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Se abrazo así mismo al salir del cine en
busca de calidez, la noche estaba
oscura y fría, demasiado para su
friolento cuerpo. Sus dientes chocaban
entre ellos por el leve temblor de su
mandibula mientras comenzaba a
caminar por la no muy transitada calle.
Quería llegar lo antes posible a su casa,
encerrarse en su habitación con
películas y comida chatarra y no salir por
años de su apodada cueva. Si era
posible quería que su habitación lo
tragara y no lo escupiera jamás.

Arrugó su nariz al sentirla congelada y
suspiró, viendo el vapor salir de su boca.
Debia apresurarse sino quería sufrir un
resfriado.

- Joaquin! -ay no.

Apresuró sus pasos queriendo hacerse
una bolita en medio de la calle. De
seguro Emilio quería compartirle lo gracioso y ridículo que se habia visto en
la sala del cine, dejarle en claro que no
quería nada o peor aún, confesarle que
es un mocoso fastidioso e insoportable.
Contuvo el aliento mientras intentaba
escapar del mayor, no quería oír cuan
patético se vió.

- Joaquin! -repitió con un tono más fuerte y demandante. Al instante se detuvo,
extrañado.

- Qué? -preguntó tosco- no volveré a
hablarte si es lo quieres decirme.

Emilio frunció su ceño, acercándose hasta quedar a tan solo centímetros de
distancia. Ambos mantuvieron el silencio
por unos cuantos minutos, dedicándose
a mirar fijamente al otro.

- La noche esta muy fría, no lo crees?-Emilio fue quien rompió el hielo mostrando una sonrisa nerviosa. Joaquín resopló.

-Solo burlate y déjame irme.

- Eres un idiota -le comunicó con
irritación, provocando que el más bajo lo
mirará aturdido-realmente eres un niño
tonto, Joaquin.
-Qué... -sus palabras quedaron en el
aire cuando Emilio bruscamente cortó la
distancia entre ambos y se inclinó hacia
él, depositando un rápido e inocente
beso en sus labios. Por unos cuantos
segundos Joaquín se mantuvo estático, con los ojos abiertos y su cuerpo completamente quiero, haciendo reir
suavemente a Emilio.

- Bien, cuando salgas de tu pequeño
shock me avisas, mientras tanto voy a
darte algo de calor. Estás helado. -
musitó pasando sus brazos por su
pequeña cintura para atraerlo a su
Cuerpo. Joaquin suspiró, comenzaba a
amar la sensación de calidez que lo envolvía al estar entre sus brazos.

Sonrió apoyándose en su pecho y alzó
su rostro, encontrándose con la
iluminada mirada café que terminó por
encantarlo. Se estiró un poco y en un
rápido movimiento unió sus labios
nuevamente, esta vez en un beso más
duradero y cálido, cargado de
sentimientos reprimidos, deseo e ilusión.

Las sensaciones que ambos sintieron en
ese momento fueron inexplicables. Sin
dudas era una de las mejores noche de
Sus vidas.

Un tonto lindo[Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora