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- Muy lindo todo pero sigo enojado.

Estaba apunto de cerrar la puerta justo cuando Emilio logró adentrar la mitad de su cuerpo al hogar del menor, impidiéndole ignorarlo. Movió el enorme oso de peluche que tenía entre sus brazos junto a una caja repleta de chocolates y suspiro, no lograba ver al menor.

Joaquín contuvo la risa y empujó hacia abajo el hombro del oso, logrando ver a Emilio sonriendo con nerviosismo.

-Me perdonas por haberte ignorado?- balbuceó, haciendo muecas por el rulo que caía sobre su rostro molestándolo. El castaño suspiro mientras acortaba la distancia entre ambos para luego acomodar el rulo castaño detrás de la oreja del chico y acunar su rostro entre sus manos, dispuesto a besarlo.

Pero justo cuando estaba por unir sus labios, unos pasos alertaron a ambos chicos, provocando que el menor empujara a Emilio haciéndolo caer de trasero en la entrada de su casa.

-¡Mamá!-chilló-¿Que haces aquí?

Su progenitora alzó una ceja, sonriendo con burla-Vivi aquí

-Oh, cierto...

Emilio se quejó en el suelo llamando la atención de la mujer, quien se acercó curiosa. Joaquín negó.

-Mamá, quédate donde estas-Pidió ocultando al castaño más oscuro con su pequeño cuerpo- es un testigo de jehová, ve a dormir que yo me encargo.

Sin embargo la mujer parecía demasiado dispuesta a ver quien escondía su hijo. Luego de una pequeña lucha que duro unos pocos minutos, su progenitora lo aparto de un caderazo mandándolo directo al suelo junto a Emilio. Ambos sonrieron con inocencia.

- Mamá, él es ...

- Hola, suegrita.

Abrió sus ojos con sorpresa volteando hacia Emilio. Iba a matarlo, sí, eso haría.

Se volvió sobre él arrebatándole el peluche y comenzó a golpearlo con este, ignorando su risa y gritos de piedad. Tomo dos chocolates de la caja, cauteloso de que esta no se arruinará, y apretó las mejillas del moreno para acto seguido meter los chocolates en su boca bruscamente.

Eres un idio ... -

Su madre chilló- ¡Joaquín! ¿Así es como tratas a tu novio?

Sin dejar de fulminar a Emilio con la mirada, se dirigió a la mujer- no es mi no ...

- ¡Estás castigado, jovencito! que mal novio eres, hijo. Ven muchacho, pasa - invitó entrando a su hogar.

Oyó la risa de Emilio y acercó su rostro dispuesto a amenazarlo, pero las palabras murieron en su boca cuando el mayor acortó la distancia de un rápido movimiento y junto a sus labios. Joaquín suspiró.

- ¿Sigues queriendo matarme? - cuestionó divertido.

El castaño rodó sus ojos antes de volver a capturar sus labios- ya me vengaré.

Un tonto lindo[Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora