"Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas"
Francis Bacon
—Louis, por ahí no —le dijo Niall al castaño en voz baja, intentando que no los descubrieran. El plan para investigar cosas relacionadas sobre Liam no estaba funcionando, Louis se había tomado demasiado en serio el papel de detective, Harry se había conseguido un bigote y unas gafas para camuflarse y Zayn estaba tan distraído que chocaba contra cualquier casillero que se interpusiera en su camino. Niall comenzó a pensar que hubiese sido mejor hacerlo solo.
Louis estaba entrando a la enfermería, medio agachado, pegado a la pared con los brazos extendidos, como si el peligro acechara en cualquier instante.
—Que por ahí no es, Lou —volvió a decir Niall. Sería más difícil de lo que se imaginó.
Habían entrado en la dirección, aprovechando que era la salida. La secretaria estaba detrás de su escritorio hablando por teléfono, pero regañó con la mirada a Louis para que cerrara la puerta de la enfermería.
—Ptss —le dijo Niall a Harry. Él se acercó al rubio con una caminata peculiar que hacía la ilusión de ser casual, en la mente de Harry, porque ante los demás parecía a punto de hacerse en los pantalones.
—¿Qué sucede, Nialler? —le preguntó con una voz más profunda. Niall se golpeó la frente contra la pared, ¿por qué se le había ocurrido llevarlos?
—Harry, me haces querer matarte —le susurró, irritado y agotado.
—No me digas así, usa nuestros nombres ultra secretos: Hazza, Boo bear y Milk.
—¿Milk?
—Sí, ya sabes, el apellido de Zayn se parece a la leche —Niall lo miró unos segundos y volvió a golpearse contra la pared.
Louis se les adelantó y se apoyó en el escritorio de la secretaria con la intención de persuadirla con cierta coquetería, Niall, Harry y Zayn lo miraron desde sus posiciones y tuvieron que aguantarse la risa cuando la secretaria se puso colorada y le lanzó un frasquito con clips.
—Llamaré al director inmediatamente —le amenazó. Se levantó y con rabia fue hasta la oficina del director.
Cuando desapareció, los chicos corrieron hasta su lado, sin comprender que había sucedido.
—No me den las gracias —les decía Louis.
—¿Gracias? Te pueden expulsar ¿Qué le dijiste para que se pusiera así? —interrogó Niall. Louis sonrió de medio lado, son suficiencia.
—Sólo un pretexto para que dejara de vigilarnos. ¡Qué esperan, vayan a la sala de archivos, nadie los observa! —Harry le dio un abrazo y un beso en la mejilla a Louis y tironeó de los brazos a sus amigos para correr a la sala de archivos antes de que la secretaria regresara. Fue un plan bien pensado por parte de su Boo bear.
Niall comenzó a sentirse nervioso, conocería un poco del pasado de Casey en unos minutos. Ya estaba atrapado, era imposible no preocuparse por esa chica. Él sabía que tenía un problema, no era la primera vez que le sucedía: hace dos años, en Irlanda, se enamoró de una chica llamada Zoey. Fueron necesarios cinco minutos para caer rendido a sus pies. Se sometió a todos sus deseos, a todos sus caprichos, pero nunca llegaron a ser novios ya que ella sólo lo veía como un amigo más. Eso le había dolido, pero lamentablemente era la cuarta vez que le sucedía en la vida. Tendía a ser víctima del amor a primera vista, y siempre con muchachas no correspondidas. Niall tenía claro que no debía encapricharse demasiado con Casey, pero era un poco tarde para auto aconsejarse, quisiera o no en cualquier momento acabaría confesándosele y arruinaría todo. Sólo esperaba que ella no lo lanzara desde el décimo piso de un edificio para estrellar su rostro contra la calle.
—Nialler, es aquí —señaló Harry.Se detuvieron frente a una puerta con una ventanilla de cristal en la cual decía con letras azules “Archivos”.
Niall respiró hondo y giró el pomo. Adentro había tres estantes llenos de archivadores clasificados por año y grado, y al fondo de la habitación, una computadora vieja.
—Deberías comenzar en la computadora, mientras nosotros buscamos en los archivadores —sugirió Zayn. Los chicos asintieron y se dispusieron a trabajar. No sabían cuanto tardaría, sólo esperaban que Louis se demorara lo suficiente como para salir antes de que la secretaria regresara.
Niall encendió el aparato y esperó unos segundos a que iniciara la sesión. Pero se encontró con un problema, necesitaba una contraseña.
—Chicos, me pide contraseña —les dijo.
—Prueba con 1234 —le contestó Harry. El rubio pensó que era una estupidez, pero no perdía nada con intentar.
Y para su asombro, funcionó.
Allí, buscó en los documentos a Liam y no tardó en encontrarlo.
Eran sus datos básicos, como el nombre de sus padres, dirección, teléfono, etc. No era lo más útil del mundo, pero servía más que la información que le proporcionó Louis, quien le había dicho que él sabía algo sobre Liam.
Porque al final, le había dicho algo que ya sabía: “Se llama Liam, y su apellido es Payne”.
Era de esperarse de Louis.
—Niall, encontré su archivo médico —gritó Harry. Niall se acercó hasta él y leyó el papel:
“Físicamente: no tiene alergias, no ha sido operado, no padece ninguna enfermedad grave a largo plazo.
Psicológicamente: Es inestable”.
—Inestable…, pero no mencionan nada más —murmuró Niall.
—Tal vez lo tienen allí —Zayn señaló la computadora y Niall corrió a sentarse en la silla para buscar a que se referían con inestable.
Estuvieron alrededor de diez minutos buscando. La tensión los tenía al límite, se sobresaltaban al más mínimo ruido que hubiera en el pasillo y estaban pendientes por si la secretaria volvía.
—¡Encontré algo! —exclamó Niall. Era el expediente médico de Liam más detallado.
Niall comenzó a leer y quedó helado al saber la verdad.
—Liam de verdad estaba mal —susurró.
Sin embargo, de un momento a otro, la computadora se apagó. Las luces se apagaron y quedaron a oscuras.
—Harry, ¿qué hiciste? —reclamó Zayn.
—Yo no hice nada —se defendió el rizado. Niall lo hizo callar, había escuchado algo.
—Mar…
Era un sonido silbante, lejano y terrorífico. Los tres se abrazaron con el miedo en sus rostros y de la nada, la pantalla del computador se encendió y mostró la foto de Liam que tenían en los archivos.
—Marche…
Volvió a decir la voz.
—Creo que me hice en los pantalones —susurró Harry.
—¡Márchense! —esta vez fue un grito y Niall, Harry y Zayn salieron corriendo de la habitación, dejando atrás al computador que hacía explosión.Casey estuvo todo el día sentada en el cementerio. No comió ni bebió agua, ni siquiera se levantó para ir al baño.
Estaba segura, cuando la pareja de ancianos estuvo allí, que Liam estaba recostado contra su lápida. Era él.
Y si lo había visto ahí, no se movería hasta que apareciera de nuevo.
Casey sabía que corría el riesgo de estar viendo alucinaciones, tal vez era una señal de que se estaba volviendo loca, pero no le importaba con tal de ver una vez más el rostro de la persona por la que tanto sufrió.
—Liam, por favor… —decía en voz alta.
Dieron las seis de la tarde y no sucedió nada.
Comenzó a llorar.
Podía mostrar indiferencia, usar esa máscara para que los demás no descubrieran sus sentimientos, pero era débil. Sólo aparentaba ser fuerte, aunque en el fondo era tan frágil como un cristal.
—Sabes que eso no es verdad —escuchó de pronto. Se limpió las lágrimas y miró a todos lados, desesperada—. Atrás tuyo, Cass.
Lentamente, giró su cuerpo y tuvo que taparse la boca para no gritar.
No salía de la emoción y la sorpresa cuando alzó el brazo e intentó tocarlo, quería saber si era real o sólo un sucio juego que le deparaba su mente. Pero Liam se apartó y rechazó el contacto.
—Aún no —le dijo—. Ahora, límpiate esas lágrimas, odio verte llorar.
Casey le obedeció e intentó quedar lo más normal posible.
—Listo, así te ves mejor.
Liam, era Liam. Actuaba con tanta naturalidad. Estaba tal cual lo recordaba, con su cabello castaño, con su sonrisa. Era él.
—Por Dios, eres tú —exclamó ella, al borde del llanto nuevamente.
Liam sonrió y se sentó a su lado, no podía creerlo, era el momento más feliz de su vida.
—Puede que esto te duela un poco —le susurró él. Casey no comprendió y antes de poder pensar a que se refería, sintió una punzada en su pecho y comenzó a sentir mucho frío.
Pero miró a su lado y se dio cuenta que Liam la había abrazado por los hombros.
“Al menos sé que si siento eso, no lo estoy imaginando” Pensó.
—Tú no estás loca, ya te lo dije —le dijo Liam. Así que Liam podía saber sus pensamientos, lo que significaba que la voz que había estado escuchando desde la noche anterior era suya.
—¿Eres un fantasma? —le preguntó Casey.
—Algo así.
—¿Y por qué no te apareciste antes? —le espetó ella, separándose de él. En seguida sintió como la sangre circuló por sus articulaciones y como el calor le volvía al cuerpo.
—Porque sólo hasta anoche regresaste a mi casa.
Casey lo perdonó, no podía enfadarse con él. Ahora en lo único que podía pensar era en como alargar el tiempo y hacer que Liam no se fuera nunca.
—Si eso sucediera, terminarías en un manicomio —dijo Liam. Casey asintió y se apoyó en su hombro, como en los viejos tiempos cuando platicaban sobre sus problemas. El frío se hizo presente de inmediato.
Aún estaba aturdida por la revelación que tenía a su lado, pero en cuanto despertara y se diera cuenta que esto realmente estaba sucediendo, las emociones la traicionarían y se pondría a gritar. De miedo jamás, sino de alegría.
—Pero no te irás, ¿cierto?
—Jamás, a menos que tú ya no me quieras aquí.
—Entonces estarás siempre a mi lado —a pesar del dolor y que la respiración se le entrecortaba cada vez que hacía más contacto con Liam, lo abrazó. Podía soportar el frío unos minutos, pero la soledad no.
—Me alegra que no te asustes conmigo —le dijo Liam.
—Eres mi mejor amigo, soñé con este momento desde que te sui…
—NO LO DIGAS —le interrumpió Liam de manera brusca. Casey llegó a saltar de la sorpresa.
Hubo un silencio que hizo maquinar la mente de Casey a mil por hora: ¿Qué estaba haciendo? Todas las ideas contradictorias se le vinieron al mismo tiempo, Liam estaba muerto y ella conversaba con él amenamente sobre su tumba ¿Qué tan loco era eso?
—No pienses tan rápido, me revuelves la cabeza —le señaló Liam y se golpeó en la sien.
—Lo siento.
Casey ya no distinguía entre lo que era normal y lo que era extraño, porque de pronto el ataque de realidad la golpeó y se dijo que conversar con un fantasma no era algo común.
—Comprendo que estés tan confundida, tal vez si duermes un poco despejas tu mente.
Casey le dio la razón y se levantó para irse a casa. Liam la imitó y se puso a su lado izquierdo, como siempre lo hacía cuando estaba vivo.
—¿Los demás pueden verte? —inquirió Casey mientras caminaban hacía la salida, recordando a los ancianos.
—Sólo si yo quiero.
—Perfecto, necesito que me hagas un favor —le dijo ella, ideando un plan reprimido desde hace muchos años.
—¿Qué quieres que hagas?
—Quiero darle un gusto a tu ex novia —Liam sonrió, esa era la Casey que él conocía.
—Entonces haré que Katty se muera del susto —dijo él.
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I Love you (Niall Horan)
Fiksi PenggemarHay algunas personas que te marcan, hay otras personas que te salvan. No es otra típica historia