O 5

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Las palabras de Dereck resonaban en mi cabeza, no sabía si estaba en estado de shock por qué había descubierto que otra persona no era ciega o por escucharlo decir que Olesia era una clase de trampa.

—Sé lo que te digo, no confíes en ella.

—La vi anoche, estaba hablando con aquel hombre que nos dijo cosas horribles en la cena—. dije susurrado.

—Presiento que es una soplona, ¿le seguirás el juego?

Lo miré sin saber qué contestar, ¿era lo que quería? Sentía que la empezaba a querer, pero a la vez me preguntaba si ella estaba jugando conmigo.

—Sí.—dije firme.

—Bien, si me necesitas aquí estoy—tomó mi hombro y me sonrió.—Tu secreto está a salvo conmigo.

—Y el tuyo conmigo.—le devolví el gesto.

Todos comenzaban a despertarse y a seguir la rutina de siempre. Olesia en el trabajo estaba muy distante y me trataba de evitar a toda costa, me acerqué a ella y dije mediante susurros

—Me obligas a decirte que no soy ciego, y después me dejas de hablar como si nada.—mencioné sin mirarla.

Su cara mostró asombro y tardó un buen rato tratando de formular palabras en su cabeza para poderme contestar algo coherente.

—No lo entenderías.—soltó, como si eso fuera lo primero que se le vino a la mente.
Caminó tratando de evitarme nuevamente, pero la seguí.

—Si no me dices por qué estás así, no. Jamás entenderé, tampoco soy adivino.

Molesta, me miró fijamente, ella quería hacerme pensar que estaba enojada, pero la verdad es que pude notar en su cara tristeza y cansancio, sus ojos no podían mentirme, y yo no podía ignóralo simplemente.

—Ya déjalo, Byron.
Y se fue nuevamente, esta vez decidí no tomarle tanta importancia, ya que ahora solamente estaba pensando cómo salir de ahí para ir con Dereck a investigar este lugar.

En un momento de distracción de aquellos hombres que nos vigilaban, salí sigilosamente por el pasillo, noté que Olesia me siguió con la mirada pero esta vez la ignoré.
Al salir, caminé como todo ciego estaba acostumbrado, llegué hasta donde se encontraba Dereck y me puse sigilosamente a su lado.

—Finge que trabajo aquí.—susurre al ver su cara de confusión.

—Ni siquiera sé quién eres.—contestó.

Lo miré con el ceño fruncido, no sabía si me estaba siguiendo el juego o realmente no sabía quién era.
Reí por lo bajo al darme cuenta que me había equivocado de gemelo y en realidad con quien hablaba era Donovan.

—Mierda.—reí.—¿Donde está Dereck?

—Por las verduras, el se encarga de ellas.

—Gracias.

Cuando llegue con Dereck me miró con preocupación.

—¿Qué haces aquí?

—Tenemos que ver qué hay en la puerta negra que mencionaste.

Mundo ciego. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora