Viento

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Ella era amiga del viento...
Solía sentarse al sol, por las tardes, a narrarle su vida, a contarle cuentos.

El viento era su mejor amigo... Era...

Escuchaba sus más oscuros secretos
Y solía responder con un leve silbido discreto.

El viento estaba para ella, cuando nadie más lo hacía... Estaba...

Le encantaba ir a las montañas,
Allí podía gritar sin molestar a nadie,
Allí podía escuchar como el viento le respondía con ecos.
Ella sabía que las respuestas eran su propia voz sonando a lo lejos,
Pero imaginaba que el viento le respondía y la escuchaba.

El viento la acariciaba y la hacía feliz.
Aún sin una forma corpórea.
El viento la llevaba muy lejos y la motivaba a seguir.
Aún sin hablarle.

Aunque últimamente ella estaba muy triste.
Recientemente había salido una persona de su vida, alguien que era todo para ella...
Se había ido para siempre.
Se dio la vuelta y se marchó.
Ella... Tampoco quiso detenerlo...
Estaba cansada de detenerlo siempre.
Lo dejó en paz, que se lo llevara el viento. Pese a que lo amaba y lo extrañaba como a nadie.

Le contó al viento lo sucedido,
Éste permaneció impávido, no respondía a sus palabras.
Se fue a las montañas a gritar pero... Curiosamente su eco no se escuchaba.
Siguió vociferando hasta quedar sin voz, hasta que su garganta le doliera, hasta quedar ronca, hasta ya no poder hablar más... Gritó lo más que pudo... Pero no halló respuesta...

Supuso que el viento la había abandonado, como su amor que se había alejado...

Al final, tenía razón.
El viento la había dejado.
Se había marchado con aquel amor.

Lo había abrazado.
Había elegido irse con él.
Lo había comprendido.
Lo había preferido a él.

Y no volvería.

El viento no volvería.
No era el tiempo para los dos.
No era el momento de estar juntos.

A ella le dolió su abandono.
No comprendía por qué después de tanto tiempo, se había ido.
Después de todo lo que pasaron y después de haberla arrullado tanto tiempo.
Pero ella tampoco comprendía que también era viento...

Era viento porque ella también se alejaba
Era viento porque ella también acariciaba sin una forma corpórea
Era viento porque ella también te llevaba muy lejos y te motivaba a seguir, sin siquiera hablar. Solo con su presencia.

Ella era viento, era sol, era lluvia, era días tristes y días festivos.
Era el café de las 6am.
Era la copa de vino de las 8pm.

Era la fragancia más dulce y exquisita.
Era el descanso después del trabajo.
La salida con amigos.
La lectura de un libro.
La admiración de las estrellas en la madrugada.

Pero también era los días grises y tristes.
Era la impuntualidad hecha persona.
Era el maquillaje corrido después de tantas horas llorando.

Era los dolores de espalda después del trabajo.
Era el no poder salir por falta de tiempo.
El bloqueo de lector que no la abandonaba.
El dormirse contemplando las estrellas y amanecer con un montón de picaduras.

Era lo malo y también lo bueno.
Pero ella no caía en la cuenta.

Por eso el viento la dejó.
Volvería cuando ella estuviera lista para ver lo hermosa que era, a pesar de sus cicatrices y de sus malos días.

Volvería.

Volvería con un amor, también. Con un amor verdadero, un amor real.
Pero aún no era el momento.
No era el tiempo para estar juntos para siempre.
Para estar juntos los tres.

Volvería cuando ella se amase.
Cuando entendiera, al fin, que ella no necesita de nadie para ser feliz.
Y para eso, aún faltaba mucho camino por recorrer.

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Escribo para no sentirme solaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora