Capítulo 28

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El viaje se le hizo más largo de lo habitual, aún no procesaba la pérdida de su amigo, pero Izan las pagaría, Qaisar había muerto por protegerla, y ella vengaría su muerte, no sería en vano. Llegaron a los establos del palacio, Keyhan la ayudó a bajar con cuidado

-Voy a informarle a sus padres- Dijo soltándose del agarre de Keyhan

-Sé que es un momento duro para ti pero necesitamos hablar de cosas más importantes

-Ahora nada es más importante que eso, en cuanto la envíe me reuniré contigo

Quizás se había excedido un poco, pero Jorshid era algo sentimental a a veces y no era momento para ponerse a llorar, la situación no estaba como para eso. Por el momento se ocuparía de Alí.

Entró despacio al calabozo, el hombre se sobresaltó. Tomó asiento, apoyó las manos en sus rodillas- Y bien Alí, espero que hayas tenido tiempo para pensar y reflexionar...bastante...

-Gran Shah, le juro que no tengo nada ver

-Comandante yo no acostumbro a dar segundas oportunidades, mucho menos si se trata de alguien que sabe mucho, y tu sabes que demasiado, aún así pensé que podrías serme útil mas adelante- En ese momento desenvainó la espada- Pero lo único que has hecho es ocasionarme problemas

-¡Majestad yo!- Dijo el hombre temeroso juntando las manos

-Primero estuviste detrás del ataque a palacio, y ahora casi matan a Jorshid por tu culpa y un príncipe murió, sabes que su muerte puede traer grandes y serios problemas, en el mejor de los casos una guerra, otra, o podría aliarse nuestros enemigos

-Yo pensé que...que quizá si eliminábamos a la reina usted ya podría quedarse con Persépolis

-Puede ser Alí, pero ya no me eres útil, vivo- Sin pensarlo más cortó la cabeza del hombre de un tajaso, la sangre le manchó la.ropa y parte de la cara, volvió a envainar el arma, abrió la puerta- Era un traidor y murió como tal, difunde la noticia, aquel que se atreva a traicionar a nuestro clan, correra su misma suerte

Avanzó por los corredores  menos transitados del palacio, llegó a su habitación, la puerta estaba entreabierta, por la luz de la vela pudo distinguir dos siluetas y dos voces, Jorshid y su abuela

-Jorshid tienes que levantarte, no te puedes permitir llorar, no ahora, nos acaban de declarar la guerra, otra, una para la que no estamos listos, así que termina con esa carta ya y pongámonos a lo que interesa

-Mi mejor amigo acaba de morir, y murió por mí, al menos déjame presentar mis respetos ante su familia, es lo mínimo que puedo hacer por él- Ni siquiera había tenido tiempo para cambiarse, aquella sangre seca que había en su mano era de él, de su amigo, uno que había muerto por su culpa

-Eres una reina, eres joven, bonita, acostúmbrate, la gente morirá por ti todo el tiempo. Se embarcarán en causas imposibles solo por su reina, y morirán, ¡y a ti solo te quedará rezar por sus almas y esperar a los próximos! Y así sera por el resto de tu vida

Keyhan irrumpió en la habitación en ese momento- Quisiera hablar con la reina- Miró entonces a Nakisá- A solas...

-Cuando estés en condiciones ven a verme- Sin mediar más palabra abandonó el cuarto cerrando la puerta tras si

Jorshid volvió a desplomarze sobre la cama- ¿Ahora escuchas detrás de las puertas?- Preguntó con sorna

-¿Podrías decir gracias?

-Yo era perfectamente capaz de deshacerme de mi abuela- Dijo sin dejar de frotarse las manos, necesitaba lavarse y pronto o sentía que se volvería loca

Jorshid, la historia de una reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora