Final

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Final - Begin

El día hoy no era como a Alicia tanto le gustaban. Hoy el cielo estaba gris, demasiado nublado y el viento estaba más fuerte, en vez de fresco. El día hoy no era como Alicia, pero lucía como ella.

No solo porque ella vistiera un conjunto deportivo gris, sino porque así se sentía desde hace tres días.

Hoy sin embargo, decidió también ir a jugar baloncesto, así que después de haber ido por el balón. Bajó caminando como para ella era costumbre y luego se dirigió al coliseo.

Estaba vacío como siempre, nadie solía venir allí. Era curioso pero, algo que a Alicia le convenía. Aunque no solía jugar todos los días o un día en especial, cuando lo desease, el coliseo estaba libre para ella.

Hizo rebotar el balón en el suelo, y caminó de esta forma hasta estar cerca del aro. Hecho esto, lanzó el balón y falló en su intento de encestarla.

Tomó el balón mientras bufaba. Quizá era muy tarde para darse cuenta de que no tenía ánimos para jugar.

Simplemente se sentó en las gradas e hizo rebotar el balón una y otra vez, hasta que miró a Mateo entrar. Detuvo sus movimientos y a causa de ésto el balón rodó hasta chocar con los pies del morocho.

Mateo recogió el balón y caminó con una sonrisa hasta donde se encontraba Alicia.

El morocho hizo rebotar el balón una y otra vez mientras miraba a la chica que lo tenía loco.

—Perdón por llegar tarde a nuestra cita. —Dijo Mateo provocando que Alicia sonría y frunza un poco el ceño.

—¿Cita? —Preguntó ella.

—Sí, ya sabes.. éstos encuentros ocasionales. —Dijo Mateo alzando sus hombros.

Cada uno tenía una sonrisa en su rostro.

—Perdón por haber dejado que me ganara el miedo. —Dijo ella esta vez mirándolo seria, reflejando con sus ojos la honestidad con la que venían sus palabras.

—Yo no debí haberte dejado ir ese día. —Dijo Mateo negando con la cabeza.

Alicia no pensaba que Mateo había tenido la mínima parte de la culpa, sin embargo omitió eso, porque necesitaba decirle algo urgente.

—Empecemos de nuevo. —Dijo levantándose de las gradas quedando frente al chico que, también había logrado que ésta se volviera loca.

Le encantaba.

Mateo asintió con la cabeza y, como la primera vez, no dudó en juntar sus labios con ella, mientras ponía sus manos en la cintura de ésta y la juntaba a su cuerpo, tratando de saciar la sed que tenía de sus suaves labios. Al igual que ella, quería tener más de él.

—¿Vamos por un helado? —Preguntó Mateo.

—Hace frío. —Dijo Alicia con una sonrisa.

—Bueno, ¿una pizza? —Preguntó a lo que ella asintió.

—¿Va a ser nuestra primer cita formal? —Preguntó provocando que esta vez, la sonrisa apareciera en el rostro de él.

Había entendido que definitivamente el dolor iba a estar en su vida de una forma u otra, porque es una parte irremediable de la vida. Porque había entendido que no quería morir sin tenerlo a él, porque había entendido lo que era la vida. 

Alicia se había liberado del temor.

Porque si Mateo Palacios era un vicio, no le importaba morir por esa adicción.

Vices ; TRUENO [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora