Capítulo II

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-¡Déjame en paz!, ¡Yo no quiero casarme con ella y no lo haré!

-¡Lo harás! ¡Deshonrarás a la familia si te niegas a seguir el acuerdo matrimonial!

-¡Prefiero decepcionarlos a dejarlo!

-¡Hazlo! ¡Quiero estar presente el día de tu ejecución junto a ese estúpido muchacho!

-¡Y yo quiero perderte la pista el día en que tengamos que dejar de ocultarnos para amarnos!

-¡No seas ingenuo, Jeffrey!, ¡Te has revolcado con demasiadas muchachas como para que ahora vengas a decirme esto!, ¿Parezco estúpido? ¿Acaso quieres verme la cara?

-¡Es que ¿Por qué no lo entiendes?! ¡Él es la única persona de la que me he enamorado! ¡¿Tan difícil de comprender es eso?!

-¡Basta de tantas estúpidas habladurías! ¡Te enseñaré a ser un hombre!

El señor que se encontraba frente a él, se arremangó la camisa y se acercó lentamente al muchacho ante la presencia de su alterada mujer, cuyos instintos maternales no le permitían ser testigo de un acto de violencia contra su primogénito.

-¡Ferdinand! ¡¿Cómo te atreves a hablarle así a tu propio hijo?!

-¡Está cometiendo una locura!

-¡Sólo está confundido! ¡Por favor! - rogaba tomando a su esposo del brazo para evitar la locura que iba a cometer

-¡Amo a Joseph Patrick Müller y no estoy confundido con lo que siento! ¡Él es el amor de mi vida!

-¡Déjate de estupideces, Wilfried! ¡Vas a casarte con una mujer porque yo lo digo!

-Golpéame, adelante, ¡Golpéame todo lo que quieras!, ¡Eso no cambiará nada de lo que siento por Patrick!,  jamás, escúchame ¡Jamás en mi patética vida me casaría con alguien que no fuera él! ¡Jamás me casaría con Elizabeth! ¡Primero muerto, Ferdinand Lenz! ¡¿Oíste?! ¡Primero muerto!

Abrió los ojos como platos  con la respiración agitada, y esta sumada al frío sudor viajando por su cien, fueron los factores que denotaron la reciente pesadilla de Lennon, y es que siempre se trataban de los mismos sueños, él en una prestigiosa vivienda en algún otro país cuyo estilo era muy anticuado para su época.

-Johnny, levántate ya, tienes que ir a la escuela - se escuchó detrás de la puerta

-En un segundo voy

John se levantó y se sentó en la cama desacomodando un poco las sábanas y pasándose la mano lentamente por la frente hasta llegar a su cabeza, olvidaba que era martes y de nuevo se había desvelado y desaprovechado su día libre de escuela atormentándose a sí mismo con sus descabellados pensamientos, se puso de pie y de inmediato se dirigió al baño, no podía seguir llegando tarde o terminarían por dejarlo afuera de la primera clase como en las últimas dos semanas.
Luego de darse una ducha, se secó el cabello y se dirigió al armario, vistiéndose con una camisa de cuadros negra, jeans de mezclilla y converse blancas, lo único que le agradaba del colegio, es que las normas comenzaron a ser más liberales, requisitando a los alumnos el uso del uniforme tres veces por semana para los homenajes, y permitiéndoles así usar ropa normal el resto de los días.

-Ya estoy listo, Julia - dijo mientras bajaba las escaleras

-Okay, cariño, no pude cocinarte el almuerzo, porque aún debo alistar a tus hermanas para llevarlas a la guardería y al colegio, pero te daré algo de dinero para que te compres de comer

-Ajá

-¿Irás en autobus? - indagó a la par que sacaba dos billetes y se los extendía al menor

In another life (Mclennon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora