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Desperté y me sobresalté al ver a Laila a mi lado, solamente pude ver su expresión de nerviosísimo y timidez, escuchaba su voz repetir mi nombre una y otra vez.

—Byron, maldita sea despierta de una buena vez.

—Ya, ya voy. —Contesté adormilado.

Me senté sobre la orilla de la cama y parecía bastante temprano, no sabía por qué Laila me había despertado a esa hora, pero cuando bajé pude ver a todos los de mi habitación sentados en la sala como acostumbrábamos, aunque esta vez había algo diferente, todos me miraban fijamente.

—¿Qué? —contesté naturalmente.

Demonios, a veces era demasiado distraído.

—Apúrate, Byron. No tenemos todo tu tiempo, tenemos cosas de que hablar todos—Comentó Donovan con tranquilidad.

Me apresuré y me senté. Cómo siempre; Dereck comenzó a hablar.

—Bien, tenemos que poner las cosas en claro y acomodar nuestras ideas, ¿okey? —hizo una pausa y continuó—. Todos estamos conscientes de que los que nos encontramos aquí...en esta pequeña habitación, ninguno es ciego.

—¿Qué? —hablé.

—Byron, poco a poco me he dado cuenta que todos los que estamos aquí podemos ver, Laila y Kira tampoco son ciegas, Donovan tiene un pequeño problema de nacimiento pero igual puede ver un poco.

—Vale, esto me pone muy nerviosa. —comentó Kira.

—A todos, eso nos hace ponernos en un gran riesgo.

—Pero, ¿no se les hace extraño que todos podemos ver? ¿No será esa la razón por la que estamos aquí? —Aludió Donovan con mucha tranquilidad.

—Entonces ellos ya saben...—dijo Kira, me ponía nervioso que Kira se enterará de estas cosas ya que ella se ponía muy mal o muy nerviosa en situaciones cómo estás.

—Tenemos dos opciones, ellos nos tienen aquí por que saben que no somos ciegos y nos quieren usar como ventaja, o...quieren que volvamos a ser ciegos permanentemente. —dije.

Dereck con la mirada me rogaba que dijera lo que había visto, Olesia me miraba con nerviosismo de que revelara lo que había ahí, ¿debería decirlo o no? Si lo decía pondría en riesgo a Olesia, y no estaba seguro si quería hacer eso, era arrogante y manipuladora, pero en el fondo me había hecho sentir algo.

Lo pensé, pero creí que poner a salvo a los demás era más importante que la atracción física que tenía por Olesia.

—Chicos...—comenté. Cuando apenas comencé a hablar pude ver que Olesia me miró fijamente, estaba demasiado fuera de sus casillas, sus ojos me rogaban que no hablara, pero no podía, ella me había mentido y no tenía ningún derecho a decidir sobre mi. —Dereck y yo el día de ayer decidimos investigar que había en aquel cuarto color negro...

—Que loco estás—. Susurró Laila.

—Bueno, aunque una persona quiso impedirlo, lo cual me pareció bastante extraño...entré.

Al mencionar aquellas palabras, Olesia agachó la mirada, podía ver cómo se ponía más nerviosa y sus manos se movían en todas direcciones.

—Byron encontró expedientes y ojos en frascos, lo cual suena loco pero le creo—volvió a hablar Dereck.

—Así es, no pude investigar más por qué me descubrieron—dije mientras clavaba mi vista en Olesia que me miraba con mucho dolor y tristeza.

Todos los demás en aquella habitación escuchaban atentos y sorprendidos por todo lo que les contaba. Nada parecía real.

Mi corazón estaba confundido, pero me importaba más sobrevivir y poder seguir mi vida a lado de mamá, disfrutarla el poco tiempo que quedaba, ¿quien no querría eso? Olesia no se saldría con la suya.

Habíamos acordado en seguir fingiendo, aún no teníamos un plan seguro pero queríamos salir de ahí costara lo que costara. Hablé con Dereck y le sugerí que cuando tuviéramos planes no los mencionáramos frente a Olesia, no había que tenerle tanta confianza, lo cual aceptó y poco a poco le diríamos a los demás para que estuviesen enterados.

El trabajo pasó, la comida pasó, la cena pasó y no había rastro de Olesia, regresamos a nuestra habitación dispuestos a dormir.

Me encontraba caminando por aquel pasillo largo que me dirigía a mi habitación, con mil cosas en la cabeza con las cuales pudiera escapar de ahí pero ninguna era clara.
Escuché un pequeño susurro mencionando mi nombre, volteé a los lados pero no había nada.
Seguí mi camino y volví a escucharlo, era Olesia...se encontraba en los baños de mujeres y me señalaba para que fuera con ella, miré a mi alrededor y los demás ya se habían ido, así que procedí a ir con ella.

Me acerqué y me dijo:

—Necesito hablar contigo—. Sus ojos estaban hinchados, parecía que había llorado por horas.

—¿Haz estado llorando?—. Dije mirándola fijamente a sus bellos ojos de color.

—Puede ser.

—¿Por qué?

Me hizo una cara como dándome a entender que yo sabía el por qué, pero en realidad no tenía ni idea, aquí la mala era ella.
Recargado en aquella puerta, Olesia me hizo entrar al baño, los pasillos estaban completamente solos así que podíamos aprovechar a hablar tranquilamente.
Me adentré y se sentó en la barra frente al espejo, me miró y dijo:

—Es tú culpa.

—¿El, qué? —. Dije frunciendo el ceño.

—El que esté llorando. —Al ver qué no contesté, prosiguió—. No mencionaste mi nombre pero todos supieron que hablabas de mi, haz puesto a todos en mi contra y ni siquiera sabes las razones por las cuales no quería dejarte entrar, Byron.

—No eres clara y no puedo estarte descifrando todo el tiempo, cuando lo único que quiero es sobrevivir. —Mencioné aquellas palabras sin saber el efecto que tendrían, Olesia volvía a llorar y me confundía, era realmente difícil poder liar con ella.

—¿Al menos me dejarías explicarte?

—Cuéntame tus razones—. La tomé de la mano y dejé que hablara.

—No quería dejarte entrar por qué sé que es realmente peligroso que estés ahí, por suerte no te descubrieron. Tengo más experiencia que tú, Byron.

Quería que hablara, quería ver qué mentiras tenía para decirme.

—No escondo nada, no soy parte de nada. Solo...creo que me importas mucho.

La miré con el ceño fruncido aún, no creía ninguna palabra, no causaba el mismo efecto, sabía que era mala.

—Por favor, Byron. Créeme—. De sus ojos aún salían lágrimas.

—¿Por que debería? ¿Me haz dado motivos?

—¿Acaso no sentiste mi amor cuando nos besamos?

—No.

Tomó mi comentario por sorpresa, y en ese instante cuando me miró, se acercó a mi sin más, me besó lentamente mientras enredaba sus dedos en mi cabello. Solo disfruté el momento, disfruté el roce de nuestros labios.

Pero algo sucedió.

Sentí a alguien detrás de mi.

Quise voltear y reaccionar, pero fue demasiado rápido.

Inyectó algo, y solamente sentía mi cuerpo caer lentamente.

Mientras me llevaban a rastras, pude ver el rostro de Olesia, me miraba con satisfacción pero sus lágrimas no dejaban de caer.

No entendía nada.

Y en fracción de segundos...

Todo se volvió negro otra vez.

Mundo ciego. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora