18| La segunda canción

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Owen y yo caminamos por los pasillos de la escuela sumidos en silencio total, como ya era costumbre entre nosotros, sin embargo, además de ser incómodo, percibí una tensión entre ambos que no era capaz de comprender. El chico llevaba los últimos días actuando más extraño de lo normal, pero en ese preciso momento parecía como si una fuerza invisible nos alejara el uno al otro a pesar de estar a tan sólo unos centímetros de distancia; si quería podía rozar mi mano con la suya, pero no lo hice.

—¿Para qué me buscabas?—le pregunté en cuanto me harté de la falta de ruido. Odiaba el silencio, me hacía sentir incómoda.

—Oh—balbuceó para sí, como si despertara de un trance, mirándome por primera vez desde que salimos de la oficina del director—Quería enseñarte la canción antes de subirla a internet, pero las actividades del festival están a punto de comenzar...

—Ya, bueno, yo realmente no tengo nada muy importante que hacer además de apoyar a Denisse y a Adeline en los concursos de catrinas y pasarme un rato por la presentación de Elián—me encogí de hombros—Solo debo dejar mis cosas en el salón de clases—añadí señalando la mochila prácticamente vacía que cargaba en mi espalda—Así que a excepción de eso tengo el día libre, dime cuando quieras enseñármela.

—Creo que estaré todo el día en la sala de música, puedes ir a buscarme cuando quieras—respondió con simpleza, como si fuera lo más normal del mundo.

Yo paré en seco. ¿porqué iba a pasársela todo el día ahí dentro? Ya ni yo, que había personas en la escuela con las que prefería no toparme, iba a mantenerme encerrada; el día era especial, solo había una hora de clases (que perdí cuando llegué tarde) y el resto del tiempo teníamos actividades recreativas, ¿para qué si quiera venir a la escuela si no ibas a hacer nada?

Cuando Owen vio que no le seguía el paso se detuvo y retrocedió hasta hallarse a mi altura, cuando nuestras miradas se cruzaron ambas demostraron confusión, pero por razones distintas.

—¿Porqué?—cuestioné—¿No hay cosas que quieras ver? ¿Porqué no aprovechas para pasar rato con tus amigos?

—Realmente no tengo amigos, así que no tengo otra cosa que hacer.

Eso me sorprendió, es decir, yo ya había notado que la mayor parte del tiempo se la pasaba solo, pero que él lo confirmase era otra cosa y que lo dijera como si se tratara de una verdad absoluta, era mucho peor. Siempre me imaginé que se tendría algún amigo oculto, porque vamos, no era perfecto, pero era un buen chico. Mi cerebro no concebía la idea de que nadie quisiera llevarse con él.

—Vamos—le dije dándole un leve codazo en el hombro, para tratar de animarlo—Después de todo lo que hemos pasado creo que puedes considerarme una amiga tuya—ante esto me ofreció una pequeña sonrisa que le devolví—Además, estoy segura de que podrías tener muchos amigos, de hecho, por si no lo sabías, eres bastante popular—recordé como Mila había usado su nombre para que la gente leyera el periódico—Y he visto como muchas chicas se detienen a hablarte, si charlas mas con ellas podrías volverte más cercano a muchas personas.

—No lo creo, sólo me hablan por la canción. Seguro se molestarían si se enteraran que no la escribí yo.

—Pero no van a enterarse—argumenté, porque era cierto, que la gente se enterara que Owen no era el autor de las canciones implicaría que mi nombre saliera a la luz y eso era algo que no iba a permitir, por mucho que me molestara que alguien más se llevara el crédito por mis escritos—A la gente le gustan los músicos, podrías empezar por ahí y sacar temas de conversación—le dije alzando mi dedo índice—También eres muy listo—añadí alzando mi dedo medio, sin comprender que me había motivado a animarlo—Agradable, interesante y guapo—enumeré—Tienes buenas cualidades para tener un amplio grupo de amistades.

Del porqué cupido te odia (TRILOGÍA Cupido #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora