Cierro mi casillero y de reojo noto a Rosalíe caminando hacia mí.
La ignoro, y volteo para seguir mi camino con los libros abrazados a mi pecho.
—¡Pandora! —exclama detrás de mí, se apresura y llega a mi lado en cuestión de segundos—. ¿Qué te pasa?
No respondo.
—Bien, sabes que no tengo mucha paciencia. —farfulla, ahora la molesta parece ella—. Dime qué sucede contigo.
Ruedo mis ojos y la observo.
—Estás desaparecida desde el viernes que faltaste y ni te has dignado a responder mis mensajes. —encojo mis hombros.
Tuerce los labios a un costado y ahora luce apenada.
—Tienes razón, perdón —murmura—. Es que estuve con muchas cosas este fin de semana.
Suelto un suspiro.
—¿Esas muchas cosas tienen que ver con el chico misterioso? —interrogo con una ceja alzada, ahora sonriéndole de forma amistosa.
Sus mejillas se colorean y trata de ocultar la sonrisa que asoma por sus labios.
—Eh... sí.
—¿Y cuándo voy a saber quién es? —me quejo.
Vuelve a ponerse nerviosa.
—Prometo que pronto. —balbucea, retocando su cabello por tercera vez en un acto alterado. La conozco demasiado bien ya.
Dejo pasar el tema por esta vez. Nos dirigimos a la clase que compartimos, y a mitad de camino, siento una mano entrelazarse con la mía. Como acto instintivo la suelto de inmediato y mis cejas se hunden con enojo, pero todo ese sentimiento se evapora cuando al voltear, me encuentro con unos ojos oscuros que me miran curiosos.
—Perdón, no quise molestarte con mi romanticismo. —se burla, haciéndome reír.
Es Mark.
—No sabía que eras tú —prometo, entrelazando con fuerza nuestras manos. Me gusta la calidez que siento, pero aun más la seguridad que me da tenerlo a mi lado de esta manera. Como mi novio.
Realmente no hemos hablado de eso todavía, pero creo que quedó más que claro con la última vez en su habitación.
—Todo un fin de semana sin ti fue demasiado aburrido —comenta, haciendo puchero con sus labios—. Por cierto, hola Rosalíe.
La pelirroja le sonríe.
—Hola Webber. Creo que me perdí de algo estos días.
Me encojo de hombros.
—Eso te pasa por no responder mis mensajes —justifico, resentida—. Sobre el fin de semana, estuve haciendo esa terapia familiar y realmente quiero ayudar en eso con mis papás.
—Me alegra que ellos estén resolviendo sus problemas.
—¿Está funcionando? —inquiere mi mejor amiga, entusiasta.
—Sí, bastante —aseguro con una sonrisa feliz—. Ellos ya no pelean. De hecho, puedo escucharlos a la noche reír en la cocina mientras hacen la cena juntos. No quiero interrumpirlos mucho, pero tampoco quiero quedarme... ¿fuera?
—Es entendible —me apoya ella, poniendo una mano sobre mi hombro—. Podrías planificar cosas familiares.
Asiento, es una buena idea.
Llegamos al curso y Rosie se despide de nosotros. Me quedo a solas con Mark. O al menos eso intentamos, pero una figura masculina se acerca a nosotros con ojos un poco apáticos en cuanto visualizan a mi compañero Mark.
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El diario de Pandora
Teen FictionCreo que todas tuvimos un diario íntimo alguna vez. Bueno... éste es el mío. Leerlo sería como estar en mi propia piel, vivir mis experiencias como si estuvieras a mi lado y sentir en carne y hueso mis sentimientos. Pero, ni aun así, jamás llegar...