7. Algo más que amigos

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—Pandora, tengo que hablar contigo —Rosie me toma del brazo mientras rebusco en mi casillero el libro de francés. Me detengo a mirarla, su cara manifiesta preocupación y parece algo decepcionada también.

—¿Qué sucede?

—Vamos a las gradas.

No digo nada, cierro la taquilla y guardo el libro que buscaba dentro de la mochila. Me la amarro al hombro y la sigo hacia el patio escolar. No dice nada en el camino, y eso me pone nerviosa al punto de tener un tic.

Nos sentamos a ver cómo juegan los del baloncesto.

—Me estás asustando, Rosalie. —le acuso con un dedo.

La pelirroja suelta un suspiro.

—Estuve hablando con Isaac estos últimos días...

—¿Le pasa algo malo? —me asusto, tomándola del brazo.

—¡No! No, por suerte no es nada con su salud... o eso creo —duda al respecto—. Es que él... está mal, Pandy. Sé que ustedes terminaron bien, pero él me contó otras cosas. Más bien, me contó sus sentimientos.

—Sí, Isaac me dijo que no estaba enamorado de mí y que todo simplemente... sucedió.

—Bueno, él mintió —asegura, haciéndome arrugar las cejas—. Sí está enamorado de ti. Pero no quiso decírtelo, porque es obvio que tú no lo estás de él —se encoje hombros—. Él me dijo que siempre lo supo, que siempre supo que nunca lo quisiste de esa forma. Pero su no quería que lo dejes, entonces te dio tu espacio, se veían solo aquí y seguía tratándote como su mejor amiga. Pero porque él aun así, podía decir que eras su novia.

—No entiendo por qué me mintió. ¡No entiendo por qué hizo todo eso!

—Porque te ama —murmura, poniendo su mano sobre la mía en la grada—. Y no pretendo que con esto te sientas culpable y vuelvas con él, porque eso sería horrible. También sé que él se enojará cuando se entere que te estoy diciendo todo esto, pero tú eres mi amiga y creo que debes saberlo.

—Mierda, no sé qué hacer ahora —me sincero, pasando una mano por mi pelo para alisarlo hacia atrás. Me siento frustrada ahora— ¿Crees que debería hablar con él?

Tuerce sus labios en una mueca.

—Si lo haces, por favor no menciones esta charla —ruega, poniendo sus manos en la forma de la plegaria—. Pero... ¿qué le dirías?

Niego con mi cabeza.

—No tengo idea.

Nos quedamos un rato calladas, viendo la práctica pero en realidad con la cabeza en Isaac. O al menos la mía lo está en él.

—Gracias por contarme esto. De verdad.

—Creí que era lo mejor —suspira. Me mira a los ojos, veo duda en su mirada—. Oye, tú y Mark... ¿Tienen algo?

Me sale una sonrisa triste. Después de saber esto, no puedo ponerme contenta cuando le cuente que estoy sintiendo grandes cosas por Mark.

—En realidad sí —en su mirada no veo sorpresa. Me conoce lo suficiente para haberlo notado ya—. Nos estamos conociendo, y sé que siento algo por él, pero no sé en qué medida.

—¿Qué sientes cuando le ves?

Lo medito. Pero la respuesta es fácil.

—Demasiadas ganas de estar encima de él. —confieso riendo de mí misma. La pelirroja sonríe y pasa un brazo sobre mis hombros.

—Me parece hermoso que vuelvas a sentir algo por alguien, Pandy.

—Pero no hablaremos solo de mí —le pellizco una mejilla y meneo las cejas—. ¿Tú? Hace tiempo que me hablas de chicos... ¿Te estás viendo con alguien y no me has contado acaso?

El diario de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora