Dante pidió un receso del juicio, ya no podía continuar con ello. Estaba siendo atendida por una enfermera de ojos turquesas, no recordaba si nombre ¿Elena o Stella? No sé por qué me molestaba en pensar su maldito nombre cuando tenía treinta y ocho grados de temperatura. Mi abogado regreso a la sala donde estaba, espere las noticias.
-El viernes a las ocho de la mañana, en este subsuelo.
-Es muy pronto-comente apartando el vaso de agua de mi boca, el abogado se hundió de hombros como si fuera que no podía hacer nada más. Los otros tenían más argumentos que nos dejaban en una situación embarazosa y humillante-. De acuerdo, intentaré no estresarme.
La enfermera o sanadora me entregó unas pastillas en forma triangular azules, le miré curiosa del resultado de estas. Sus ojos turquesas eran hechizantes, brillaban de una manera extraña, Tal vez, fuera un hada o algo así, no era normal. Ella sonrió.
-Toma esto en ayunas, luego la cena- dijo ella-. No te olvides, ¿bien?
Asentí no muy confiada de mí mente. Charlie tenía razón, poco a poco perdería el sentido de las cosas. Hasta el momento estaba frustrándome, o capaz que los nervios produjeron una alteración con diversos síntomas. Dante se sentó delante de mí, unos treinta metros nos separaban, entrelazo sus manos contemplando mi estado o más bien, esperaba que dijera alguna información para poder ganar el juicio y tener que cerrarle la boca a Jones. Parpadee varias veces.
-¿Ya puedo irme?- le pregunté a ambos.
-No creo que puedas tu sola, estás mareada y no has comido casi nada- respondió la mujer señalando un plato con comida dulce. Había unas masas azucaradas con sabor a miel-¿Tienes alguien que venga a por ti?
-No, vine con la auror Tonks desde la entrada-le respondí.
-Veré si está desocupada-propuso Dante, asentí y saco su varita mágica conjurando un hechizo, donde la punta salió un león que atraveso las paredes.
-Eso...
-Un patronus-me explicó el abogado-. Con los mejores recuerdos de felicidad se produce un animal de luz, generalmente, se usa para alejar a los dementores y enviar mensajes de urgencia.
-Suena algo difícil de hacer, ¿no?
-Así es, hay una minoría que no logran hacerlo tan bien.
Dante Heinberk tenía el rostro triangular, con unas finas cejas claras contrarrestando con su pelo rubio ondulado, peinado con gomina. Parecía sereno, seguro y astuto en sí mismo. Había manejado muy bien mi caso, dando datos necesarios. Estaba segura que mi madre quedaría absuelta de cargos, por lo que sus dos abogados gemelos tenían la certeza de dejarme mal parada.
-Debo irme-se despidió la sanadora, sonrió-. Recuerda tus medicinas.
-Está bien, gracias...
-Stella.
El abogado salió con ella acompañándola. Me quedé sola por unos momentos, viendo los dulces en plato, decidiendo comer tres trozos aunque mi apetito no era mucho, igualmente lo necesitaba.
Alguien sacudió mi cuerpo suavemente, su gran mano descansaba en mi hombro y su voz era familiar, era profunda y clara. Abrí mis ojos verdes, parpadeando para acostumbrarme a la blanca luz de la sala. Miré a mi derecha, un hombre de unos cincuenta años me sonrió tras verme, nuevamente. Extendió una mano para reincorporarme, ya que logré dormir un tiempo, recomendación de Dante.
-¿Cómo te sientes?-me pregunto el señor Weasley.
-Mal, todo va empeorando.
-Ya vendrán tiempos mejores-dijo animándome a no perder las esperanzas-, siempre llegan cuando uno menos lo espera.
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Phoenix 2#Cantos y plumas
FanfictionSegunda temporada de Birds Cuando Annie Rozier intenta recuperar su normalidad, el entorno comienza a verse más peligroso y confuso. Desde incidentes en la ciudad, y poco después, sus pensamientos le dejan en un frenesí de recuerdos incompletos. Rec...