Capítulo V

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Por otra parte, perdido en las calles de Liverpool, la gente podía presenciar a un joven de aproximadamente diecinueve años con  negros cabellos, el cual caminaba de un lugar a otro en busca de una fuente de sustento para conveniencia propia.
Michael McCartney se había decidido por salir de casa para buscar trabajo, pues el simple hecho de saber que sería su padre quien cargaría con el peso de los gastos de todo no lo tenía muy convencido.

El joven llevaba horas buscando un lugar en el que se requiriesen sus servicios, pero al parecer hoy el mundo estaba en su contra, pues casi todos los puestos en los que podía ser contratado con mayor facilidad habían sido ocupados, cansado ya de vagar en vano por las calles, tomó asiento en una banca cercana a los locales de alrededor.
Un rayo de Luz fue lo sus ojos divisaron cuando observó el anuncio que yacía en la parte trasera del periódico que encontró en la banca, para su suerte, era joven y paciente, ser mesero no podía ser tan difícil después de todo, Mike  observó a ambos lados de la calle y al cerciorarse que ningún auto ponía en riesgo su vida, cruzó la calle y entró al lugar, donde una mujer de edad avanzada lo recibió.

—Buenas tardes ¿Tiene reservación?

—No

—Entonces me temo que tendrá que esperar, pues las mesas están todas llenas

— No es importante, no he venido por eso

—¿Entonces a qué?

—Vi su anuncio, tienen una vacante, ¿No es así?

—Bueno, el anuncio se publicó hace más de un mes, no tengo idea si la vacante ha sido ocupada ya, pero puedo llevarte con el gerente para que lo discutan, quizá aún está disponible

—Se lo agradecería mucho

La mujer asintió y le indicó al más joven que la siguiera, Mike acató la orden y caminó detrás de la anciana, pararon justo delante de una puerta en la cual la mujer tocó tres veces, un "Adelante", fue la señal indicativa de que tenía autorización para entrar, por lo cual abrió, encontrándose con la seria mirada de un hombre sentado en su silla frente a un escritorio.

—Diana, ¿Qué sucede?

—Este muchacho viene por la vacante

—Oh, ya veo, puedes pasar, muchacho

Mike agradeció en voz baja, la anciana se limitó a asentir y regresó a su puesto.

—Buenas tardes

—Buenas tardes, hijo, ¿Cuál es su nombre?

—Me llamo Michael, Michael McCartney

—Dime, Michael, ¿Qué es lo que sabe cocinar?

—¿Disculpe?  — indagó Mike confundido

—Sí, ¿Cuál es tu especialidad?, ¿Postres?, ¿Mariscos?, ¿Asados?

—Eh, ¿La pasta?

—Excelente, ¿Estudió en Italia o nació allá?

—De hecho, soy de Escocia y aún no estudio la universidad

—Muy bien, ¿Quién le enseñó entonces?

—Nadie, aprendí un día que mi padre tuvo que viajar y me quedé con mis hermanos en casa

Era cierto, aunque los dotes culinarios de Michael no eran los de un profesional, había aprendido a cocinar las cosas más básicas, pues cuando su padre cuidaba de Mary en el hospital, era él quien se encargaba de cuidar a sus hermanos menores, siendo el responsable de que estos estuviesen limpios, bien vestidos y alimentados.

In another life (Mclennon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora