecto día de playa, Seungkwan susurró al aire.

"Estoy en casa..."

A sus espaldas Vernon lo miraba, el mayor tenía los ojos cerrados, el mentón en alto y una sonrisa relajada en los labios, el mestizo lo conocía lo suficiente para saber que era por eso que en Seúl le llamaban "El hijo de la isla Jeju".

Seungkwan amaba su tierra natal, y aunque Vernon sabía que le gustaba vivir en la capital, sabía de igual manera que Jeju era su lugar, que solo en la isla el joven se sentía como pez en el agua.

El rubio les condujo a todos hasta la casa en la que se había criado, no era un lugar grande, era una casa humilde digna de los origenes del chico, pero a Seungkwan le brillaron los ojos como si estuviera frente a la octava maravilla, y consiguió así contagiar su emoción a sus amigos.

Seungkwan propuso un juego para repartir las cuatro habitaciones entre sus doce amigos y él.

Una vez las habitaciones estuvieron repartidas, hicieron turnos para cambiarse e irse a pasar lo que quedaba de día en la playa.

Se dirigieron a una pequeña cala solitaria, tallada en la roca por la fuerza del mar. El sol, las nubes y las pequeñas montañas se reflejaban suavemente entre el vaivén de las olas.

Jihoon se quejaba por los fuertes rayos de sol, mientras los chinos charlaban tirados en sus toallas para ponerse morenos, Soonyoung, Seokmin y Mingyu entraron como niños corriendo a jugar con las olas entre los gritos de Seungcheol, que les gritaba para que volvieran a ponerse protección solar.

Seungkwan se movió con gracia natural entre las rocas hasta un lugar que sabía por experiencia que había un hueco para tirarse sin correr riesgo, Vernon observó como el chico que le gustaba desde hacía años se tiraba de cabeza y con elegancia, como una sirena, al agua crislalina y azul.

– ¡Hansolie!¡Ven aquí! El agua está perfecta –

Como si estuvuera echizado, el pelinegro caminó torpemente entre el relieve irregular de las rocas, dandose cuenta realmente de lo fácil que lo hacía parecer el rubio.

El agua estaba fría, muy fría, o eso le parecía al mestizo, que tardó un buen rato en el cual Seungkwan esperó flotando, nadando en el sitio.

Cuando el nativo vio al chico totalmente dentro, nadando hacia el, quiso hacerle una broma. Se lanzó a sus brazos, abrazandole por los hombros y rodeándo sus piernas a la cintura del chico mientras reía.

El pelinegro lo miraba embobado, con una sonrisa tonta, rezando por que el rubio no lo pillara dejando libres sus sentimientos, mientras trataba de hacerlos flotar a ambos junto a las rocas, en un lugar donde podía oir a sus amigos, pero no podía verlos.

Seungkwan miró al chico junto a él, ambos se dejaron llevar por el momento, los ojos de ambos conectaron, ambos con las mismas miradas bobas.

Hansol se perdía en los profundos y oscuros ojos del rubio, esperando que ese momento durase, y Seungkwan adoraba como los ojos castaños de Vernon brillaban aún mas claros con la luz del sol, ambos sin darse cuenta del amor que se reflejaba en ellos.

30 days challengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora