Deseo 4

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Dos días (y medio) pasaron, más de 60 horas de las cuales había pensado en Yugi Amane más tiempo del que le gustaría. Sus dedos, sus labios que apenas la habían rozado, pero aun causaban pequeñas corrientes en los lugares que habían sido tocados por ellos. Recuerdos y deseos que la hacían sentir inmoral, como si estuviera siendo una niña mala, "Vamos, ya no soy una chiquilla" se regañó así misma ante el pensamiento.

Cuando estaba sola en su habitación por la noche, dejaba volar su imaginación tanto como quería, sin restringirse. Imaginaba esos labios juguetones sobre los suyos, esos dedos en lugares que no estaba bien que un chico que no fuera su novio tocara, esos ojos ámbar, nublados en placer, mirándola solo a ella...

"¡No está bien que hagamos ese tipo de cosas si no nos amamos!" cerró sus piernas con fuerza con la esperanza de suprimir la sensación entre ellas. "Las hormonas son realmente peligrosas" sorprendida de su mente sucia, se escondió debajo de las mantas de su cama.

"Esto no esta bien, Yugi-kun no es mi tipo, es menor que yo y ni siquiera le gusto. No debería sentirme de esta manera por él"  se volvió destapar mirando el techo blanco sobre ella. Su mente divago por esa única vez en la que se vieron y hablaron hace medio año, ya algo borrosos.

FlashBack

—Es importante que traigan esto terminado para la próxima reunión— dijo él presidente del consejo estudiantil justo antes de que alguien entrara con prisa en la sala que estaban usando para el comité.

Con una risita nerviosa, el chico, se disculpo y tomó asiento en el lugar libre al lado de Nene.

—Esta bien. Yugi Amane, de primer año, ¿verdad? puedes preguntarle a alguien luego sobre lo que hable antes— el presidente, Minamoto Teru, le aconsejo amable para después seguir con su trabajo.

Hasta el termino de la sesión todo siguió bien, pero al final cuando lo vio tan complicado porque no tenía los puntos más importantes, realmente sintió que debía ayudarlo. Podía hacerlo, así que no era un problema.

Con un poco de timidez al principio, se le acercó.

—Yugi-kun— lo llamó. Él volteo a verla— puedo prestarte mis apuntes si quieres— le ofreció su cuaderno de notas.

El menor la miró con una sonrisa de alivio, tomando el cuaderno un momento después.

—Gracias, me salvaste.. mh

—Yashiro Nene, segundo año— se presentó, sintiéndose orgullosa de que por fin había cumplido con su responsabilidad como senpai de ayudar a un kouhai— puedes devolvérmelo en cuanto termines de copiarlo.

Estaba bien, pues en realidad ya había memorizado sus pendientes mientras lo escribía.

—Bien, entonces iré a dejarlo a tu salón a la hora de almuerzo, Yashiro-senpai— volvió a mirar el cuaderno de la fémina, dándose cuenta de que un lápiz con colgante de luna seguía atrapado entre los espirales— ah no creo que quieras que me lleve esto conmigo— dijo sacándolo y devolviéndoselo a su dueña.

Miró el lápiz con una pequeña mueca. Le gustaba mucho cuando lo compro para el aniversario en conmemoración de la primera vez que el hombre piso la luna, pero cuando lo uso por primera vez supo que no podría usarlo tanto como querría, pues era muy pesado.

— Puedes quedártelo si te gusta, no creo que pueda usarlo como se merece— sonrió tomando las manos de Amane quien aun sostenía el articulo de papelería— esa luna se parece al color de tus ojos, así que es perfecto para ti.

Él chico apartó la mirada, y segundos después con algo de timidez dijo— Gracias, lo cuidaré bien.

Fin del FlashBack

"Esa vez recuerdo que pensé que era lindo y tímido, pero ahora se ve totalmente diferente" rodó en la cama quedando frente a la ventana y el pequeño espacio entre las cortinas cerradas que dejaba ver el cielo de pocas estrellas y brillante luna.

"¡No puedo creer que le dije eso!" se revolcó moviendo los pies con desesperación, con la cara más parecida al color de una remolacha.

Suspirando se sentó en la cama, ya sabía que no podría conciliar el sueño fácilmente esa noche. Con pasos silenciosos y conscientes de que sus padres dormían en la habitación de al lado, caminó hasta la ventana, abriendo las cortinas junto a la ventana de par en par y así dejar que la brillante luz de luna se filtrará al interior de su habitación. Aspiró profundo disfrutando del agradable olor de la madrugada.

La vista y la sensación le recordaron a esa vez que recibió su primera carta de amor, esa misma noche hace 4 meses y 12 días, si, ella jamás olvidaría el día exacto en que recibió su primera carta, se había sentado a leerla por una quinta vez bajo una luna similar a esta. Aun se emocionaba cuando lo pensaba, incluso la releía de vez en cuando.

Era tan tierno que en la forma que hablaba de ella y le decía indirectamente que la quería, pues realmente en ninguna de sus cartas dijo "te amo" o "me gustas"..

Si tan solo tuviera remitente, estaba segura de que saldría con esa persona o lo intentaría, pero ni esa ni las otras 2 que recibió tenían el nombre de la persona que las escribió, solo algo que quizá era un seudónimo; Hanako-kun. Las tres cartas tenían ese nombre al final.

Se dirigió hasta su escritorio y buscó en uno de sus cajones hasta que dio con tres sobres guardados entre las hojas de su diario de vida... o fantasías, en el cual también había hablado sobre su misterioso enamorado.

Con los sobres en mano volvió a su ventana y sentada justo debajo de ella, se dispuso a leerlas nuevamente. Sintió su corazón latir y su pecho apretarse, era una sensación realmente hermosa la de saber que alguien allá afuera te mira de esa forma como él describe.

Al terminar, las llevó a su pecho sintiendo su propio corazón latir a través de los papeles. "Sería tan genial si Amane-kun las hubiera escrito".

Sabia que estaba mal, pero hasta hace poco el remitente de sus cartas no era mas que un príncipe sin rostro, sin embargo, ahora sin quererlo le estaba dando el rostro de un chico que apenas conocía, un chico que la había hecho caer ante sus encantos, y aun que no era su tipo.. le gustaba un poco.

Se levantó del suelo, y silenciosamente devolvió todo a su lugar antes de volver a su cama.

No estaba bien, el chico de sus sueños no era ningún pervertido, era mucho más alto que ella, y preferiblemente de su edad o un poco mayor, era inteligente, indudablemente guapo, respetuoso, amoroso... ¿porqué su príncipe dejaba de ser tan de ensueño ahora?

Aunque no es lo que esperaba, un chico un poco pervertido no estaba mal, siempre y cuando solo fuera con ella. Tampoco estaba mal que fuera menor, ni que apenas 2 cm de el la sobrepasaran. No estaba mal que fuera Yugi Amane.

Con el reloj marcando las 1:38 am, se durmió pensando que estaría bien si el chico amable de las cartas y el Amane seductor fueran el mismo.

Continuará...

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Palabras: 1180

Ese fue el capítulo de hoy, solo Yashiro reflexionando y recordando.

Espero que les haya gustado.

Nos leemos la próxima semana.

~Sayonara

Hagamos cosas indecentes | Amanene/HananeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora