21|| Lo Siento.

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Para cuando llego a casa de mis abuelos, la oscuridad es lo único que me recibe

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Para cuando llego a casa de mis abuelos, la oscuridad es lo único que me recibe. Llego a la madrugada así que para no despertarlos, termino durmiendo en casa de Kiran aunque no desee hacerlo.

Al entrar, la soledad de la casa y la frialdad que se puede sentir aquí dentro, es abrumadora. Mientras camino por las escaleras lo único que puedo recordar es lo bien que lo pasamos y lo mucho que avanzamos, al menos yo, mientras nos quedábamos aquí.

En un tiempo pasado, jamás hubiera imaginado que dejaría que alguien me besara, pero lo hice, y nunca pensé que haría esto de nuevo, pero aquí estoy, sentada frente al piano que me juré nunca tocar otra vez.

Al pasar mis manos por las teclas lo único en lo que puedo pensar es en el daño que recibí. Siendo sincera, todo lo que hago de alguna manera me recuerda al dolor que siento. Tal vez ahora estoy un poco mejor, lo admito, pero no estoy sana. Cada que cierro los ojos lo veo, lo siento antes de dormir y algunas noches incluso siento las manos sobre mi cuerpo.

Me estremezco de solo pensarlo porque es espantoso, cada minuto es peor que el anterior cuando pienso en todo lo que pasé y lo mucho que avancé. A pesar de todo, Kiran se lleva toda la gloria porque gracias a él estoy aquí.

No pasó mucho desde que terminamos, o no sé si alguna vez comenzamos de verdad, pero duele. Pensar que él podría llegar a amarme y entonces nada pasó, es espantoso.

No puedo evitar pensar en Sophie. Ellos se merecen, digo, no son malas personas y pueden llevar una buena vida juntos. Ambos profesionales, con carreras exitosas y buenas familias, llenos de amor y completamente capaces de entregarse a todo por amor cuando la realidad conmigo y Kiran es que ni siquiera pasamos de un beso acostados.

Nunca seré capaz de dejarle tocar mi cuerpo y no porque no quiera, sino porque el deseo para mí se convirtió en otra cosa desde que me ultrajaron. No solo usurparon mi piel, sino que se robaron algo que no le pertenecía. Esa persona se llevó partes de mí que nunca podré recuperar.

Mi fe, mi confianza, mi amor por la vida, el deseo, el poder de la lujuria, la pasión. Se llevó todo. Incluso lo que no había conocido.

El amor que había sentido por la múscia se acabó.

Hace tiempo que comprendí que mi deber en esta vida es perder. Perdí a mi madre, mi decencia, mi niñez, mi integridad. Mi familia, la pasión, a Kiran.

Perdí, siempre. No sé por qué pensé que por una vez podría ganar.

Si Sophie será siempre mejor que yo. Ella puede darle muchas cosas que yo no, siempre lo supe, no tengo porqué molestarme porque él la hubiera escogido sobre mí.

Retiro las manos de las teclas, me pongo de pie y camino hacia la habitación de Kiran. Por una última noche dormiré impregnada de su aroma, así que aprovecho que no está para poder dormir con una de sus camisetas.

Entre Venus y Marte (AQS #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora