N 3

185 29 64
                                    

Mis sentidos se pusieron alerta, y mi ritmo cardiaco se aceleraba cada vez más al ver que aquellos dos hombres se acercaban a mi.
Se detuvieron a mi lado y me observaron fijamente, yo solamente mantenía la cabeza gacha.

—¿Que hacías?—dijo aquel hombre.

Fingí sobresaltarme al escuchar su voz.

—¿De qué?

—Te vim...—hizo una larga pausa volteando a su alrededor, rogando por que nadie más escuchara lo que estaba a punto de decir.—Olvídalo, cuídate muchacho. Te tendremos vigilado. —dijo amenazante.

Después de tenernos en filas, por fin se decidieron que era el momento de adentrarnos. Todos tenían miedo, todos nos sentíamos como ratas de laboratorio.
Estando dentro, nos dieron un cuarto para seis personas, tres hombres y tres mujeres.
Las habitaciones eran muy amplias, cuando nos adentraron a una habitación, a cada persona nos dieron una vestimenta color blanco. Nadie entendía nada.

Al mirar a mi al rededor, y darme cuenta de que nadie de aquellos hombres amenazantes estaba ahí, decidí observar con quienes compartiría habitación.

Primero, vi a aquella chica que había levantado la mano, tenía su cabello corto de color negro, era muy bajita y sus ojos eran simplemente hermosos, tenia heterocromia; un ojo café y el otro verde, simplemente hermosa. Una lástima que no pudiera apreciar su belleza.

También estaba una chica morena, parecía lo bastante asustada, al igual que la otra chica a su lado, llenita y con una cabellera dorada.

Los dos chicos eran gemelos, tenían su cabello entre rubio y castaño.

Todos parecían muy amables, estábamos totalmente confundidos y acto seguido cada quien escogió su cama donde dormiría, los dos gemelos en una litera, las dos chicas asustadizas en otra y la chica de ojos lindos y yo en la última.

—Bien. Para romper el hielo, ¿por qué no nos presentamos? —dijo uno de los gemelos.—Su silencio lo tomaré como un "sí"—rió.—Me llamo Dereck Jones, y mi hermano gemelo se llama Donovan Jones. Un gusto.

—Espero nos llevemos bien.—dijo el que parecía ser Donovan.

—Bien, ¿quien sigue? —comentó Dereck.

—Mi nombre es Olesia Smith. —dijo la chica con heterocromía.

—Yo soy Kira Carson y mi mejor amiga es Laila Anderson.

—¿Son todos? —comentó Dereck de nuevo.

—No.—dije— Soy Byron Bloom.

—Perfecto, ¿ahora si? —hubo un silencio.— bien, parece que si.

—¿Alguien tiene idea de que hacemos aquí?—comentó Laila.

—No, nadie sabe. Todo esto es muy confuso.—mencionó Olesia, moviendo su cabeza en negación.

Así estuvimos casi dos horas, hablando, conociéndonos y armando teorías del por que estábamos aquí, parecíamos llevarnos bien todos, se quitó el miedo y hasta hubo risas de por medio, pero todo aquello se desvaneció al escuchar pasos pesados hacia nuestra habitación; ahí fue donde volvió el miedo y la incertidumbre.

La puerta se abrió de par en par, ya empezaba a acostumbrarme a sus movimientos bruscos, agaché mi cabeza para no volver a cometer aquel error de nuevo, eran dos hombres esta vez, nos obligaron a utilizar la vestimenta y nos indicaron dónde estaba la habitación donde podríamos ir a comer un poco, vaya qué lo necesitábamos. Cada uno con mala gana, obedecimos. En nuestra platica nos habíamos vuelto unidos y habíamos jurado contarnos cada cosa que nos informáramos o sintiéramos extraño.

En la comida cada mesa estaba acomodada como lo estábamos en la habitación, uno de aquellos hombres altos y fuertes habló de nuevo.

—Bien, pongan atención.—Todos giramos nuestro cuerpo ante aquella voz.—Están aquí simplemente por qué si.

¿Qué?

—Son la población más joven y tenemos que ponerlos a salvo para que no mueran, allá afuera quedaron los más viejos que ya vivieron y los más jóvenes que aún no comenzaban a vivir, morirán pronto; de eso estén completamente seguros. —En su voz se notaba tanta crueldad y nada de arrepentimiento. Todos lloraban sin saber qué hacer por la familia que habían dejado atrás y ahí fue donde recordé a mi mamá, llorando por mi y mi corazón se destrozó, no pude evitar llorar yo también, era lo único que me quedaba, lucharía por ella y trataría de salir de aquí, mis pensamientos se vieron interrumpidos de nuevo por aquella voz de aquel hombre sin corazón.

—No dramaticen, agradezcan que están aquí. El mundo allá afuera se está poniendo peor cada vez por culpa del hombre, y sólo sobrevivirían si están aquí.

—¿No podemos elegir ir a morir con nuestra familia? —habló una chica tímida haciendo la pregunta que yo me estaba formulando en mi cabeza.

—No. —sentenció de nuevo el hombre.

Mierda.

—Aquí se quedarán para siempre, aquí harán lo que les digamos, se acabó. —su voz sonaba esta vez muy furiosa, y se fue.

Todos en aquella habitación tenían el corazón roto, se nos había quitado el apetito y nuestra cabeza formulaba cada vez más preguntas.
¿Qué fin tenia? ¿Por que un rango de edad exacto?

Nada tenía sentido.

Mis piernas se volvieron pesadas y con mucha dificultad regresé a la habitación, todo era un completo silencio, todos lloraban para sí mismos, excepto Olesia; se encontraba sentada en la cama de abajo con la cabeza agachada, sin hacer ningún movimiento, decidí dejarla tal vez necesitaba privacidad.

Giré mi cuerpo y traté de dormir.

No supe más o menos cuantas horas pasaron, pero desperté en la madrugada y con tan solo abrir los ojos mi vista daba directamente hacia la puerta, y ahí estaba Olesia, hablando con el hombre que nos había dicho tantas palabras dolorosas en la cena. No entendía mucho, susurraban y Olesia parecía muy molesta, hablaban como si se conocieran de siempre, no me moví, me impresionó el simple hecho de que todo fluía tan normal.

¿Olesia era una trampa?

Giré mi cuerpo hacia el otro lado con motivo de que se incomodaran, pero fingí estar dormido aún. Notaron mi movimiento, Olesia y aquel hombre voltearon de inmediato, comenzaron a ponerse nerviosos y el hombre se fue, con pasos lentos se acostó en la parte de abajo aquella chica misteriosa.

Y en aquel momento, mi mente volvió a sentir inseguridad.

Pero de algo estaba completamente seguro, Olesia tampoco era ciega.

Mundo ciego. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora