Mierda, Sing

1.5K 244 29
                                    

Plan y Gun no tardaron absolutamente nada en empezar a murmurar cuando divisaron a Krist ingresando en la cafetería acompañado de, nada más y nada menos que Singto Prachaya.

¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? Parecen dos viejas chismosas .— se queja Kimmon, dirigiendo su mirada hacia sus dos amigos, quienes le miraron estupefactos y después, señalaron hacia donde Krist se encontraba acompañando a Singto por algo para almorzar. — Oh, miren, Krist está con el niño anaconda.

Plan soltó una carcajada.

— ¿Le contaste a Kimmon? — inquirió Gun, mirando acusadora mente a Plan.

— De hecho, fue Krist quien me contó. Estaba tan desesperado de que el niño anaconda lo perdonara, que nos contó a todos su... hermosa y romántica primera charla. — respondió Kimmon con tranquilidad y sarcasmo. Gun estuvo a punto de regañarle.

— Hola, chicos. — saludó Krist, sonriendo con un poco de tensión. Sabía que sus amigos podían ser algo... extraños, y a él no le importaba, sólo que, esta vez, no quería asustar a Singto. — Eh... Él es Singto Prachaya. Va a ser nuestro amigo ahora.

Kimmon, Plan y Gun se miraron entre sí con un poco de sorpresa.

— Yo soy Plan, encantado de conocerte. — saluda el segundo chico de la sala, estirando su mano hacia Singto, el cual, es correspondida con timidez.

Un gusto, Plan... — susurra, sonriendo.

— Mi nombre es Gun, y tú... ¡eres una ternura! — Gun exclamó, apretando las mejillas de Singto. Éste se queja por lo bajo, pero sonríe avergonzado.

G-gracias, Gun.

— Éste mocoso, ni respeto a sus mayores. — niega Krist riendo por la acción de Gun.

— Soy Kimmon. — murmuró el pelinegro, sacudiendo levemente su mano. Singto asiente en forma de saludo. — Así que... Tú eres el niño anaco...

Las palabras de Kimmon fueron interrumpidas por las manos de Plan, sobre su boca y las histéricas risas de Gun.

— No le hagas caso a Kimmon, Singto, no sabe lo que dice. — le asegura el más bajo de todos al mayor, sonriendo tranquilizadoramente. — Y dime, ¿qué estudias?

Krist casi se siente morir de un infarto. Si no fuese por Plan, Kimmon habría dicho algo verdaderamente estúpido e imprudente, lo que habría desencadenado un ataque de pánico a Singto y de seguro habría salido huyendo.

Iba a ser un poco complicado que Singto y sus amigos se llevasen bien, pero esos idiotas estaban advertidos; tenían que ayudarle a entrar en confianza con Singto, para conseguir su objetivo o Krist se vería obligado a hacerles pasar vergüenza con sus novios, ya que ser el consejero de todos sus amigos y su cofre de secretos tenía ventajas con aroma a chantaje.

«👬»

— Ah... Mhm~...

De nuevo Singto empujaba en su interior, más duro, más rápido. Oh, joder, podía sentir todas y cada una de las hinchadas venas sobresaltando y palpitando por la carne caliente... O al menos, eso era lo que se imaginaba.

Krist no podía entender por qué, pero cada vez que pasaba más tiempo con Singto, sus fantasías se volvían mejores. Más realistas, más deliciosas.

Movió su mano con más rapidez, buscando llegar lo más rápido posible. No tenía demasiado tiempo, pero no había podido evitarlo.

— M-mierda... Singto... — susurró Krist, intentando vanamente morder sus labios para acallar sus quejidos placenteros. Pero, en el fondo, se sentía insatisfecho. Aunque la potencia de su vibrador estaba al máximo y aunque se encontraba moviéndolo fervientemente adentro y afuera en su entrada, no se sentía del todo satisfecho.

ꜰᴀʟᴏꜰɪʟɪᴀ  [SingtoxKrist]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora