Hudson Abbader

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Poco tiempo después, Karoe salió con las dos niñas en brazos.

-Toma. Aquí está lo que prometí. Ahora espero que te vallas y nunca aparezcas por aquí de nuevo.

-Hikari... Mei... -dijo la vampira mientras lágrimas de felicidad escurrían por sus mejillas. Segundos después, se desmayó-

-.-.-

Sobresaltada, despertó en el Dulce Hospital, conectada a muchísimos cables y rodeada de máquinas que emitían unos pitidos insoportables.

Piiip, piip.

"Bonniebel."

Piip, piip.

"Karoe."

Piip, piip.

"Necesito..."

Piip, piip.

"...Sacarla de ahí."

Piip, piip.

-Papá. -dijo, mientras las lágrimas acumuladas en sus ojos corrían desesperadamente por su rostro. -

La princesa doctora llegó, interrumpiendo a Marceline que se arrancaba todos los cables a los que estaba conectada.

-¡Marceline! ¡No puedes hacer eso! ¡Aún estás muy débil!

-¡No me interesa si estoy débil! ¡Bonniebel está con la maldita de Karoe! Tengo que... Tengo que llamar a mi padre.

Se soltó del último cable al que estaba conectada y tomó una pluma que de casualidad estaba tirada en el piso.
Realizo el ya conocido ritual para llamar a su padre, y en poco tiempo, el portal a la Nocheósfera se abrió.

-Ohh, Marceline. ¿Ahora qué sucede?

-¡Papá! ¡Te lo ruego! ¡Ayúdame! ¡Mata a Karoe!

-.-.-

Marceline le explicó a su padre todo lo ocurrido el día anterior, y el Rey demonio aceptó ayudarla. Pero todo tenía un precio.

Marceline debía abandonar sus poderes de demonio para otorgárselos a su padre, para que así pudiera vencer a Karoe.

La vampira, por supuesto aceptó, y así Hudson Abbader hizo una transferencia de poderes.

-Muy bien, Marceline. Está hecho. Llevame a donde se esconde Karoe y terminemos con esto de una buena vez.

-.-.-

-Vamos, Bonnie. Dame un beso.

-No, Karoe. Bien sabes que estoy aquí sólo para que Marceline y mis hijas pudieran irse, pero sabes que te odio.

-Ay, Princesa... No me digas eso. - le dijo mientras fingía un ataque al corazón- Me destrozas el alma.

No pasaron ni dos minutos antes de que un rayo de luz iluminara toda la estancia, y mientras se iba apagando, dejó ver al rey de los demonios.

-Karoe. -dijo con la voz más grave que pudo hacer- Te hemos permitido llevar tu juego demasiado lejos, pero se acabó. Deja libre a Bonniebel y desaparece de la vida de mi hija.

-Ohh, Su Alteza... Lamento informarle que no tengo intenciones de algo así. Al contrario, pienso tener a Bonnie hasta el final de los tiempos. Ya le he devuelto a su hija lo que quería: Sus hijas. A demás, ese fue el trato; si yo ganaba, Bonniebel se quedaría conmigo. Todo ha sido como lo acordamos. Lamento mucho si ya se han arrepentido, pero no he hecho nada que no deba.

-De acuerdo, Karoe. Veo que no quieres entender... Lamento mucho tener que hacer esto, pero es necesario.

Tendré que pelear contigo.

Tendré que asesinarte.

-Muy bien, Abbader. Acepto.

Confusiones Reales (Temporada 2) (Yuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora