La risa de Yibo no se hizo esperar a lo que la mirada del rector se poso en él de inmediato.
¿De qué te ríes Yibo?-le preguntó extrañado.
De que más, de usted y sus comentarios tan tontos con su perdón-le dijo sin dejar de reír.
¿Comentarios...tontos?-se quedo callado un momento-, no creo que sean tontos-lo dijo inconscientemente.
Si claro-lo dijo en voz baja y siguio tecleando sin mirarlo.
Es la verdad Yibo, no digo tonterías y para demostrartelo te voy a invitar a comer en la hora de descanso-le propuso.
No lo creo señor Lin, quede en salir a comer con algunos amigos de la empresa, lo siento-le dijo sin mirarlo.
Bueno, entonces mañana-le dijo sin detenerse.
No, lo siento ya que iré con mi jefe a comer-puso otra excusa para negarse.
Bueno, entonces después de mañana-insistió.
Seré sincero señor Lin, no me interesa salir con usted en absoluto así que deje de insistirme que mi respuesta siempre será no, ahora dejeme trabajar que tengo demasiado por hacer-fue sincero con lo que pensaba y decía.
No le gusto lo que escuchó e iba a usar la fuerza si era necesario pero Yibo ya tenía algo planeado también.
Le recomiendo que no intente nada, no creo que quiera que su esposa se enteré de lo que hace usted con todo y pruebas, ¿o si?-levantó la mirada la cual contenía una mirada macabra.
Los ojos de Yibo se dilataron en cuanto lo miró asustando al rector, retrocedió para luego salir corriendo del lugar.
Sus ojos volvieron a su estado normal para luego sonreír satisfecho de lo que hizo para quitarselo de encima por completo y siguió trabajando.
El día fue tranquilo, ya no hubo más acoso de parte del rector lo cual relajo a los demás secretarios por completo, recibió y dio documentación a su jefe quien estaba bastante ocupado.
En la hora de la comida no salió de su oficina lo cual le preocupo a Yibo y decidió entrar a ver si necesitaba algo para poder ayudarle.
Tocó la puerta y al no oír nada decidio entrar en silencio pero lo que no se esperaba fuera que encontrará a su jefe en un momento inapropiado, pudo ver como el rostro de su jefe estaba sudoroso lo cual le provoco una descarga en todo el cuerpo.
*Escena 18*
Escuchar los jadeos de su jefe provocó que su miembro se despertará casi de golpe, iba a irse pero la voz del rector y su padre se hicieron presentes en el pasillo a lo que presa del pánico entró a la oficina para caminar hacia su jefe para taparle la boca.
Sus ojos se abrieron al ver aquel trozo de carne que estaba entre las piernas de su jefe, sus mejillas se tornaron rojas por lo que vio así que miro a otro lado sin soltar su boca.
La puerta de su oficina se escuchó del otro lado alarmando a los dos de inmediato.
Zhan, ¿sigues ahí?-ni siquiera se movieron-, creo que se ha ido a comer Lin-le dijo al rector para luego alejarse de la oficina.
Respiraron aliviados y lo soltó más tranquilo Yibo, Zhan estaba algo aturdido pero a la vez exitado, tomó a su secretario de la cintura para sentarlo encima de su miembro palpitante.
Yibo estaba en shock pero sus ojos se abrieron al sentir como el miembro de su jefe palpitaba abajo de él, las manos de Zhan bajaron al miembro despierto de Yibo quien al sentir el rose solto un jadeo sorpresivo.
N...No, no haga eso por favor-lo aparto como pudo.
¿No lo deseas Yibo?-le dijo en su oído estremeciendolo.
Sus labios recorrieron su cuello provocandole jadeos al de ojos dorados pero no hizo más que aferrarse a la camisa de Zhan mientras apretaba los ojos.
Te deseo Yibo, no sabes cuanto-desabrocho su camisa para comenzar a dejar besos y marcas en todo su pecho.
Ahhhh...Z...Zhan Ge-gimió ante el tacto.
Comenzo a frotarse en el miembro de su jefe quien soltó un gruñido de placer ante eso y continuó estimulando al menor con sus manos.
La temperatura aumento en la oficina trayendo solo jadeos y gemidos sin estar haciendo aún nada todavía.
ESTÁS LEYENDO
Ojos dorados (ZhanYi)
FanfictionNo todos nacemos como anhelamos pero somos iguales sin importar que pase. Wang Yi Bo un joven de 22 años cumplidos tiene algo que lo hace diferente a todos los demás: sus ojos, tiene los ojos dorados como los de un león. Ningún médico pudo saber por...