Cap 5: Pelea fallida

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Hayami estaba en su nueva habitación, mirando atentamente las pequeñas manchas oscuras en su techo.

—Si a ti te llamo Alfredo, y a ti Carlos, a este lo llamaré... —susurró la chica señalando a sus nuevos "amigos". —¿Raúl? Creo que Raúl es un buen nombre, ¿qué les parece?

A pesar de que nadie le respondió, la pelimorada esperó unos segundos su respuesta.

—Me alegra que les gustara... aunque si no lo hacía, tampoco es como si ustedes pudieran quejarse.

La chica rió, sin terminar de sentir la soledad del lugar.

—Estoy aburrida.

Luego de unos minutos manteniendo una ambigua conversación con sus manchas, varios pasos resonaron afuera de su puerta, y cuando estos se detuvieron, tocaron la puerta.

—Hey, Hayami, muévete. Tienes una misión.

—¡¿Una misión?! —Como si de un resorte se tratara, literalmente saltó afuera de su cama, dirigiéndose a abrir su puerta. —Ya estoy lista, vámonos.

—Ni siquiera te he dicho que vas a hacer, estúpida. Tu misión podría ser sólo llevar el agua —masculló un pequeño pelirrojo.

—Haré cualquier cosa con tal de salir de aquí —Hayami tomó el cuello de la camisa masculina, tirando de esta para acercarlo a su cara. —Solo sácame de aquí, Chuuya.

—¡S-Suéltame! —sorprendido por la repentina cercanía, el chico se alejó bruscamente. —Cállate y sígueme.

—¿Me vas a llevar a tu habitación? Porque si es así, déjame decirte que primero va el café, y luego el delicioso.

—¡No te voy a llevar a mi habitación! ¡Vas a ver los detalles de tu misión! Diablos, ¿por qué tenía que ser yo el encargado de esto?

Entre murmullos y maldiciones por parte del pelirrojo, y sonrisas triunfantes por parte de Hayami, llegaron a la sala de la Port Mafia.

—Aquí, harás equipo con Lagartija Negra. Se trata de una emboscada hacia la Agencia de Detectives, tú sabes quienes son, los vimos hace poco cuando fuimos a investigar sobre la apariencia del Tigre Blanco.

—Oh, en cierto —La pelimorada asintió recordando. —Entonces me alegra poder trabajar con ustedes, espero llevarnos bien.

—Lo mismo digo, señorita —El señor mayor asintió, para luego hacer una pequeña señal con su mano. —Entonces, nos vamos yendo. Andando.

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—¿Este es el lugar? —preguntó Hayami viendo la pequeña puerta de entrada. —Parece una oficina.

—Ni siquiera tienen guardias.

—Tal vez no haya nadie... —murmuró la fémina.

—No, hay están. Vamos a entrar.

Con una señal, la puerta fue derribada, y todos entramos al lugar.

—Oh, pues sí que estaban aquí —La chica miró con curiosidad a los "detectives". —¿Si matamos a uno puedo quedármelo?

—¿Qué están... —murmuró un tipo alto con lentes.

—¡Disparen! —fue lo último que se escuchó antes de los disparos.

Y cuando estos pararon, la morena sintió como era agarrada por la cintura, y luego aplastada contra una pared.

—Ups —Con fuerza, la fémina pateó al mismo tipo con lentes. —Creí que sería más fácil atraparlos —reacia a recibir más golpes, se acercó a una de las esquinas del lugar. —Oh, hola, mucho gusto. Soy Kurosawa Hayami, ¿y tú?

Esperó pacientemente a que el chico con poncho le respondiera, pero él se veía muy tranquilo y sin ganas de responder a su pregunta.

—Fue muy estúpida su idea de venir aquí y derrotarnos —fue lo único que dijo el varón.

—Ay, pues yo nos tenía algo de fe —Hayami suspiró, resignada. —Y yo que quería llevarme un cuerpo con poderes.

—¿Qué se supone qué haces tú aquí? —Le preguntó —No estás ayudándolos.

—Es que tengo sed... —Sin ningún disimulo, miró atentamente la bebida que tenía el chico en su mano. —Y tú casualmente tienes-

—No te daré, así que vete.

—Auch, mi corazoncito —Con un gesto dolido, Hayami fingió llorar. —Pero, te perdonaré por romperlo si abres tus ojos.

—¿Qué...?

—Es que estos cuarenta segundos viéndote me causaron intrigrada al ver que puedes ver las cosas con los ojos cerrados.

—Bien —El de gorra marrón se levantó de la mesa en la cual estaba sentado. —Kenji, llévate a esta también.

—¡Sí! —Y como si la fémina no pesara nada,  fue levantada por un chico rubio que se veía unos cuantos años menor que ella.

—¡¿Cómo tienes tanta fuerza?! —gritó sorprendida la chica. —¡¿Tienes pensado morir pronto!? ¡Serías un bebé fantástico para mi colección!

—Nop —Luego de sus palabras, el varón la lanzó por la ventana.

—¡Ahí voy abuelo! —Cuando estuvo a punto de tocar el suelo, la morena giró en el aire, cayendo sentada sobre la pila de cuerpos derrotados de la Port Mafia. —Fue una misión muy interesante... Aunque algo improductiva.

Al ver que nadie contestaba, Hayami los miró detenidamente. —Diablos, voy a tener que pedir ayuda.

Como pudo, pasó por encima de los cuerpos esparcidos en el lugar, y se acercó al primer teléfono fijo que vio. —A ver... —Luego de presionar el botón de "Llamada por cobrar" esperó pacientemente a que contestaran. —Hola, sí... ¿Puedo hablar con Chuuya? ¿No? Bueno entonces dejaré a esta gente morir aquí —escuchó paciente la voz extrañada que le hablaba desde la otra línea. —¿Qué? Pues obviamente el abuelo, curitas y Pucca. No, no es mi problema que no sepa quienes son, solo traiga algo para llevárnoslos.

Minutos después, una van de color negro apareció al frente del edificio de detectives.

—¿Hayami? —preguntó Ichiyo, bajando el vidrio del asiento del piloto. —¿Fuiste tú la qué llamó?

—Hice lo que pude, rubia —La chica se subió al auto. —Ahora vámonos, tengo hambre.

—Tengo una pregunta —dijo la conductora antes de empezar a andar.

—Claro, ¿qué sucede?

—¿Quienes son el abuelo, curitas y... Pucca?

Uniones Oscuras [Bungou Stray Dogs X OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora