Capitulo 29

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Volver a compartir la mesa con la familia Weasley me parecía genial pero preferí rechazar esa invitación con respeto, todo por mi salud. Molly entendió, algo apenada y envió a Charlie que se quedara conmigo, así no sentirme tan sola. Ya comenzarían los nuevos años de estudio, tendría que inscribirme a las materias que me quedaban de segundo año. Si es que podía volver a esa vida. Charlie estaba sentado sobre el suelo, con su espalda apoyada en la cama opuesta de la habitación. Comíamos en silencio, los sorrentinos de salmón y salsa blanca eran deliciosos. Creo que oí unos murmullos detrás de la puerta. Charlie se entero que ocurría, levantándose para abrir y el cuerpo de Fred cayó contra el suelo, su nariz fue aplastada por la caída.

-¡Dejen de hacer eso!-pidió Charlie con irritación, apunto hacia mí-. Tienen que descansar, entiendan.

-Pensé que ibas a ...

-¡Fred!-le grito su hermano molesto, lo tomo de su camisa levantándolo con facilidad y lo miro con enfado- Vuelves a tener este tipo de creencia de mí, y voy a enviarte al infierno.

-Nunca podrías, es que...

Charlie lo empujo fuera, cerrándole la puerta en la cara. Tanto George y Fred soñaban que fuéramos pareja, que acabemos de dar tantas vueltas. Era verdad, nunca me detuve a pensar que pasaría si le pedía a Charlie que fuera mi novio, por lo menos, nadie diría que no lo intente. Aparté el plato, tomando el vaso de agua pero estaba vacío. Me moví un poco para alcanzar la jarra de agua, en eso escuché a Charlie decir algo en rumano.

-¿Qué dijiste?-le pregunte mientras me servía agua fresca-. Deja de hablar en otro idioma es despectivo.

-Dije cerdo.

Bebí de mi vaso, mirándolo. Estaba de brazos cruzados parecía estar molesto por lo reciente, como si fuera mi guardaespaldas y no quería tener la prensa en mi camerino. Era una forma de considerar su cuidado. Le hice un gesto para que se sentará conmigo, después de otras tres veces para que no se quedará en el piso. Aun así, rechazó. Rodee los ojos.

-¿Por qué?-le dije, Charlie no respondió-Prometiste ser sincero y yo igual-le solté, debía saber que pasaba entre ambos. Si habría un eclipsis o un apocalipsis- ¿Todos lo saben? ¿Saben que voy a perder mi vida mental?

-Ah, bueno-murmuro algo avergonzado, deposite el vaso sobre la mesita. Lo detestaba-. Lo siento, necesitaba hablar con los demás. ¡Estaba matándome! Necesitaba que alguien me escuchará.

-¡Entonces, consigue un especialista y ya!-le grité apretando los puños.

-No debes avergonzarte por esto, Annie-dijo él con más calma, se sentó a mi lado tomando mi rostro, estaba llorando sin darme cuenta-. Voy a estar contigo. Lo que sea que necesites, voy a apoyarte, lo sabes.

Sentía que las lágrimas eran muchísimas, apoyé mi cabeza contra su pecho y apreté su camisa azul contra mi rostro, impregnándome de su perfume de cebada, y café por mis fosas nasales. Adoraba esta sensación. Mi llanto se detuvo cuando oí unos golpecitos a la ventana, era Zaria me sorprendió que estuviera afuera del departamento. Me levanté, seguida de Charlie y dejé entrar al ave, que se colocó sobre mi brazo. Logre sacarle la carta, leí que provenía del Departamento de Educación Mágica, ya eran la tercera vez que recibía a otro instructor. Extrañaba a Remus, pero no podía hacerlo, ya no tenía esa posibilidad. Tiré el pergamino hecho un bollo, sentándome con frustración en la cama. Charlie acarició al ave para calmarla, sacó unas golosinas ofreciéndole y esta acepto. Al principio, el chico no quería creer que el aguilucho sureño pudiera ser tan precavido y fuerte en otro clima que no fuera tropical. Es que, era mágico, se adaptaba a los cambios. Tuve suerte.

-Llevaré esto abajo-hablo Charlie, levantando los platos del almuerzo.

No le respondí, desvié mis ojos de su anatomía perfecta y él suspiro con pena retirándose del lugar. Zaria termino de comer, saliendo por la ventana. Ahora, estaba sola sintiendo el silencio, algunos cantos de las gallinas dos pisos abajo y el susurro del viento de verano. Vi un libro azul debajo de unos pergaminos, lo tomé con curiosidad y el tema era transfiguración, algo que no entendía mucho desde que vi los manuales en casa asique pensé concentrarme en él para matar el tiempo y recuperarme.

La señora Weasley y yo estuvimos un buen rato negociando que era conveniente para mi estado de salud. Ya no tenía fiebre, pero estornudaba seguido y ella temía que no pudiera controlar una gripe, o algo. Le recordé varias veces que sería doctora dentro de unos cinco años, reconocía los síntomas de varias enfermedades pero, estaría bien, era alergia. Charlie esperaba una decisión, aunque apoyaba la idea de su madre por quedarme en la Madriguera, y no quería dejarme sola. No sé cuánto tiempo estuve discutiendo con la mujer, finalmente llegamos a un acuerdo.

-¿Yo, qué?-dijo Charlie tras escuchar su nombre en nuestra disputa.

-Te quedarás en el departamento de Annie, solo cuidarás de ella y sus mascotas-tercio Molly Weasley, arrugué el ceño sin esperar que ese fuera su plan-, podría ir yo misma pero, aun no puedo dividirme en dos partes.

-Mamá...

-Lo harás, nada de excusas baratas y ya ve por tus cosas, cada vez oscurece más.

Sabía que Charlie no podía perder en una pelea verbal con su madre, le daba miedo y no solo era eso, también le respetaba mucho. Era una gran mujer, una líder familiar y amaba a todos. Incluso, tomo cierto cariño conmigo desde que el chico no dejaba de hablar de mis intereses ganando que todos estuvieran emocionados por verme. Debe ser que Charlie no hablaba de la gente con tanta regularidad. Me dejé caer sobre la silla, mientras esperaba que Charlie empacará sus cosas.

-Me lo agradecerá algún día, seguro-se dijo a sí misma la señora Weasley. Arquee mis cejas, salió del comedor con una canasta de ropa limpia.

Qué familia...

Phoenix 2#Cantos y plumasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora