Era alguien de su tipo

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- sigo siendo un rábano... - murmuró Yashiro recorriendo el hogar de los Minamoto con una aura depresiva.

Su plan nunca había sido convertirse en rábano, además, no tendría sentido. ¿No debería de ser un pez? ¿Cómo terminó como un rábano?

Ambos eran terribles opciones pero un rábano era más humillante.

Unas pequeñas lágrimas volvieron a formarse en sus ojos.

Ella sólo quería que Hanako-kun sea feliz, con un buen rubio como pretendiente, o dos, o un buen hombre arácnido que cuidara de él por siempre pero con más amor y cariño que antes.

Eran condiciones.

- bueno... Soy un rábano por una buena razón- pensó en voz alta con una sonrisa.

Porque él necesitaba encontrar el amor en otra persona que no sea ella.

Antes de que sea tarde.

¿Había sido una gran idiotez de su parte? Su deseo era evitar que Hanako-kun sufriese de amor por su culpa.... Sería matar a dos pájaros de un tiro.

Había hecho un buen trato para que viviese felizmente, sólo tenía que hacer que se enamorara de alguien imposible y ser correspondido para liberarlo.

Ese había sido el trato que hizo.

Él nunca fue de su tipo, no era mucho más alto que ella, ni tenía pensamientos normales o una aura de príncipe como Teru Minamoto, quien era naturalmente un príncipe encantador.

¡Hanako-kun sería un diablillo! ¡El villano a su lado!

Pero podría ser un poco.... Demasiado su tipo de chico.

Y era probable que también le quería.

Por eso, haría cosas estúpidas y lindas por amor.

Iba a morir joven, de todas formas.

Y él era un buen chico.

Él no podía dejar de ser un espíritu.

Y el espíritu de ella, cuando muriese, no sería como el suyo.

Hanako-kun era alguien que solía culpar se por todas las cosas malas que pasaban a su alrededor.

¡Y seguramente, cuando ella no estuviese más, él podría tener a alguien!

Yuuri tenía un enamoramiento en su amiga de la infancia, no? En Yuuri On Ice. Pero no terminaron juntos por cosas que ocurrieron con la aparición de alguien más. Aún así, él encontró a alguien mejor a quien amar.

Si pudiese darle esa felicidad a Hanako-kun, ella estaría satisfecha también.

Era una condición beneficiosa.

- ¡Kou-nii!

El chillido de la menor de los Minamoto hizo que alzara su mirada hacia la puerta, los chicos habían vuelto.

- ¡chicos!- exclamó felizmente ella al verlos.

Cuando los ojos de Hanako-kun se posaron sobre ella y la observaron, Yashiro se contrajo un poco y tragó en seco.

- ¡sigues siendo un rábano!- bromeó él sin culpa alguna y se rió de ella.

- ¡deja de llamarme así!

Él la ignoró y acomodó su mochila.

Había conseguido algo para ella.

- no seas tan malo con ella- suspiró Kou golpeándole la parte posterior de su cabeza antes de dirigirse a la cocina.

Yashiro sólo quiso algo de Boys LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora