Sola

100 42 33
                                    

Sábado, 00:30 de la madrugada...

No puedo dormir, no tengo sueño y tampoco tengo ganas de soñar cosas que no se cumplirán.
No quiero crear mundos, realidades donde sentirme bien al menos una sola noche de mi puta vida. Quiero sentirme bien en el mundo real, en la vida real. No en un invento de Morfeo.

Me acurruco en la esquina de mi cuarto. No quiero ni siquiera tocar la cama, mucho menos la almohada. Me parecen sucias de todas las veces que he llorado allí, que han escuchado mis quejas y me han protegido de mi misma; de mi peor versión.

Me acurruco más, en la oscuridad de mi habitación. Quiero hacerme pequeña, desaparecer, dejar de existir.

Me siento y escondo el rostro entre mis piernas. Las que tanto me han aguantado estos 21 años. Las que tan marcadas he dejado con mi autoflagelación y mis cambios de alimentación.
Las abrazo. Son mi único lugar seguro en este momento.

Me siento y comienzo a llorar.
Lloro en silencio como he hecho toda mi maldita vida.
Algo que me caracteriza es el llorar sin quejidos. Prefiero sufrir sin sonido.
No necesito la lástima de nadie, jamás la necesite. Es algo que me da asco.

Mis demonios me hablan. Se representan en unas sombras aterradoras. Me acechan, dicen que acabe con el sufrimiento... Pero ¿de qué sirve la vida sin un poco de él?

Lloro recordando las mejores desiciones que podría haber tomado.
Lloro por las personas que me dejaron de lado, por las que les di demasiada importancia, por las que mandé a la mierda, por las que debería haberles dado una oportunidad, por las que ya no están en la tierra, por quienes conocí y me defraudaron, por quienes aun quiero y ellos a mi no, por quienes dejé que me lastimaran, por quienes aun me hieren, por los que olvidé y los que no quiero recordar más...

Lloro por muchas personas, sí, pero también lloro por haberme perdido a mi misma.

Lloro por haber cambiado para complacer al resto, a personas que amé o amo, cualquieras sean.
Lloro, porque debí haber mejorado por mi propia cuenta no por el "qué dirán".
Lloro, porque soy una estúpida.
Lloro, porque tengo impotencia.
Lloro, porque es mi escape.
Lloro, porque debería ser una mierda con mucha gente y no puedo serlo.
Lloro, porque perdono y aguanto demasiado.
Lloro por haberme perdido. Haber perdido a la Abigail que era fuerte, que se amaba completa y absolutamente... Que era mucho mejor que esto que soy ahora.
No la voy a recuperar jamás, es un hecho.
No quiero acostumbrarme a ésto. Me desconozco.

Los errores y las desiciones que tomamos nos hacen cambiar demasiado y sé, sé que tengo que seguir adelante. Pero no quiero.
Me pidieron... Me pidieron no perder mi voluntad, pero ¿eso qué mierda importa ahora? Seguro fue una frase dicha por lástima. Una lástima momentánea...

Si hablamos de perder voluntad... Eso ya ocurrió hace años.
Si me preguntan por qué sigo... La respuesta es simple: lo hago por quienes me quieren. A mi no me interesa seguir en este mundo.

Sé lo que piensas, "Ey, no estés mal! Hay mucho por vivir y tienes escritos que llegan al alma! Debes seguir luchando, porque no hay que tirarse abajo"... Pero, ¿sabes?, me importa un carajo tu comentario. Y lamento si te ofendo, pero no te he pedido que me levantes el ánimo.
Tampoco vengas con tu sermón de "hay gente que no tiene la vida que tienes, que está enferma o murió". Bueno, no me importa. No compares su vida con la mía.
¿Tú qué mierda sabes qué tengo yo?
Hay personas muertas en vida. No hace falta dejar éste plano terrenal para morirse.

Escribo y pienso... Pienso que es algo que hago para sentirme mejor, solo un poco.
En mi vida he caído muy bajo... Hoy por hoy estoy en el fondo. Toqué fondo. Y no quiero salir de ésto.

No intentes ayudarme. No creo en el samaritarismo ni en la caridad.

Solo déjame deprimirme un rato más.

Encender un cigarro y tomar licor, mientras estoy sentada en una esquina, es un placer que me suelo dar seguido.

Solo déjame deprimirme un rato más.

A ti, lector, que sigues leyendo este tipo de pelotudeces sin sentido y los otros escritos cuerdos que tengo; solo tengo para decirte que GRACIAS. Supongo que después de todo soy un payaso en este circo, que sirve para escribir tonterías en mis momentos de perdición y cosas certeras en mis momentos de lucidez que agraden o gusten al resto...

Supongo que, gracias por seguir allí. Aunque todo esto no valga la pena. Seamos realistas, escribo pura mierda en bellas palabras y ualá salen estos escritos dolorosos o amorosos según mi estado de ánimo y nivel de depresión...
Ando sin inspiración, solamente cuento cómo me siento, cómo estoy... No le hallo sentido a la poesía... No le hallo sentido a ésto...

Sin embargo los quiero, porque en mi cabeza perdida, siguen detrás de una pantalla al pendiente de si actualizo o no.
Me hacen todo más llevadero, más "fácil". Son como una chispa que me mantiene un poquito cuerda. Una de las tantas chispitas que me mantienen cuerda.

Creo que ya perdí el juicio, chicos.

Manténgase a flote, en serio.
No se abandonen, como yo hice. Tampoco cambien para agradar a alguien, excepto que quieran agradarse a ustedes mismos y no estén conformes con su forma de ser. Y mucho menos cambien por la sociedad.

En resumen, no hagan las estupideces que hice yo. Duh.

No se infecten la vida con palabras ajenas y la corrosión del dolor.

Me retiro, a seguir llorando y fumando. Es mi escape hacia una libertad, temporal.
(No, no me drogo. Es cigarro "normal". Podré ser una mensa, pero no soy una idiota jaja)

"Estoy rota y con el alma destruida, y desde mi rotura escribo para retrasar lo inevitable: mi pérdida absoluta."

Escribo para no sentirme solaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora