I 7

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Dereck Jones.

Estaba dispuesto a dormir, acomodé mi cama y me recosté, desde el lugar donde me encontraba daba vista directa hacia la cama de Byron y de Olesia, y noté algo extraño...Ninguno de los dos estaba en su cama y minutos antes Byron venía justo detrás de nosotros, me comenzó a dar un presentimiento realmente malo.

—Van...—susurré—Donovan, despierta...

—¿Qué?—Dijo adormilado.

—¿Viste a Byron? No está en la habitación, y me da un presentimiento malo.

—Venía detrás de nosotros.—hizo una pausa.—seguramente está escondido besándose con Olesia, esos dos se gustan.—rió—deja de preocuparte tanto.

E instantes después, Donovan volvió a dormir profundamente, parecía que el único que lo notaba era yo, nadie se preocupaba, pero en mi interior algo me decía que tenía que ir a buscarlo, si no supiera que Olesia tenía esa actitud que la hacía parecer mala, no me preocuparía, pero era realmente todo lo contrario.

Me levante sigilosamente de la cama, sentí el piso frío y me puse mis zapatos, por más que caminaba despacio la madera crujía con mis pasos, pero no los escucharon, todos dormían profundamente así que salí de ahí.
No tenía idea de a dónde iría, pero tenía que encontrar a Byron.

Me encontraba caminando por aquellos pasillos que en realidad causaban un poco de miedo cuando se encontraban completamente solos, no sabía dónde estaban aquellos hombres que vigilaban todo el tiempo, y seguramente todas las demás personas estaban ya completamente dormidas, hacia frío y mientras miraba a todos lados escuché susurros y llanto, me escondí detrás de la puerta del baño que estaba justo a un lado, la cerré con cuidado para que no se escuchara y permanecí ahí, para ver de quién se trataba, aunque mi instinto me decía que claramente era Olesia.

—No lo hagan sufrir, por favor...—susurraba aquella voz entre llanto, era la de una mujer, así que confirmé que sería Olesia.

—Solamente si se porta bien.—le contestó un hombre.

—Yo cumplí con lo que me pidieron ahora ustedes cumplan con lo que les pedí.—su llanto no cesaba.

—Deja de llorar, niña. Te van a escuchar y si te escuchan la próxima que puede perder sus ojos serás tú.

No puede ser.

Los hombres se fueron, y Olesia se quedó ahí, en medio del pasillo llorando, ¿por qué lloraba? Ella es la que hizo todo lo malo, Byron debería de ser el que estuviera llorando en estos momentos, pobre...¿donde y cómo estará en estos momentos?.

Mi cuerpo reaccionó pero mi cabeza no, y salí de aquel baño para hablar con Olesia. No sabía en realidad diría, y ella pareció notarlo, me miró asombrada por mi presencia, sus ojos de colores me miraron fijamente y limpió su rostro con su mano, se levantó y estaba dispuesta a irse.

—¡Hey! No te vayas...—dije.

Olesia paró en seco y volteo hacia mi. No dijo nada así que volví a hablar.

—Necesitamos hablar.—dije pareciendo lo menos enojado posible.

—¿De qué?—mencionó fría y sin emociones como siempre.

—De Byron.

Pronuncié su nombre y su semblante cambió de inmediato.

—¿Qué hay con el?

—Olesia...—dije un poco frustrado—. No finjas que no sabes lo que está pasando.

Por su mejilla caían lágrimas y movía sus manos en muchas maneras distintas, no era tan fuerte como creíamos, lloraba y se movía nerviosa. Olesia fingía, estaba siendo manipulada.

—No tienes perdón por qué entregaste a Byron, posiblemente si los demás se enteran mañana, te odiarán. Pero yo, Olesia...solamente te perdonaré si me dices dónde está. —me acerque lentamente a ella.— Dime donde está nuestro amigo, dime qué puedo salvarlo.—la abracé para qué confiara y se calmara un poco—Solo así, podré perdonarte.

—Está...está en el cuarto negro.—Y volvió a llorar desconsoladamente. 

Mi sangre hirvió estaba realmente enojado, así que me fui de ahí dejándola sola y que ella se creyera sus teatros, en realidad jamás la perdonaría y la seguiría odiando. El poco tiempo que tengo conociendo a Byron me ha bastado para darme cuenta de su gran carácter, me cae demasiado bien, lo siento como un hermano más.

Corrí por los pasillos sin importar qué, no me importaron los hombres grandes y tampoco la gente "ciega" , no me importó nada, corrí hasta llegar lo más rápido posible al temible cuarto negro, ¿y ahora? El que abrió el cuarto fue Byron y yo no sabía sus dones.

Entonces, se me ocurrió la brillante idea—no tan brillante, en realidad—de esperar. Esperaría a que entraran aquellos hombres y...me colaría, no sé cómo pero lo haría. O no...

Me acerqué a la puerta, con la esperanza de que en realidad Byron estuviera ahí, solo.
Toque levemente para no levantar sospechas, susurré su nombre bajito, pero nada...lo peor del mundo es saber que una persona buena está sufriendo y no puedes hacer nada.
Lloré por dentro, y me senté pegado a la puerta.

—Byron...—volví a decir.

—¿De...dereck?—escuché su voz, suave y con miedo detrás de aquella puerta negra.

Me dió mucha emoción escucharlo y saber que estaba bien, mis esperanzas de poder salir de aquí aumentaron.

—¡SI, SOY YO!—contesté más alegre.—Byron, no tenemos mucho tiempo. Tienes que decirme cómo abrir la puerta para poder ayudarte.

—Solamente juega con un clip o algún pasador, o algo de punta que tengas.

Comencé a buscar en mis bolsillos pero en realidad nunca cargaba nada de eso, volteé a todos lados buscando algo que pudiera servir, y ahí estaba, el clip todo descompuesto que Byron había utilizado la vez pasada, ¡bingo!.

Lo agarré y comencé a jugar con él y el candado, el miedo de que el tiempo no fuera suficiente y que Olesia me jugara una trampa era inmenso, pero por fin, aquel candado decidió abrirse.

Abrí la puerta lo más lento que pude, intentando no hacer ningún ruido que arruinara la misión, entré lentamente y tras de mí cerré la puerta de nuevo, volteé hacia donde estaba Byron y lo vi acostado y amarrado en aquella cama con la luz encima, me dolió tanto verlo así, era una persona buena y estar aquí solo nos hacía sufrir.
Nervioso me acerqué a él, tenía una sábana ligera en la cara, así que primero le quité los amarres de sus manos y pies, ya después él se ocuparía de la sábana, no me animaba a ver qué había debajo.

—Gracias por venir, Dereck.—susurró.

—Eres mi amigo, tenía que salvarte.

Se incorporó moviendo sus muñecas, seguro las tenía cansadas, después...se quitó aquella sábana que tanto miedo me daba, y ahí estaba...

Un Byron destrozado por la culpa de unos "humanos" que no apreciaban nada más que su propia vida, Byron tenía su cara destrozada, sin ojos.
Hice un grito ahogado, ¿ya lo sabría? Lloré en ese instante, Byron comenzó a desesperarse.

—¡Dereck! ¡Dereck! ¿POR QUÉ NO PUEDO ABRIR MIS OJOS? ¡DERECK, AYÚDAME!—Y lloró, lloró como nunca y sus gritos se desgarraban en su garganta, dolía y quemaba esta situación de la que no podía ayudarlo.

Lo tomé por los brazos aún con su dolor intacto, habían destruido sus sueños y sus ganas de vivir, Byron jamás podría volver a ver el mundo como su abuelo se lo había enseñado.

Salimos, y en cuanto estábamos por llegar a la habitación, Olesia estaba ahí, parada junto a la puerta con una mirada distinta a la que vi anteriormente.

Mundo ciego. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora