Recuerdo aquel día como si hubiese sido ayer, tan solo tenía nueve años, era periodo de vacaciones y acostumbrábamos a ir a casa de los abuelos.
Mamá y papá se encontraban en la habitación escuchando un libro, era algo que hacían todas las noches antes de dormir.
Yo, como cualquier niño curioso me encontraba caminando por el patio, eran ya las 9:00 P.M. Y mi energía estaba intacta. Recuerdo que escuché un gran sonido en el sótano, mis instintos reaccionaron de inmediato, y me dirigí a tientas en la dirección de aquel sonido.
Dicen que para poder vivir sanamente en este mundo, tus instintos evolucionan mucho más rápido y a partir de los cuatro años, comienzas a averiguar la forma en la que te adaptarás, no miras y no sabes lo qué hay alrededor a menos que lo toques o escuches. Te puedes imaginar centenares de cosas, pero nunca sabes si así son exactamente, desde pequeño escuchaba las conversaciones donde los adultos decían cosas cómo: "Si el mundo no fuera un desastre, podríamos ver." Ó decir también, "Es que los humanos son un peligro para el mundo." Y me preguntaba "¿Qué sería de mi, si pudiera ver?", o es más, "¿Qué es "ver"?".
Y la respuesta a mis preguntas, se resolvieron aquel día.Cuando llegué al sótano, lo supe por qué al tocar sentí aquella sensibilidad rasposa, era el único lugar que se sentía así, las demás habitaciones tenían una sensibilidad un poco más suave. Giré la manecilla de la puerta y me adentré, el sonido se había ido, pero sentía la presencia de alguien más.
—¿Abuelo?.—dije seguro, no quería que mi voz mostrara miedo.
No obtuve respuesta, pero pude sentir como aquella silueta se movía en dirección contraria a mi.
—Abuelo, sé que estás ahí.—dije.
—Me descubriste, Byron. —dijo con un tono en el que se podía sentir una leve sonrisa.—Eres muy listo.
Yo sonreí, el abuelo Marck era de las personas más importantes en mi vida, siempre me gustaba estar con él arreglando viejas chatarras en el sótano mientras mi abuelo me enseñaba cada cosa con el sentido del tacto.
—Claro, abuelo. Pude sentirte.—mi sonrisa era enorme.—¿Qué hacías? Escuché un ruido muy fuerte desde allá afuera.
—Nada...solamente, se cayó algo.—se escuchaba nervioso.
—¿Seguro?
—Byron...haces muchas preguntas. —rió.
No dije nada, era un niño, claramente tenía curiosidad por todo.
—Ven, siéntate.—dijo mientras movía el asiento para que yo siguiera el ruido.—¿Te digo un secreto?.—dijo en un susurro.
Emocionado, sonreí y asentí. Acercándome más a su rostro para escucharlo mejor.
—Tú cabello es muy lindo, Byron. Son pequeños rizos rojos.—dijo con la intención de que yo preguntara más, y lo consiguió.
—¿Rojo? ¿Cómo puedes saber qué color es mi cabello? —dije muy confundido.— ¿cómo es el color rojo?
—Tranquilo, Byron. Una cosa a la vez. —soltó una pequeña carcajada.— Sabes que yo paso mucho tiempo aquí, ¿verdad?
—Sí.
—Pues no siempre estoy arreglando cosas viejas.
—No entiendo, abuelo.—mi ceño se fruncía y estaba comenzando a desesperarme.
—Eres muy pequeño, Byron. Pero muy inteligente para tu edad, cuando estás aquí conmigo me puedo dar cuenta de tu gran capacidad. —acarició mi cabeza.— A mi edad estoy harto de no ver el mundo como en realidad es, tú no sabes pero cuando era chico llegue a tener vista por un largo tiempo.—suspiró.—no sabes lo maravilloso que es todo allá afuera, incluso con sus desastres.
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Mundo ciego. #1
Short Story¿Qué pensarías si supieras que existe un mundo donde todos son ciegos? Nadie tiene la capacidad de ver, pero tienen el sentido del tacto más desarrollado que la gente a la cual ustedes conocen cómo "normal". Para ellos, su vida es así. A excepción d...