Capítulo 5 "Primero el Jazz"

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21 de Diciembre de 1956 Plaza del Barrio 21:00h
Iba caminando por la plaza, mirando a cada mujer que pasaba por mi lado, alguna de ellas la veria esta noche, seria a aquella mujer con melena oscura o aquella con moño castaño, solo faltaba una hora para que mi propio toque de queda sonara en forma de jazz por todo Nueva York, estaba claro que no me iba a acercar al centro, estaba un poco lejos para ir caminando, empezaría por mi barrio y si funcionaba "actuaría" por los clubes del centro.

Iba acompañado por mi viejo maletín con mi saxofón  y mi hacha escondida dentro, las luces del árbol eran preciosas, la gente se quedaba mirándolas mientras se escuchaban cantar villancicos, de repente de uno de las ventas del ayuntamiento sonó los informativos de la radio:

"ATENCIÓN VECINOS DE LA VIEJA NUEVA YORK

Este comunicado va para todas las mujeres de Nueva York, un asesino pasará por todas las casa de la ciudad con un hacha y quien no esté escuchando jazz en su casa a las 22:00h esta misma noche, será asesinada brutalmente con su hacha."

La gente se sobresaltó, algunas mujeres cogieron a sus hijos y se fueron hacia sus casas con rapidez, otras se quedaron hablando entre ellas sobre "El hombre del hacha". Escuché varias preguntas como: ¿Por donde empezará? ¿Quien será ese hombre?

Fui paseando por las calles,llegué a mi casa y entré, puse mi gramola frente la ventana con música jazz, veía como los vecinos hacían lo mismo, algunos se lo tomaron a broma y hicieron un pequeño "guateque" y mientras ponían la música, invitaron a otros vecinos a pasar a casa, yo estaba invitado.

Entré a la casa con el saxofón, saludé al señor Henry, es mi vecino de enfrente, hace unas fiestas magníficas y es un gran apasionado a mi música, así que me senté en una silla y saqué mi saxofón y toqué un poco de música, una o dos canciones, eran como 4 parejas en su casa escuchando música y bebiendo algún que otro coctel, la genté se empezó a ir, faltaban unos minutos para las 22:00h, así que recogí y me metí en mi casa, salí por la puerta de atrás de mi casa, esa noche había poca luz, las farolas estaban cubiertas por una densa capa de nieve que no dejaba escapar ningún rayo de luz, fuí paseando por las calles, todo era jazz,  que bien me sentía, fui por la calle Ritch  y ví una casa con todas las luces apagadas menos la del comedor, me acerqué para asegurarme que estaban escuchando jazz, pero no era así, me acerqué a una de las ventanas, eran dos chicas jóvenes no pasarían de los 25 años, estaban leyendo un libro y una de ellas empezó a hablar:

-Leoise, pon la música, ¿no ves que hora es?

-Monique, no te creas todo lo que dicen en la radio, lo habrán hecho para asustar a la población, no voy a poner jazz a estas horas

-Pero toda la calle esta escuchando algo de jazz, sal a porche a escucharlo

Ese fue mi gran momento, las dos chicas salieron al porche, con una manta encima tapándose el camisón rosa palo de una y azul turquesa de la otra.

-Monique, si que es verdad es una estampa navideña muy bonita, ver nevar y con jazz, pero te sigo diciendo que no va a pasar nada.

Entraron las dos chicas a la casa pero no cerraron bien la puerta, así que abrí mi maletín  y saqué el hacha, dejé el maletín en el porche detrás de una hamaca  que estaba ahí puesta, lentamente entré por la puerta, las ví a las dos sentadas en dos butacones enormes, ví la vieja caja de luz, y apagé todos los interruptores por si llamaban a la policía.

-Leoise, se ha ido la luz, voy a por un par de velas

La chica llamada Monique pasó por mi lado pero no se dió cuenta, la oscuridad, le había cegado completamente, me acerqué sigilosamente y me puse enfrente de la otra chica y con un "Bu" la asusté y clavé mi hacha en su pecho, se escucharon las pisadas de la otra chica, venia corriendo con dos velas, me vió ensangrentado y su amiga por detrás cubierta de sangre, empezó a chillar y se le cayó las velas al suelo, prendieron un mantel de punto y la alfombra, salté el fuego y la chica empezó a correr, intentó subir las escaleras pero, como iba descalza, se resbaló y calló y por la espaldá le hinqué mi profunda hacha.

Manché uno de mis guantes con sangre y dibujé en la puerta de su casa un hacha, salí al porche y guarde el hacha, con paso rápido me alejé y me acerqué a mi casa, entré y cerré la puerta, como siempre hago, subí al baño y encendí el agua caliente de la bañera, dejé la americana y la camisa encima de la cama,  me quité los pantalones y baje a la cocina con un albornoz  y me serví un Whisky, subí y me metí en la bañera y con jazz de fondo y mi copa me sumergí entro del agua caliente y me quedé sonriendo un rato dentro de la bañera, el agua se volvió de un tono rojizo, de toda la sangre que tenía mi cuerpo, salí me sequé y me tumbé sobre la cama. Tenia que lavar el traje, lo lavé  llenando de nuevo la bañera.Me quedé dormido en la cama y no me desperté hasta el día siguiente.

22 de Diciembre de 1956  casa de Josh Sposit sobre las 11:00h

Estaba en la cocina preparándome el desayuno  y encendí la radio, estaba apunto de empezar el informativo, mientras estaba preparándome las tostadas llamáron a mi puerta, miré por la rendija era el Sr. Henry:

-¡Oh Sposit! ¡Que desgracia!

-¿Que ha pasado Sr Henry? - preocupado

-Las chicas de la calle Ritch, que desgracia...

-¿Que les ha pasado Sr. Henry? Responda

-"El hombre del hacha" las a asesinado y quemado

-¿Como sabe que ha sido ese tal "Hombre del hacha"?
-En la puerta había dibujada un hacha enorme, esas chiquillas eran las hijas de mi hermano, que desgracia ¡Que desgracia!

-Siéntese y tómese un café

Le senté en el sofá y le preparé un  café, en la rádio estaba empezando el informativo:

"El hombre del hacha, actúa en la zona sur de Nueva York, dos jóvenes chicas han sido asesinadas y quemadas en su casa de la calle Ritch, puede ser que esté relacionado con la muerte de la vendedora de ropa del mismo barrio y la desaparición de la famosa cantante Mariss Lepond ¿Volverá a actuar este despiadado asesino?"

-¿Mariss Lepond a desaparecido? - dijo el Sr. Henry

-Si, la semana pasada en el Club Burn, por desgracia yo estaba esa noche tocando en el club

-Mariss Lepond... a mi mujer le encanta su música, bueno le encantaba su música, esa noche queríamos ir al club, mi mujer se guardó uno de los carteles que habían por las calles, pero mis sobrinas cantaban en el coro

-¿En el coro? ¿Que coro?- dije

-Un coro de Gospel, el de la iglesia, eran muy buenas cantantes

Pensé y puede ser que matase a dos futuras cantantes de clubes, pero ellas se lo buscaron mis leyes son mis leyes.

Después de la charla con el Sr. Henry, salí a comprar al supermercado, no había casi nadie por la calle, la gente estaba en sus casas encerradas, tendrían miedo al "hombre del hacha", los niños estaban encerrados sin jugar a la nieve. Me acerqué al mercado y la gente no paraba hablar de los asesinatos del barrio, ya iban tres seguidos en las dos últimas semanas, y por que no se han enterado del de Mariss. Fuí a la zona de la verdura, cogí cuatro tomates y una zanahoria, una señora del fondo  iba a coger una lata de tomate frito del último estante, fui a ayudarla pero el bote estaba abierto y se me cayó de las manos, el tomate le cayó por encima, ver a la señora cubieta de potingue rojo  me entraron ganas de volver a matar.

22 de Diciembre de 1956  21:40h

Quedaba poco para las 22:00h  cogí mi maletín, puse la música  de la gramola, la acerqué a la ventana y salí a por la próxima presa, esta vez cojí un taxi, y me acerqué al centro de la ciudad, que preciosas calles, que iluminado estaba todo, los neones parpadeaban  y brillaban  con fuerza, me acerqué a una zona de casitas pequeñas, ninguna estaba escuchando jazz, solo dos o tres,elegí una a desdo y me acerqué, pegué una patada a la puerta y entré, una señora mayor con el pelo blanco y unas gafas enormes negras con un camisón blanco y con unas pantuflas marrones cayó al suelo del susto, lanzé mi hacha que se le clavó fuerte en la cabeza,me quedé anonadádo por el sonido del cráneo al sacar el hacha de su frente, hice lo mismo que la noche anterior, con el guante dibujé un hacha en la puerta , la dejé medio abierta y salí de la casa.

El Hombre Del HachaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora