Cap 2: La Port Mafia

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—¡Te dije que no salieras! —gritó Sute encolerizada. —¡Necesitábamos seguir escondidos hasta estar seguros de quienes eran nuestros atacantes!

—¡Pero no puedo hacer nada aquí dentro, necesito salir y buscar nuevas partes para reemplazar a mi último bebé! ¡Además, nadie estuvo cerca. Lo juro!

La mayor suspiró —Bien, pero si nos atacan, tú serás la responsable.

—Nadie nos atacará. Relájate —Hayami le restó importancia al tema, agitando una de las orejas recién cortadas que sostenía. —Con esto, me voy entonces. Tengo una cabeza esperándome en mi consultorio.

Salió de ahí, y dio unos cuantos pasos antes de escuchar disparos, seguido de un gran estruendo y gritos.

—¡Nos atacan! —gritó la pelimorada mientras corría directo a esconderse. No tenía a un ayudante, ni a sus armas, es decir, estaba indefensa. —¡Corran!

Se suponía que llegaría a su dormitorio y tomaría sus armas, o se escondería debajo de la cama.

O ambas, era lo que pensara primero.

Pero ni siquiera logró cruzar la primera esquina antes que fuera acorralada por alguien con apariencia de ninja.

—Ay señor, me va a matar un chico que se cree ninja, ¿qué es esto? ¿Pucca? —refunfuñó la chica con decepción. —¿Por lo menos puedes cortar mi cabeza y unirla a un torso que tenga los pechos grandes? Se suponía que moriría cuando tuviera a un sucesor y él me haría ese favor, pero este no fue mi mes —esperó a que su atacante hablara, pero no se inmutó. —¿Sabes cómo se debe hacer el trabajo de forense? Es un poco difícil explicarlo ahora, pero puedo decirte que el formol se expande mal si lo inyectas en el abdomen, y no me cortes por ahora en el cuello, quedará una fea cicatriz, mejor apuñalame en el pecho.

Sin miedo, tomó la mano que presionaba el cuchillo en su garganta y la llevó a su pecho.

—¿Lo haces a la cuenta de tres? Aunque tal vez sea mejor si lo haces en el dos para que yo no lo espere, ¿verdad? Sí, yo creo que sí.

La cara del supuesto ninja era un poema, se suponía que la atraparía y llevaría ante su jefe, y hasta hace unas horas, sólo había conocido a una persona que aceptara y bromeara tanto con su propia muerte.

—Entonces... Si no vas a matarme, ¿puedo ir a buscar mis armas? Tal vez así podamos tener una pelea justa, ya que tus hombres a-asesinaron a mi... —Las palabras se trabaron en su garganta, y el dolor se expandía de nuevo. —¡A mi bebé! ¡Ustedes, seres despiadados y sin corazón! ¡Tardé dos días consiguiendo esas manos! ¡DOS, DÍAS! Y ustedes sólo aparecieron de pronto y lo asesinaron... ¡Sólo mátame de una vez! —jaló la mano del ninja de nuevo con la intención de clavar la cuchilla en su pecho, pero antes de que el filo llegara a rozar su piel, el arma se detuvo, al igual que su cuerpo.

—¡¿Qué me pasa?! —gritó Hayami al sentir como su cuerpo dejaba de responder, y quedaba inmóvil. —Esto era lo que me faltaba. Ya me quedé paralítica.

—No puedo creer que cada vez que queremos reclutar a alguien, este termine estando demente —dijo apareciendo de repente un chico con un sombrero negro y el pelo largo rojizo. —Y tampoco puedo creer que la dejes hacer lo que quiera mientras le apuntas, se supone que si tú tienes el arma, tú mandas.

El día cada vez era más raro, primero los atacaban los hombres de negro, luego ninjas y ahora aparecían personas volando con buen estilo...

Muy normal su semana.

—Es ella, ¿no? —preguntó el chico. —Creo que sí, es la más baja de las dos y con menos pechos.

A Hayami no le importó mucho lo dicho por aquel sujeto volador, más le importaba el hecho de no poder moverse.

—¿No se supone que me iban a asesinar? —musitó la pelimorada.

—Sí, podríamos hacerlo... pero no ganamos nada con eso, además, el jefe nos pidió que te lleváramos, y nosotros seguimos órdenes.

Las personas que se añadían a escena volvían a multiplicarse, ahora un viejo con un monóculo caminaba tranquilamente hacia ella, seguido de otra persona más.

—Ya terminamos por aquí. Ya podemos irnos —El viejo hizo una seña, y en un segundo ya todos se habían reunido a su alrededor. —Chuuya, vamos.

—No me digas que hacer —El chico al que llamaron Chuuya chasqueó la lengua, y cuando él empezó a moverse, Hayami igual.

—¡¿Qué?! ¡¿Cómo que terminamos aquí?! ¡¿A dónde me llevan?! Si esto es un secuestro debo decirles que nadie va a pagar mi rescate... Y soy bajita con pechos pequeños, así que no podrán venderme por un precio elevado —La chica que se movía por si sola y en contra de su voluntad, empezó a quejarse. —¿Mi hermana sigue aquí? Si no la asesinaron, ¿creen que me busque? A mí me parece que no, estaba molesta porque yo los guié hacia nosotros, ¿pueden creerlo? Pensando esas cosas de mí.

—Ya, cállate —masculló Chuuya. —Si sigues así todo el camino, sí pensaré en llevarte ante el jefe muerta... y no es mentira lo que dijo tu hermana, llevábamos siguiéndote por tres semanas, no puedo creer que seas tan idiota como para no haberte darte cuenta.

Eso le cayó como un balde de agua fría a Hayami, realmente todo sí había sido su culpa...

—Ah, bueno. ¿Qué se le puede hacer? A veces esas cosas suceden —Eso fue lo último que dijo la de piel morena hasta el final del trayecto.

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—¿Dónde estamos? —preguntó la pelimorada después de aproximadamente una hora de silencio. —¿Esta es su guarida?

—Así es, señorita —El viejo estiró un poco su brazo, señalando el lugar. —Bienvenida a la Port Mafia —Todo el lugar estaba oscuro y lúgubre al principio, pero a medida que se adentraban más... Lo único que cambiaba era el espacio, ya que era más amplio.

—Bueno, aquí por lo menos hay más luz —opinó la chica al pasar por un largo pasillo con ventanales. —Pero, ¿vamos a seguir caminando? Ya recorrí todo esto, juro que hasta vi a personas durmiendo tranquilamente en sus habitaciones.

—No seas exagerada —La única persona que no se detuvo y se separó en el caminó rodó los ojos. —Apenas y terminamos de pasar la entrada.

—Ay, Chuuya. Creo que tienes una mala noción del tiempo —Ambos llegaron al final del pasillo, quedando frente a frente con una puerta. —Adivino, esta es la puerta de tu jefe.

—Vaya, para ser una idiota tienes un poco de sentido común —El pelirrojo fingió una sonrisa. —Y llámame con más respeto soy superior a ti.

—Sí, sí —dijo la chica rodando los ojos mientras el pelirrojo con sombrero abría la puerta.

Uniones Oscuras [Bungou Stray Dogs X OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora