1| El video

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Supe que mi vida amorosa estaba destinada al fracaso el día de mi cumpleaños número diecisiete, cuando mi séptimo novio me dejó. Quisiera decir que el idiota había tenido la decencia de hacerlo en persona, hablándome cara a cara, pero no fue así; el susodicho creyó que enviarme un mensaje de texto, junto con una foto en la que besaba a otra chica, sería más que suficiente.

     Además, recalco, lo hizo el día de mi cumpleaños.

     Pero bueno, en realidad eso no es lo importante en esta historia, sino lo que sucedió después.

     Ese video, ese maldito video.

     Todo comenzó una mañana de octubre. La brisa otoñal comenzaba a hacerse notar por las calles de la ciudad, la época en la que los abrigos y bufandas abundaban entre la gente comenzaba y yo no me quedaba atrás. Caminaba por la plaza principal con un gorro tejido por mi abuela y un suéter rosa que me llegaba casi a las rodillas. Sostenía un libro en mi mano izquierda y en la derecha, un termo con café que había traído preparado desde mi casa.

     Porque... Pobreza.

     Me encontraba a punto de darle un sorbo a mi bebida cuando sentí a mi teléfono vibrar en la bolsa trasera del pantalón, por lo que saqué el aparato y noté que se trataba de un mensaje de Adeline, una de mis mejores amigas.

     Ese mensaje fue lo que cambió todo.

«Adeline ha enviado un video»

     Decidí que no era buena idea reproducir ese video en plena plaza, a la vista de todos y sin audífonos —aprendí la lección hacía dos navidades, cuando escuché una broma suya de muy mal gusto al máximo volumen, frente a toda mi familia. Desde ese día no confiaba en nada que ella mandara—, por lo que me dirigí a una banca alejada, donde acomodé mi café a un lado, y mi libro al otro. Saqué los audífonos del bolso delantero de mis pantalones, los conecté al teléfono celular, coloqué cada uno en un oído y luego abrí el archivo.

     Lo primero que vi fue la sonrisa radiante de un apuesto chico con cabello castaño oscuro y grandes ojos cafés resguardados por unas largas pestañas. Me encontraba tan embelesada observándolo que ni si quiera leí el titulo del video y simplemente me dispuse a descubrir de que trataba sobre la marcha.

     Error de principiantes.

     El castaño sacó una guitarra e intensificó su sonrisa a la cámara, luego colocó sus dedos de la mano izquierda en el mástil y los de la otra los acercó a las cuerdas, para después deslizarlos sobre estas, empezando a tocar una melodía que hizo que mi cuerpo se meciera de un lado a otro..., hasta que puse atención a la letra de la canción y me detuve abruptamente.

«He oído los rumores,
y aunque intentó pensar que no es verdad,
en el fondo lo sé, lo sé, lo sé.
Ya no me amas como antes,
ya no me miras como solías,
no hay más sonrisas,
ni miradas compartidas,
mucho menos risas ni caricias.

Woh woh, woh woh.

Ya solo queda mi corazón,
roto, porque enloqueció por ti, por ti, por ti,
antes de que lo destruyeras,
lo pisaras y me lo devolvieras.

Por eso, aunque se que dolerá,
te pido que te alejes de mí, de mí, de mí.

Porque cada vez que te veo,
recuerdo todo,
porque cupido me engañó,
pues el amor no es más fuerte,
o al menos, el nuestro no lo fue.

Del porqué cupido te odia (TRILOGÍA Cupido #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora