03 - Ocasional
Una semana había pasado desde que los encuentros ocasionales entre Mateo y Alicia.
En la cabeza de la última había algo que le disgustaba y si bien, le revolvía un tanto el estómago, pero le resultaba difícil diferenciar si era por asco o por otra cosa.
Le costaba estar con personas porque sentía que las esencias de las personas eran adictivas, y si había algo que odiaba Alicia eran los vicios. Quizá por que le daba miedo que las personas la dejaran, como su abuelo que murió y la dejó en una soledad infernal que la consumía por dentro, o, quizá porque sus padres eran drogadictos y la abandonaron por esa razón.
Afortunadamente pudo crecer con su abuelo que era una persona exitosa y de valores, quién le dejó una herencia de la que podía disfrutar, pero no lo suficiente como disfrutaba de su presencia.
Caminó hasta el pasillo y se detuvo indecisa. Tomó aire y asintió antes de ir hasta la puerta de al lado. Tocó con fuerza la puerta y enseguida bajó la mano con rapidez un poco insegura, ¿por qué estaba haciendo todo eso?
La puerta se abrió y Alicia miró con seriedad a Mateo.
—¿Qué pasa hoy, Ali? —Dijo Mateo recargando su cuerpo en el marco de la puerta.
Alicia pasó saliva cuando vio a Mateo sin camisa y con una sonrisa bastante hermosa. Pero, ¿qué estaba pensando?
—Sabes. —Dijo ella mirándolo seria, casi se podía pensar que estaba molesta. —Creo que no te dejé claro lo de la última vez.
Mateo arrugó el ceño.
—¿Lo de la última vez? —Preguntó Mateo sin entender.
—Sí, lo de la música. —Dijo ella.
—Ah, no he vuelto a hacerlo. —Dijo Mateo frunciendo el ceño.
—S-sí, pero.. creo que no me entendiste. Puedes ponerla en el día, en la madrugada no. —Dijo ella a lo que Mateo volvió a sonreír.
Era completamente estúpido la razón por la que ella estaba allí.
—Entonces.. ¿te gusta mi música? —Preguntó él.
—Sí, bueno, no me gusta tu música. Me gusta LA música. —Recalcó a lo que Mateo asintió tratando de no reírse. —Bueno.. me voy.
—¿Pasas? —Preguntó Mateo corriéndose.
Alicia relamió sus labios y miró al pasillo. Era demasiado tentador, pero prefería que no.
Por ahora, le estaban gustando mucho esos encuentros casuales.
—No, no puedo ahora. Soy una persona muy ocupada. —Aseguró ella a lo que Mateo asintió hundiendo su lengua en su mejilla.
Alicia se dio la vuelta y entró a su casa.
Le gustaban esos encuentros pese a que ya no eran taaan ocasionales.