Un tonto lindo[Emiliaco]

Prologo

-Niño, deja de acosarme-espeto el mayor volteando hacia el para encararlo, Joaquin trago con fuerza quedándose perplejo en su lugar.

Joder, el chico era realmente guapo de cerca.

-¿Como es que alguien puede ser tan perfecto?- pregunto en un murmuro el menor observando detalladamente el rostro de Dios griego frente a él. Sintió que estaba apunto de desvanecerse allí mismo cuando las mejillas del rizado se tornaron levemente de un tono carmesí- oh! Santos cielos, ¿te dolió la caída, angel?

Bien, eso si que lo había resultado como esperaba.

El mayor frunció el ceño sin entender el piropo y chasqueo la lengua, ladeando la cabeza de un lado a otro en un intento fallido de ocultar su sonrojo.

-Solo... solo déjame tranquilo- murmuro volteando nuevamente para seguir con su camino, no obstante la voz del castaño lo detuvo.

-¡Es el destino!- lo oyó exclamar detrás de él- ¡chico que no conozco, tu eres mi alma gemela!

Emilio apresuró su paso sintiéndose avergonzado al sentir varias miradas sobre el y sintió como su rostro comenzaba a arder cada vez más.

-¡Oh no! No escaparas tan fácil- la voz del ojimiel nuevamente llegó a sus oídos y maldijo por lo bajo conteniendo sus ganas de golpearlo cuando sintió una mano sobre su hombro- acabo del ser flechado, hazte cargo.

-¿Qué cosas dices?- pregunto entre dientes el mayor queriendo evitar las miradas ajenas-niño, no te conozco, déjame en paz.

Estaba por zafarse de su agarre para irse rápidamente del lugar pero su plan ode escape de vio arruinado cuando el menor lo volteó y sin darle tiempo de reaccionar dejó un corto beso en sus labios.

El rizado parecía estar a punto de estallar.

-¡Niño tonto!- gritó limpiándose los labios con el dorso de su mano, haciendo que el menor forme un pequeño puchero-¡eres un...

-Un tonto lindo- lo interrumpió el menor esbozando una sonrisa coqueta acompañada de un guiño. Emilio resopló con con impotencia volteándose y alejándose rápidamente del castaño- ¡esto no quedará así, amor mío! ¡Nos volveremos a ver! ¡Estamos destinados!

-Estúpido niño tonto- murmuro saliendo del centro comercial casi corriendo.