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— ¡No puede ser, Taesung! —Caminó en círculos por toda la habitación. 

Sus nervios estaban saturados desde que abandonó el escenario.

—De seguro fue coincidencia. No te exaltes —Su amigo trataba de contenerlo, pero ni siquiera él tomaba su propio consejo.

— ¡El señor Min está aquí, ¿Como carajos me pides que no me exalte?!¡También le bailé! Mierda, he hecho una payasada —Se agarró del cabello, desesperado.

—Cálmate —Le volvió a repetir Taesung sin poder moderar su tono brusco. La puerta fue golpeada suavemente por alguien cuando estaba por decir algo más. Ambos miraron con horror en esa dirección, pero el primero en reaccionar fue el rubio —. ¡Ponte el antifaz, rápido! —dijo y el pelinegro obedeció. Se levantó para abrir la puerta, y el guardia de seguridad lo saludó—. ¿Qué sucede?

—Hay dos señores que desean encontrarse con Jay, señor. Uno dice ser Min Youngi y el otro no me dijo su nombre —Taesung chasqueó la lengua y miró a Jaemin.

—Espérame —Volteó hacia su amigo y le susurró lo que el guardia había dicho.

—Que se vayan al diablo —dijo entrando al probador a cambiarse para largarse de ese lugar.

El rubio entendió aquellas palabras y fue a encargarse de los hombres que esperaban a Jaemin mientras él se desarmaba entre temblores en el cubículo del probador.

Taesung caminó hasta donde los esperaban los dos hombres, elegantes y de buen porte.

—Buenas noches, caballeros —saludó, siendo respondido de igual modo.

—Creo que su guardia le informó que deseo una entrevista con el bailarín de hace un rato —dijo el azabache que reconoció como Youngi, pues ya lo había visto un par de veces, y el otro hombre lo miró con las cejas levantadas.

—Me va a disculpar, señor, pero yo llegué mucho antes que usted —replicó el castaño sin perder la paciencia.

— ¿Señor? —Su tono tenía un aire ofendido.

— Disculpe, pero yo llegué antes.

—Yo puedo pagar más —retó Min.

—Juega muy sucio —volvió a decir el de cabellera café. Taesung los miraba con una sonrisa de burla en sus labios.

—Me emociona su pequeña discusión, pero lamento bajarlos de su nube: Jay no va a recibir a ninguno de los dos esta noche. No está en condiciones —sonrió—. Con su permiso—Dio media vuelta, dejando a los dos hombres discutiendo y reclamando el servicio.

Volvió a entrar a la habitación y explotó en una carcajada que sacó a Jaemin apresurado del cubículo.

— ¿Qué pasó? ¿Ya se fueron? —Sus ojos miraban todo con desesperación.

—Se estaban peleando por ti —habló una vez cesado su risa—. Los hubieras visto, estaban diciendo que tal llegó primero y que el otro podía pagar más por verte—Volvió a reír—. Youngi era el más interesado.

—No me parece divertido —dijo tomando su mochila y colgándosela al hombro.

—Pues lo era —Retiró una pequeña lágrima que salió de sus ojos por la risa—. Deberías irte antes de que vuelvan y tumben la puerta, porque se les veía desesperados por verte—guiñó un ojo y Jaemin rodó los suyos.

—Deja de decir idioteces —Agarró un tapabocas negro del mueble que le correspondía y se lo colocó.

—Solo digo lo que veo.

Thorns © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora