Capitulo 38

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Charlie prometió hablar a la mañana, estaba agotado por la energía que uso para enfrentarse a esos tipos. Un pasado que evitaba hablar con cualquiera. Si deberíamos tener más confianza para que todo funcionará en esta relación, como yo esperaba que fuera dado que él revelo mi condición, averiguo con Tonks mi vida personal. Había confiado en él desde el principio. A lo largo de la noche, no pude dormir bien con los resoplidos dormidos de Charlie a mi lado. Mis mascotas dormían en sus cestas por suerte no estorbaban en la cama. Miré el reloj de mi mesita eran las seis de la mañana, me reincorporé sin hacer mucho movimiento ni ruido para no molestar a Charlie. Tome un conjunto de ropa de tonos grises y una toalla del closet, salí hacia el baño donde preparé el agua de la ducha. Aun no olvidaba el fuego llameante en los musculosos brazos de Charlie con su mirada zafiro llena de odio. No esperaba conocer esa faceta del pelirrojo, solo quería quedarme con su lado dulce y atento. Si las cosas que no conocía de él era un peligro ¿Por qué aun sentía que lo necesitaba en mi vida? Charlie Weasley era irresistible.

Luego de la ducha, me vestí con una remera y unos shorts sintiendo algo de calor en el departamento, haría unos veintiocho grados. Ordene el baño, por último cepille mis dientes. El chico seguía durmiendo, era un tronco imposible y perfecto incluso con su lado explosivo. Dejé de contemplarlo como tonta enamorada, fui a darle la comida a mis mascotas que se despertaron hace rato. Pensé cocinar unas tostadas, tenía un tarrón de mermelada de cereza y haria café. Estaba nerviosa por descubrir el pasado juvenil y rebelde de Charlie.

-¡Buenos días, Annie!- saludo el chico, sonreí.

-Hola.

-¿Café? ¿Tan mal estamos?

-¿Eh...? No entiendo.

-Cuando algunas cosas te afectan recurres al café, hay veces que bebes dos tazas asique pienso que no estamos muy bien-me explicó sentándose a la isla.

No respondí. Me sonrojé por esa observación, corrí un mechón de cabello dejándolo detrás de mi oreja con tres aretes. Charlie tomó una tostada dándole una mordida sin mirarme, regresé a la cafetera viendo el contenido con vacilación, ya estaba preparado y no pensaba tirar el café por una crítica de Charlie que se acostumbrará a mis manías y modos de hacer las cosas porque no dejaría de ser quien era para caerle bien a él u otro.

-Bueno-dije sentándome del lado derecho, le entregué su bebida caliente-. Hay muchas cosas que no te gustaran de mí.

-No dije nada como eso-se atajo rápidamente colocando una mano con cicatrices sobre la mía-. Me gustas con todas tus virtudes y defectos...No es nada malo, en serio.

-Pero, no confías en mí para andar a escondidas...

-Lo dices por anoche- susurró con pena.

-Dime tú.

-De acuerdo, Annie-dijo comprendiendo que quería que soltará todo de una vez-. No vine a Inglaterra por vacaciones ni por algún trabajo. Tenía que buscar lo que escondí a los dieciocho, cuando decidí dedicarme a los dragones.

-¿Lo hallaste?

-Sí, lo hice-correspondió, levante mis cejas sorprendida que lo dijera con confianza-. La organización de Phoenix descubrió mis movimientos por un espía de ellos.

-¿Qué era lo que guardaste?-pregunte curiosa, sabía que sería algo de valor único e incomparable.

El chico no dijo nada, tomó otra tostada con mermelada y comió pensando si decirme eso o quedarse con su secreto. El día recién comenzaba, el cielo se volvía azul con el correr del tiempo. Bebí de mi café, esperando sin presionar al chico que dijera la verdad, dependía de él darme toda su confianza. Ya tenía poca paciencia con Charlie y sus secretos.

-El primer fénix que apareció en el mundo, tenía una fuerza superior y era tan veloz que ningún mago pudo capturarlo. Pasaron años, muchos-comenzó contándome una historia de tiempos lejanos. Arquee una ceja confundida que estuviera diciendo esto, no interrumpí-. El primer mago que pudo detenerlo era puro de corazón. El fénix dejó caer una de sus plumas, sola una donde tenía todo su gran poder.

-Ya entiendo-dije sin dejar que terminará con la historia-. Tienes esa pluma contigo, ¿cómo?

-No lo sé...¿Rebeldía para la organización, respeto o considerar volverme más fuerte con el dominio del fuego? Tenía una vida sin planes.

-¿Entonces, ellos quieren que devuelvas la primera pluma del fénix porque creen que le pertenece?

-Algo así-correspondió, asentí-. Estaba guardada en una caja de cristal de campo de fuerzas, solo el líder supremo podía tomarla. Hay rumores que la pluma dejo de ser poderosa desde el primer dueño, otros dicen que quien la tome tiene que tener un corazón noble y que rechace las tentaciones.

No sabía que decir, estaba tan asombrada y confundida sobre la vida de joven rebelde de Charlie que no tenía palabras para explicar lo que sentía. El chico tampoco esperaba que reaccionará de algún modo diferente, solo me explicó lo que yo quería saber y dependía de mí usarlo o no. Hubo una pausa, Charlie levantó las cosas del desayuno sin hablarme y comenzó a lavar. Miré sus movimientos lentos, pausados como si estuviera analizando las probabilidades que yo lo traicionará, estaba arriesgado.

-¿Cuándo volverás a Rumania?

-En el inicio de clases.

-Solo, una semana más...

-Lo siento, pase todo el verano aquí por este tema en especial. Tengo que volver al trabajo o van a despedirme y no quiero que eso pase.

-Entiendo, justamente las pruebas serán para esas fechas y podremos...Quiero irme contigo.

-¿Qué?-dijo, cerrando el grifo y giró su cabeza hacía mí- Annie, ¿estás pensando en todo esto?

-Lo resolveré, una semana es suficiente para despedidas y papeleo.

Charlie me sonrió con gracia. Me hundí de hombros, no dejaría que escapará tan pronto. Podía enfrentarme a todo, con él a mi lado las cosas no eran aburridas. Estar con Charlie Weasley era toda una aventura asegurada. ¿Y, por qué no conocer Rumania y dragones?

Phoenix 2#Cantos y plumasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora