Hable con un médico de cabecera, explicándole la razón de mi visita aunque el hombre de cuarenta años no opinaba lo mismo, intente convencerlo con los mejores argumentos clínicos y los síntomas como falta de concentración, pequeños flash pasados sin orden en mi memoria. Finalmente, decidió darme el placer de abrir un caso médico para estudiarme, capaz lo hizo a regañadientes con el objetivo de callarme y yo confiaba que podrían descubrir algo de mí. Pedí una cita para las pruebas, ya era el mediodía cuando acabe con todos los trámites en el hospital central de Londres.
Salí, caminando para buscar un taxi e ir a El Caldero Chorreante donde estaba el pasaje secreto para el Callejón Diagon. El tercer taxi se detuvo, subiendo a él y le indiqué la dirección. En tanto, iba avanzando por las calles principales veía como las personas normales, desconociendo un mundo diverso donde las cosas imposibles, eran posibles e increíbles estuvieran ajenos a ello. Los grandes edificios del centro dejaron de verse, cuando nos metimos en unas calles poco conocidas del barrio bajo de Londres, los rostros de algunos peatones eran hoscos y de miradas frías. El taxi se detuvo en el bar con una fachada casi destruida, donde los muggles no entrarían aunque lo pensarán dos veces. Pagué el viaje, bajando y el taxi se fue. Respiré hondo, recordando algunos consejos de Cora, aquella bruja que parecía que le agradaba, por suerte. Entré.
El olor a cigarrillo con nubes grises flotando sobre las cabezas de los fumadores, algunos ojos fríos me estudiaban a cada paso que daba sin dejar de fijarse que no era alguien recurrente en el Caldero Chorreante. Apresuré el paso, cuando una mano se aferró a mi hombro deteniéndome por completo. Tragué saliva, no sabía usar mi varita, no conocía todos los hechizos de defensa en caso que me pidieran un duelo. Me giré, encontrándome con los destellos de superioridad en los ojos de Cora. Suspire aliviada.
-¿Cómo anda la niña nueva?-preguntó curiosa, o fue cortesía.
-Bien, acomodando mi vida con todo esto.
-Ajá-asintió, esperando que charlará con ella y nada más quería ver a Charlie. Solo, que parecía ser una bruja que no podías negarle algo de respeto y flexibilidad-. Descubrirás cosas que nunca antes hayas pensado encontrarlas.
-De eso no hay duda-confirmé, ella hizo una pequeña mueca de pena. Daba miedo-. ¿Podemos hablar otro día? Si quieres, nos veremos mañana en mi tienda.
-Cuando alguien decide echarte una mano, en especial, en este lugar... ¿Piensas rehusarte a tomar ese apoyo, Rozier?
Arquee una ceja. Tenía razón, la primera persona ajena a la familia Weasley estaba ofreciéndome su confianza aunque no tuviera información de mi vida...¿o, sí? Acepté compartir unas cervezas de mantequilla con ella, seguramente tuviera que pagar la ronda de la consumición, digamos que Cora era engañosa y astuta. Le comenté la situación sobre mis poderes bloqueados con la consecuencia de perder todos los otros recuerdos por ese gran conjuro que mi padre biológico activo en mí. Cora oía atentamente, haciendo algunas preguntas.
-Haces bien en pedir estudios clínicos, Annie-coincidió en algo, a diferencia de Charlie que lo veía inseguro-. No está de más hacer pruebas para diagnosticar con seguridad lo que pasa contigo. Ahí mismo, sabrás cómo organizar tus prioridades-terció, bebió de su largo vaso y levantó su dedo índice delante de mi cara-. Mi prima Muriel sufrió a su treinta años la pérdida total de su memoria porque su marido le torturaba con maldiciones imperdonables.
-¡Qué horror! ¿Qué paso con ella?
-Se volvió reconocida-respondió con una sonrisa torcida-. Es pintora mágica, representa la naturaleza y la belleza humana. Por un lado fue algo positivo, pudo librarse de los peligros de su marido y huyó con sus dos hijos a Estados Unidos.
-¿Entonces, crees que debo seguir con las pruebas para confirmar la enfermedad?
-Sí, porque alguien dijo que podría ser pero, nunca has ido a comprobarlo. Solo, te guiaste por las palabras de tu novio.
Sentía que Charlie estaba mintiéndome todo el tiempo para no dejarme escapar de su vida, era una posibilidad o sus investigaciones serían erróneas sin el paciente el diagnostico no es concreto. Me despedí de Cora, que propuso visitarme tras darle la dirección de mi edificio. Fui al pasaje, donde marqué la clave con mi varita y los ladrillos se corrieron transformando el portal. Lo crucé, comenzando a caminar hacia la tienda de los gemelos Weasley. El atardecer iba cayendo, los tonos anaranjados y rosados del cielo volvían todo más perfecto, ilustrado. Me quedé pensando en los consejos de Cora, sería una peculiar amiga a diferencia de edad y experiencia.
Llegué a la tienda de los chicos, aun las persianas estaban bajas sin mostrar su interior. Caminé por la izquierda, descubriendo una puerta lateral. Llamé con mi puño, dos veces, esperando que pudieran oírme. Tras unos breves minutos, me recibió George con una mirada confundida de verme allí. Sonreí, me dejó pasar.
-Esperaba que fuera una sorpresa para ti, también-mencionó el gemelo guiándome por un pasillo en penumbras.
-Entonces, mostraré mi mejor cara de asombro.
-Podría ser-asintió conforme que disimulará delante de toda su familia- ¿Cómo te trata la vida con Charlie Weasley?
-Mejor que mi ex novio.
-¡Ja, quiero ver que Charlie te proponga matrimonio!-bromeo entre serio y divertido-. Debería apostar con Fred.
-No te adelantes.
-¿Por qué?- pregunto curioso, abrió una puerta de roble-. Capaz funciona mejor de lo que crees.
-Me baso en el presente, George.
Entramos a la tienda, donde mis ojos se abrieron cuando vi todo esos adornos rojos y verdes. Estantes, guirnaldas, juguetes mágicos flotando en el aire y era genial. Se esforzaron realmente, sería un éxito y opacaría a casi todas los negocios del callejón Diagon. George me guió a la oficina donde estaban sus hermanos, saludé a todos y besé a Charlie sonrojada por las miradas pícaras de los gemelos.
-Hacen una linda pareja, ¿no, Freddie?
-Y, cálida- comento el otro gemelo. Sonreímos.
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Phoenix 2#Cantos y plumas
FanficSegunda temporada de Birds Cuando Annie Rozier intenta recuperar su normalidad, el entorno comienza a verse más peligroso y confuso. Desde incidentes en la ciudad, y poco después, sus pensamientos le dejan en un frenesí de recuerdos incompletos. Rec...