Capitulo 14

28 2 4
                                    

Charlie llegó a las once de la mañana. Aun tenía mi pijama de color rosa que no me dio tiempo a darme una ducha y vestirme adecuadamente para salir con él. Incluso, mi cabello castaño estaba hecho nidos de pájaros. El joven mago sonrió divertido al verme así, me ruboricé por el momento. Lo dejé pasar al departamento, Shago y Lois vinieron a recibirlo como siempre hacían con los invitados. El día estaba soleado, con una temperatura bastante asfixiante, mis shorts rosados se pegaban a mis piernas sometiéndome a quedarme semidesnuda.

-¿Cómo estás?-pregunto Charlie.

-Bien, tengo fragmentos de recuerdos de niña-le respondí, esas cosas comenzaba a alterarme porque no lograba ubicarlas en una línea temporal- ¿Es normal?

-No lo sé, no tuve la oportunidad que borrarán mi memoria-dijo, eso sonó como burla. Fruncí el ceño.

-¡Qué va!-inquirí rendida-. Iré a bañarme, y luego saldremos dónde sea.

Charlie asintió, mientras miraba los apuntes de neurología y comenzó leer mis notas. Dejé de contemplarlo como lo fascinante, misterioso y atractivo que era desde hacía pocos días. Nos conocíamos anteriormente pero, no tenía suerte de llegar a esos momentos. Fui a mi dormitorio, tomando un conjunto celeste y blanco con unas sandalias bajas. Me metí en el baño, dudando en poner seguro sin embargo, no creía que el chico fuera tan atrevido de meterse a la ducha conmigo. Algo que me dejó incómoda. Cerré la puerta y preparé el agua. Mi reflejo en el espejo de marco negro, se veía algo desilusionado. Mi cabello castaño caoba caía en ondas debajo de mis hombros, estaba cortado en forma de V contorneando mi rostro redondo con el mentón marcado. Mis ojos avellanas, parecían más claros debido al cambio de estación y mi piel estaba pálida sin tomar color. No tuve mucha oportunidad de echarme bajo el sol. Entré a la ducha, tras desvestirme y comencé a bañarme, lo más rápido para no demorar en la salida con Charlie.

Salí del baño, ya vestida y peinada con un tipo de lazo interior del cabello, que aprendí con Valeria antes que se fuera de vacaciones. Tomé dinero, no mucho porque no sabía dónde iríamos y trataría de no hacer enojar a Charlie. Entré a mi dormitorio, donde dejé las pantuflas en el armario, luego cerré con llave porque Shago aprendió a abrirla aunque esté cerrada. No quería sorpresa en mi regreso. Me reuní con Charlie que estaba dibujando en mi cuaderno, asomé mi cabeza notando que eran un brazalete de rosas, tal como el tatuaje que tenía en su brazo derecho.

-¿Vamos?-interrumpí su concentración. Charlie posó sus ojos en mí, sonrojándose y noté esa reacción de sorpresa. Tampoco estaba tan asombrosa. Solo, era algo cotidiano- ¿Qué? ¿Prefieres un vestido de gala y corona de trenzas, maquillaje?

-Me gusta lo sencillo, en ti queda perfecto-me halago, reincorporándose-. Espero que no te molestes en mi arte, estaba aburrido. Y, ya leí casi todos tus apuntes.

-Oye-le dije, dándole un empujón- Solo, tarde veinte minutos.

-Suma otros quince mientras te vestías.

-Charlie-le llamé la atención.

Él se rió burlándose de caer en su intento de hacerme enfadar, cuando recordé algo; yo iba paseando a Shago (intentando), cuando vi a Charlie acercarse al edificio y nos saludamos, momento donde nos presentamos.

Me sonrojé, sonriendo como tonta. Charlie me miró extrañado de mi cambio de expresión, era un detalle que no era nada importante en estos momentos. Además, el chico se distraía fácil. Fui por mis llaves, el mago me siguió con calma sin preguntar nada y salimos, cerré con llave. Cuando oí una risa de burla a mis espaldas, era Ethan. Rodee los ojos, cansada de su egocentrismo.

-Me cambias por el pelirrojo-dijo provocando algo de tensión-. Si eres rara.

-Cállate, y vete a levantar neumáticos-le espeté, sacándole el dedo medio.

Empujé a Charlie, suavemente, hacia el hueco de las escaleras. Del lado derecho, estaba el elevador como nuevo, solo podían subir tres personas. Marqué el botón, esperando en silencio junto al mago. Mis manos sudaban, intente calmarme respirando cada tres exhalaciones y sintiendo como la tensión en mis hombros disminuía.

-¿Quién era?-pregunto Charlie, al fin. 

El ascensor llegó, abrí las puertas manuales y entramos.

-Es el vecino.

-Yo vivía en ese departamento cuando nos conocimos-comentó, volví a sonrojarme-. Fue una buena decisión mudarme a Londres.

No dije nada. Llegamos al hall principal, Charlie tomó mi mano entrelazando los dedos. Lo miré confundida, cuando sonrió con maldad y dijo;- Uno...dos...tres.

Sentí un giro sobre mis pies, luego el cuerpo se elevó en un tubo oprimido. Noté que mis oídos comenzaron a zumbar y la falta de aire, igual. No me atrevía a abrir los ojos por miedo a ver lo peor de mi vida...¿Estaré muerta? ¿Será que Charlie es un asesino? Pensé rápidamente. Tras unos segundos, caí contra la moqueta verde de una casa. Olía a humedad y otros que no reconocía muy bien. Algunas voces comenzaron a aparecer en mi entorno, unas manos fuertes me ayudaron a ponerme de pie y miré todo con dificultad. Estaba borroso, mi audición estaba aturdida como si hubiera estallado una bomba. Poco a poco, escuché las voces.

-...vas a empeorar las cosas con la chica, Weasley.

-Creí que iba a entender que haríamos aparición.

-¡Por todos los magos, hombre!

-¿Estoy muerta o qué?-intervine con un tono de voz queda, aun estaba atontada.

-No, Rozier-dijo ese nuevo hombre. Su voz era agradable y armoniosa.

Estaba en una sala de estar, con estanterías negras y libros de todo tipo de tamaños, ordenados de un modo personal desde colores y letras. Solo, eran tres estanterías en una de las paredes. Del otro lado, había un sillón y dos sofás con una mesita de café en medio con una bandeja de té. Reconocí a Tonks que nos observaba con cierta preocupación.

-¿Dónde estamos?-pregunté tras sentirme mejor.

-Soy Remus Lupin-dijo el hombre, lo miré. Tenía varias cicatrices perdidas en su rostro alargado, unos finos bigotes que le daban más edad de lo que aparentaba-. Ella es...

-Tonks-le corté-. Vino a mi trabajo.

-Cierto-correspondió Remus. Miro al chico que le advirtió que sea más cuidadoso con sus intenciones-. Rozier, te daré unas teorías y preguntas para saber que tanto aprendiste de los manuales. Luego, veremos si podemos seguir adelante con eso, y conseguirte tu varita mágica.

-Me parece bien-dije, entendí que este hombre sería mi tutor hasta que todo el asunto de mi madre y mi memoria se pusieran en orden- Sí, solo quiero decir algo.

-Claro, ¿qué pasa?

-No he desayunado.

Phoenix 2#Cantos y plumasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora